lunes, 31 de octubre de 2011

Ñoquis de sémola a la romana

Todavía no estoy segura de que el origen de esta receta sea realmente romano, porque estando en Roma no pude encontrar un solo restaurant que los ofrezca, y habiendo consultado con muchos nativos de esa ciudad, la mayoría no conocía su existencia. Sea como sea la realidad es que en mi familia se viene cocinando este plato desde hace por lo menos tres generaciones y quien lo introdujo fue Rosario, la madrina de mi mamá, que era española, así que olvidemos el tema gentilicio y pongamos manos a la obra. Debo aclarar que yo les voy a contar la forma en que nosotros los comemos, que es la más simple, pero sé que hay gente que les agrega alguna salsa o crema para acompañar, eso depende del gusto de cada uno.  
En primer lugar  colocamos una olla al fuego con  1 litro de leche, 100 cc de agua,  un puñado de sal gruesa y una cucharada de manteca. Cuando llega a punto de ebullición agregamos en forma de lluvia 400 grs. de sémola de trigo candeal (no recomiendo usar la finita, sino la que es más similar a un rebozador) y  revolvemos por unos minutos hasta que la preparación espese. Apagamos el fuego e inmediatamente agregamos dos yemas y  mezclamos muy bien. Condimentamos con pimienta y nuez moscada. Lo extendemos sobre una mesada de mármol o una placa (cualquiera de las dos debe estar enmantecada para facilitar el trabajo posterior) dejándolo de aproximadamente 1,5 cm de espesor. Cuando ya está fría  cortamos medallones de unos cinco centímetros de diámetro. Vamos colocando los ñoquis en una placa enmantecada encimándolos un poco entre sí. Antes de cocinarlos los rociamos con un hilo de manteca derretida y los espolvoreamos con queso rallado. Cocinamos en horno fuerte por unos 25 minutos y los gratinamos unos 5 minutos  para que queden doraditos.

Como verán, la placa es tan vieja como la receta...de colección!

miércoles, 26 de octubre de 2011

Frola de ricota

Acá en Argentina cuando decimos “pasta frola” nos referimos a una tarta rellena de dulce de membrillo o batata, pero en realidad “frola” deriva del término italiano “frolla” con el que se denomina al tipo de masa que se utiliza en varias preparaciones. Por eso hoy, utilizando una masa dulce muy simple, vamos a hacer una frola rellena de ricota. Para la masa hay que mezclar 100 grs de manteca blanda con 80 grs de azúcar, 2 yemas y esencia de vainilla. Cuando está todo hecho una crema, agregamos 225 grs de harina con una pizca de polvo leudante y, sin amasar, unimos hasta formar un bollo (las cantidades son exactas). Mientras lo dejamos reposar en la heladera vamos a preparar el relleno. Mezclamos 800 grs de ricota con 150 grs de azúcar, 4 claras (o 5 si los huevos son chicos) y ralladura de limón o naranja. Forramos una tartera con la masa (yo usé una de 26 cm con bordes altos) y reservamos un poquito para hacer las tiritas de decoración. Pinchamos la superficie y volcamos el relleno. Terminamos haciendo un “enrejado” con el sobrante de masa y cocinamos en horno medio por unos 45 a 50 minutos. Si te gusta la tarta tapada, podés hacer el doble de masa y cubrirla completamente.

domingo, 23 de octubre de 2011

Las cosas por su nombre

 Es muy común que cuando nos encontramos frente a alguna receta proveniente otro país aparezca el término harina "de fuerza", y seguramente muchos de ustedes, como yo, se habrán preguntado a qué tipo de harina se refiere. Bueno, les cuento que no es ni más ni menos que la harina 000, que es menos refinada que la 0000. La harina de fuerza es la que se utiliza para productos de panadería, ya que contiene un mayor porcentaje de Gluten, que es la proteína responsable de  que los gases de la fermentación se queden retenidos en el interior de la masa, haciendo que esta suba, por eso la denominación de “fuerza”.

Palmeritas

Con mate, café o té, nada más rico que unas palmeritas caseras. Necestiás sólo dos ingredientes para hacerlas: masa de hojaldre (si estás un poco vago podés usar una tapa de tarta comprada, pero fíjate que sea la que dice hojaldrada) y azúcar. Primero tenés que espolvorear la mesa con bastante azúcar, colocar la masa encima y  cubrirla también con azúcar. Después tenés que estirarla un poco con el palo de amasar hasta que veas que el azúcar penetró en el hojaldre. Finalmente enrollás de ambos lados hasta el centro y con un cuchillo afilado cortás rodajitas de un dedo de espesor. Las ponés en una placa bien enmantecada y las llevás a un horno fuerte hasta que se empiezan a dorar, las das vuelta y las terminás de cocinar. Es muy importante que apenas están listas las retires de la placa porque si no se van a pegar. Si te gusta las podés espolvorear con coco rallado cuando las sacás del horno.
Las que ves en la foto las hice con la receta del hojaldre rápido que podés encontrar en la sección de Recetas básicas.


miércoles, 19 de octubre de 2011

Relleno para empanadas de carne de la abuela Pilar


Debo admitir que no soy muy devota de las empanadas de carne, pero las que hacía mi abuela Pilar no eran solo “empanadas de carne”, les puedo asegurar que no hay una sola persona que haya probado este relleno y no le haya gustado. Tiene el equilibrio perfecto entre dulce y picante, así que  no se asusten por la cantidad de azúcar porque combinada con el resto de los ingredientes queda totalmente balanceada. Les paso la receta y les cuento que también les sirve para hacer pastel de papa, y si reemplazan la papa por calabaza o batata queda más rico todavía.

Para empezar colocamos una olla al fuego y en un poco de aceite rehogamos 2 cebollas y 1 morrón (si es rojo mejor) picados muy chiquititos. Cuando los vegetales están bien sudados, agregamos 1 kilo de carne picada y vamos revolviendo para que no se formen “grumos” de carne. Tiene que quedar bien jugosa y de un color marrón clarito (no sequita y de color oscuro). A medida que cocinamos la carne vamos a ir agregando los condimentos: sal a gusto, 1 cda. de pimentón dulce, 1 pizca de pimentón picante, 1cda. de mezcla de especias, ½ cda. de comino y ½ de ají molido. Antes de terminar la cocción  incorporamos de 4 o 5 cdas. colmadas de azúcar, apagamos el fuego y mezclamos para que el azúcar se disuelva con el mismo calor de la preparación. Luego le agregamos 2 huevos duros  picados y unas 15 aceitunas también finamente picadas. Por último incorporamos 2 cebollas de verdeo en rodajitas, crudas.
Para preparar empanadas es mejor que el relleno esté bien frío, yo recomiendo prepararlo por lo menos un día antes de usarlo.
Este relleno se puede conservar en el freezer; aunque tiene huevo duro, como está picado y mezclado con otros ingredientes, no van a tener problema.

martes, 18 de octubre de 2011

Pimienta para todos los gustos


El nombre científico de la planta cuyo fruto es la pimienta es “Piper nigrum”.  El fruto es una baya (aproximadamente de 5mm) que se puede usar entera o en polvo.

Blanca, negra, roja, verde, existen muchos tipos de pimientas que se utilizan en gastronomía, aunque los cuatro colores que acabo de mencionar pertenecen a la misma variedad, pero con distintos tiempos de maduración y sometida a diferentes procesos.

- Si se recogen las bayas, antes de estar maduras y se dejan secar al sol, fermentan, se arrugan y oscurecen hasta volverse marrones, casi negras, es lo que conocemos por la pimienta negra.
- Si se dejan madurar las bayas en la planta, entonces se vuelven de color rojizo. Después de recogerlas, se mojan en agua de mar, se les quita la cáscara y el núcleo interior es de color blanco, que se pone a secar, de esta forma tenemos la pimienta blanca. La pimienta blanca en grano es más picante que la negra pero no tiene el perfume y sabor de la pimienta negra.
- De este mismo fruto sin remojo se obtiene la pimienta roja, mucho menos frecuente en los mercados que la anterior.
- Los granos de pimienta verde son los que se recogen antes de madurar, que suelen conservarse en salmuera o en vinagre. La pimienta verde tiene un sabor algo más suave y frutal aunque picante.
La pimienta roja no debe confundirse con la rosa que son las bayas rosadas de un árbol sudamericano. Tiene un sabor ligeramente resinoso y puede ser tóxica en grandes cantidades.

lunes, 17 de octubre de 2011

Hummus y pan de nuez

Cuando pensé en el menú para el día de la madre lo primero que definí fue el plato principal y el postre: paella de mariscos y lemon pie (la torta preferida de mamá).  A la hora de elegir una entrada quise salir un poco de la picada habitual y como tenía una lata de garbanzos a mano opté por el hummus. Para acompañarlo pensé nuevamente en mamá y como a ella le encantan los panes negros y las frutas secas hice un pan integral de nueces. La combinación quedó perfecta. Les paso ambas recetas que, además de ricas y nutritivas, son muy fáciles. Para el hummus hay que procesar una lata de garbanzos, un diente de ajo, dos cdas. de jugo de limón, una cda. de tahini (pasta de sésamo) y aceite oliva en cantidad necesaria hasta obtener una pasta untuosa. Condimentar con sal y pimienta. Si no tenés tahini, lo podés reemplazar por una o dos cdas. de sésamo tostado, no es lo mismo pero igual le aporta mucho sabor. En el momento de servirlo lo espolvoreás con un poquito de  pimentón y listo. Para el pan usé la misma receta del pan integral (podés usar la que a vos más te guste) y le agregué un poco de canela y nueces partidas. Este pan después de unos días lo tostás y queda muuuucho más rico, probalo!
El vino?...gentileza de la Bodega Viniterra, siempre acompañando buenos momentos...

jueves, 13 de octubre de 2011

Fideos con vegetales, estilo oriental...para Nico

A pedido de Nico, que no solo es vegetariano sino que además no le gusta el queso, les voy a contar cómo hacer un salteado de fideos y vegetales, muy parecido al “chow mien” (plato típico de la cocina china). Es una forma distinta de comer pasta y de incorporar verduras a nuestra dieta, saliendo un poco de la rutina de las ensaladas.
Lo primero que hay que hacer es cocinar fideos largos (sin son finitos, mejor) y retirarlos cuando todavía les falta 1 minuto de cocción. Los escurrimos, los lavamos con agua fría (es para que después no se peguen) y los reservamos. Para las verduras yo elegí zanahoria, zuchini, cebolla, cebolla de verdeo y brotes de soja (si te gustan podés agregar morrón, berenjena, chauchas, etc…) y las corté en juliana (bastoncitos muy finitos). En un wok o sartén profunda (ideal si es antiadherente) puse un chorrito de aceite y cuando estuvo bien caliente incorporé la cebolla común, la zanahoria y el zuchini. Hay que saltearlas unos minutos hasta que esté tiernas, pero no hechas puré.

Cuando ya “aflojaron” un poco agregué el verdeo, los brotes y un buen chorro de salsa de soja. Cociné unos minutos más y por  último incorporé los fideos. En ese momento hay mezclar, agregar un poco más de salsa de soja y esperar a que todo tome buena temperatura (no olvidemos que los fideos estaban fríos). Para terminar le puse unas semillas de sésamo tostadas que le dan muy buen sabor y nos hacen muy bien.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Lomitos de atún en lata

Esta semana (hasta el domingo inlcusive) podés encontrar en el supermercado COTO las latas de lomitos de atún (al natural o en aceite), de marca propia, a $5,99 cada una, llevando dos iguales. Te las recomiendo porque ya las probé y la calidad es igual o superior a la de las primeras marcas que cuestan casi el doble.

Leicaj "pegajoso" para Andy...

Hoy les voy a contar como hacer un “Leicaj”. Muchos se preguntarán: ¿qué es eso?, es un budín típico de la cocina judía, cuyo ingrediente principal es la miel. Yo lo conocía, pero nunca lo había hecho, así que cuando uno de los dueños del lugar donde trabajo me dijo que tenía ganas de incorporarlo a la oferta de pastelería,  empezó la búsqueda de la receta ideal. Como era de esperarse, encontré tantas recetas como “bobes” hay en la colectividad. Decidí jugarme por una que me pareció bastante equilibrada, ¿el resultado?, un riquísimo budín especiado, con un ligero sabor a café, pero que, según Andy (el antojado), no tenía nada que ver con el leicaj “súper pegajoso” que él  acostumbraba comer. (Igual ya les pasaré la receta de este budín de miel y café, porque fue todo un hallazgo). Como cabeza dura que soy, seguí buscando recetas, y dado que ninguna me convencía me basé en la descripción de color, sabor y textura que tenía que lograr, y combiné cantidades e ingredientes a mi criterio, por suerte no me equivoqué. Hice el budín más húmedo, esponjoso y pegajoso que comí en mi vida, una verdadera delicia. Aquí va la receta: licuar 350 grs de miel, 2 huevos, 200 grs de aceite neutro, ½ taza de té fuerte, ½ manzana verde, 180 grs de azúcar blanca, 60 grs de azúcar negra y un chorrito de whisky o cognac. A esta mezcla agregar 300 grs de harina, 2 cditas. de polvo leudante, 1 cda. de canela y ½ cdita. de clavo de olor (ojo!, el clavo es muy invasivo). La mezcla queda bastante líquida, pero así tiene que ser. Volcar la preparación en un molde untado con aceite y harina (yo usé uno rectangular de 20 por 30, pero vos elegí el que te guste) y cocinar en horno moderado.  El punto de cocción se chequea igual que en otros budines, aunque éste es muchísimo más húmedo.

domingo, 9 de octubre de 2011

Siga la Vaca, ¿parrilla o salad bar?...

El sábado a la noche decidimos aprovechar unas invitaciones que teníamos para ir a cenar a “Siga la Vaca” y elegimos la sucursal de San Isidro. Para aquellos que no conocen el sistema les cuento que se paga un cubierto por persona (el día más caro es $93, excepto en Pto. Madero que es de $110) y el mismo incluye toda la comida (entradas, guarniciones, parrilla), bebida (agua libre y a elegir entre 1 vino y una jarra de gaseosa o de cerveza), y un postre (hay mucha variedad). Créanme si les digo que un vegetariano sería feliz en este lugar. Para sorpresa de muchos la mesa de entradas, además de algunos quesos, fiambres y carnes frías, ofrece muchísimas y riquísimas preparaciones a base de verduras (ensalada waldorf, rusa,  caprese, coleslaw,  espárragos, escabeches, champiñones a la provenzal, batatas acarameladas, tarta tipo pascualina, tortilla, pickles, aceitunas, cebollas al vino tinto, y más). Y por si esto fuera poco, hay dos mesas llenas de vegetales  para armarte tu propia ensalada, donde podes encontrar lechuga, tomate, zanahoria, rúcula, espinaca, champiñones crudos, remolacha, choclo, chauchas, brócolis, además de puré de papa y calabaza. Todo es muy fresco y lo reponen constantemente. Si queres papas fritas, te las lleva el mozo directo a la mesa. 



 Ahora pasemos a la parrilla, que es lo que debería destacarse aquí. Digo “debería” porque, aun siendo buena, creo que no cubrió las expectativas. De los cortes que probamos, sólo critico el matambre vacuno (buena cocción, pero dura la carne) y la morcilla (rica, pero la sirvieron fría), el resto –chinchulines, chorizo, pechito y matambrito de cerdo, vacío, asado- excelentes. El mayor problema fue que muchos de los cortes que figuran en la pizarra no existían, como la entraña o el solomillo de cerdo.  Otro punto en contra es que hay una sola parrilla para todo el salón, y dada la dimensión del lugar y el hecho de que es autoservicio, el camino de regreso a tu mesa puede hacerse eterno y por mucha voluntad que ponga el parrillero, la comida termina llegando tibia.

Finalmente llegó la hora de los postres. Debo decir que en general la presentación y la calidad son muy buenas, así como la posibilidad de elegir entre muchas opciones. Como pastelera de alma y oficio que soy,  no pude evitar que una de las elecciones fuera el “volcán de chocolate”, es la prueba de rigor, y lamentablemente la prueba no fue superada con éxito: quien tuvo la ardua tarea de desmoldar el volcán, no lo hizo con suficiente delicadeza y llegó a la mesa algo que parecía un sombrero flotando sobre el río. Más allá del inconveniente, el sabor y la textura estuvieron muy bien logrados, y la decoración que completaba el plato, también. El otro postre fue un flan mixto, bien casero, sin objeciones.


La conclusión de la noche fue: existen muchas parrillas de barrio que ofrecen menú libre más completo (acá no hay ni provoleta ni mollejas, por ejemplo), de igual o mejor calidad y a mitad de precio. El salad bar es excelente, sí, pero no justifica los casi $100 de cubierto.
 

viernes, 7 de octubre de 2011

A cuidarnos sin privarnos...

La entrada de hoy es una especie de preámbulo para una nueva sección que próximamente incluiré en el blog: "Recetas saludables". No me gustan los términos "diet" o "light", porque realmente no les encuentro sentido. Yo asocio lo sano con ciertos hábitos que hacen a un estilo de vida y no con una dieta determinada. Creo que hay miles de alimentos que nos pueden ayudar a mejorar nuestra calidad de vida, y que solo es cuestión de probarlos y aprender a incorporarlos a nuestro menú cotidiano.
Antes de empezar a subir recetas, voy a darles algunas sugerencias generales para tener en cuenta: 

Es importante que a la hora de cocinar vegetales, recurramos al horno, microondas o la vaporiera y no al hervor, ya que éste último le quita muchos de sus nutrientes.
-  No usemos el rocío vegetal comprado, ya que es imposible saber qué es lo que realmente contiene ese aerosol. Es recomendable comprar un contenedor de plástico con gatillo (como los de limpieza) y cargarlo nosotros con aceite.
- Cuando rehogamos lo ideal es utilizar el rociador  para dosificar la cantidad de aceite y evitar los excesos. Siempre procuremos que no sea mezcla, y en lo posible que sea de oliva. En el caso del de girasol, maíz o soja, al calentarlos, cambia la composición química de los ácidos grasos del aceite, saturándose. Esta condición puede ser la base para que el organismo genere colesterol de forma similar a los alimentos de origen animal. Por esta razón, se recomienda que estos aceites sean utilizados en forma cruda para condimentar y no para cocinar.
- Cuando condimentemos ensaladas, siempre midamos el aderezo por cucharadas para evitar los excesos.
- Reemplacemos los productos lácteos enteros por descremados.
- Si queremos suavizar una salsa, en lugar de usar crema, usemos queso blanco.
- En todos aquellos aderezos fríos cuya base original sea la crema (por ejemplo la ensalada waldorf), la misma puede reemplazarse por yogurt natural.
- Lo ideal es evitar el uso de mayonesa, pero ahora existen en el mercado opciones sin colesterol que, utilizadas en pequeñas cantidades, aportan pocas calorías y una cantidad muy poco significativa de grasas. 
- A la hora de rebozar milanesas o supremas, agreguemos al pan rallado un poco de avena y semillas (lino, sésamo, girasol, chía). No solo son saludables, sino que dejan la preparación mucho más rica y crocante.

lunes, 3 de octubre de 2011

Sarkis, para paladares especiados

Si sos amante de la comida armenia o árabe, seguramente alguna vez habrás recibido el comentario: “tenés que ir a Sarkis”, y quien te lo hizo, no se equivocó. Conocí muchos lugares de cocina de medio oriente y todos se destacan por algún plato, a diferencia de Sarkis, donde todo es destacable. No hablo solo por experiencia propia (ya que fui solo dos veces), sino por la de mis amigos y conocidos, expertos en este tipo de sabores, entre quienes nunca encontré críticas negativas. Algo que me sorprendió al momento de sentarme a la mesa fue que, además de las cartas tradicionales, hay una carta meramente explicativa donde se detallan los ingredientes y tipos de cocción utilizados en cada plato. La atención de los mozos puede fluctuar en velocidad,  de acuerdo a la ocupación del lugar, que siempre suele estar lleno, pero aunque resultara lenta, nunca deja de ser atenta.  Ahora vamos a lo nuestro, ¿qué comimos?. Como entrada pedimos media porción de queso feta (un poco escasa, $18) y media de ensalada Belén($14), muy ricos. Otro punto a favor, se puede pedir media porción de casi todos los platos.

 Como principales elegimos dos de la parrilla: un “fierro de cordero” (brochette de trozos de cordero adobado acompañada con tomate y cebolla, para compartir, $58) y medio “kafta de carne completo” (especie de brochette de carne vacuna picada, bien condimentada, servida sobre un pan finito muy crocante y cubierta con salsa de yogurt natural y perejil, $31). Ambos platos estaban deliciosos, la carne en su punto justo y las especias totalmente equilibradas.


Éramos tres y comimos más que bien, de hecho, no nos quedó lugar para el postre. Tomamos agua mineral ($12) y una copa de vino ($12). La carta de vinos es variada y los precios, al igual que los de la comida, muy razonables. Solo tengo dos cosas a observar: no nos cambiaron los platos entre la entrada y los principales; y me pareció un poco caro el servicio de mesa, $8 por un poco de pan árabe, calentito y rico, pero pan al fin. Más allá de esos detalles, es para volver.

Queda en Thames 1101 (a una cuadra de Av. Córdoba). Solo aceptan efectivo y no toman reservas, lleguen temprano o armados de paciencia.