miércoles, 27 de noviembre de 2013

"El Ñandú", sabor y naturaleza se conjugan a minutos de la ciudad...


"El Ñandú" ofrece una gran variedad de platos regionales, cortes de carne, pescados, quesadillas, ensaladas y mucho más, todo cocinado en horno de barro o parrilla, al igual que sus “primas hermanas” Las Cholas, Las Cholitas o Las Cabras. Si bien la ambientación es muy similar en todas (mesas y sillas rústicas, mantel de papel, velitas y crayones para dibujar), El Ñandú se caracteriza por su entorno natural. Está en Acassuso y ubicado muy cerca de la ribera, inmerso en una especie de bosque, por lo que parte de atrás del restaurant ofrece la posibilidad de comer al aire libre y rodeado de árboles. El lugar es muy grande, de hecho hay dos zonas de parrillas porque con una sola no darían abasto para todos los comensales. Las mesas están bien distribuidas, sin amontonar, y la atención, que en este tipo de lugares suele ser lenta, es bastante ágil.

 
Respecto de la comida, siguen la fórmula de toda la cadena mencionada al principio, no cobran cubierto y sirven pan casero con manteca (el pan buenísimo, y  la manteca siempre es “Sancor”). Los platos son muy abundantes y muy bien servidos, y el precio más que justo. Un hallazgo son los pescados, como el pacú a la parrilla que sale sobre colchón de verdes, tomate, palta y champignones frescos ($69,50). Perfecta la cocción y de sabor increíble, ya que el Pacú es un pescado de río que suele tener gusto a tierra y este no fue el caso (ya lo había probado en “Las Cabras” y también estaba buenísimo).

 
También probamos la cazuela de salmón rosado con crema de espinacas y queso ($55), deliciosa!. No les puedo explicar lo rica que estaba la crema de espinacas, con el condimento exacto y el punto de sal impecable.

Y por último un arroz de la estancia, salteado con hongos y gratinado con queso ($46,5), rico, pero hemos comido mejores.

La bebida sin alcohol está $19, la carta de vinos es buena y con precios correctos.

"El Ñandú" está en Sebastián Elcano 648, Acassuso. Abre todos los días, no aceptan tarjetas y tampoco reservas, así que andá temprano o con paciencia.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Torta de ricota sin masa


En la heladera había ricota, la familia tenía ganas de comer torta de ricota, pero yo no tenía tiempo para hacer ponerme a amasar, así que se me ocurrió preparar esta torta súper simple y liviana, que, como todo invento, admite variaciones y mejoras. Yo te cuento cómo la hice, y vos podés darle tu toque personal (por ejemplo agregar pasas de uva o trocitos de chocolate) .

Puse 700 grs de ricota en un bol y agregué 2 cdas. de queso crema, 250 grs de azúcar, 3 huevos, 3 cdas. de harina (puede ser fécula de maíz y así sería apto para celíacos), esencia de vainilla y ralladura de 1 limón. Procesé todo con un mixer de mano y lo volqué en una tortera enmantecada y enharinada. Cociné en horno bajo por 45 minutos aprox., aunque eso depende cada horno, por las dudas verificá el punto de cocción con un palillo. Una vez cocida, la retiré y la dejé que baje la temperatura antes de ponerla en la heladera.

 

Nosotros la comimos sola, pero se me ocurre que quedaría muy bien con alguna mermelada cítrica o frutas frescas de estación. Para lo más golosos creo que una buena cucharada de dulce de leche sería el acompañamiento ideal.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Larga vida a la Papaya....


Hoy quiero contarles un poco a cerca de la papaya, que, además de ser deliciosa, tiene propiedades casi milagrosas para nuestra salud, y lo digo con conocimiento de causa.

La papaya es un fruto de la familia de las caricáceas y según en el país donde nos encontremos se puede conocer como mamón, lechosa, melón papaya, etc…Si bien es de origen centroamericano aquí en Argentina hay producción de esta fruta en Misiones, Corrientes, Formosa, Jujuy y Salta. Hay muchas variedades de papaya, pero las más conocidas acá son dos bien diferentes, unas más grandes y alargadas, que suelen venderse en algunas verdulerías o mercados de barrio, y unas más chicas y pintorescas que se comercializan en supermercados y se exportan. Las más grandes, cuando están maduras, son mucho más dulces y sabrosas.




Para quienes nunca la probaron les cuento que tiene una textura muy jugosa, entre un melón y un durazno, y un sabor súper aromático pero suave, a diferencia del mango que suele ser fibroso y de sabor intenso. Se puede consumir fresca, en jugos, licuados o ensaladas, o cocida, como dulce o en un chutney. Pero lo más importante es el poder curativo que tiene una sustancia que se encuentra en ella, la papaína.

 La papaína es una enzima  que tiene propiedades peptolíticas que provocan la ruptura de múltiples enlaces en las proteínas animales, y con ello aumenta nuestra capacidad para digerir alimentos “pesados”. Acá quiero detenerme porque es algo que me toca muy de cerca. Después de estar un tiempo en Brasil, consumiendo papaya a diario, me dí cuenta que, aún comiendo cosas a las que mi organismo no está acostumbrado, me sentía mucho mejor, y así fue que de vuelta en Buenos Aires no paré de buscar hasta que la conseguí y la incorporé a mi dieta diaria. Es increíble el cambio, solo hagan la prueba dos o tres días y me cuentan.

También tiene propiedades antiinflamatorias y desintoxicantes. Es de gran utilidad en el tratamiento de eccemas, psoriasis y bronquitis, como en el control de hematomas y edemas producidos por lesiones, así también  resulta un remedio muy eficaz contra las picaduras de insectos.

Por último les digo que la papaya tiene pocas calorías, y muchos minerales como calcio, hierro, fósforo y vitaminas A y C.

Si la compran y todavía está verde, la tienen que envolver en papel y reservar hasta que la piel tome un color amarillento y esté más blanda al tacto, no demasiado porque si no se pasa. No compren la chiquita del supermercado, es carísima y no vale la pena. En el barrio boliviano de Liniers se consigue por unos $15 el kilo, también se la podés pedir al verdulero de tu barrio. 

Éstas son las última que yo compré. La primera todavía estaba verde, en la otra ya se puede ver el cambio de tonalidad de la piel...