miércoles, 26 de febrero de 2014

"Rawa", ceviche y algo más...

Una vez más llegó el finde y esta vez la opción fue la comida peruana, así que rumbeamos directo hacia “Chan  Chan”. A pesar de que llegamos temprano, antes de las 9, ya había lista de espera. Afortunadamente hace un tiempo alguien me comentó que habían abierto una sucursal en Talcahuano y Corrientes, así que sin dudarlo mucho nos fuimos para allá. Nos costó un poco encontrar el lugar porque en realidad no es una sucursal sino otro restaurant de comida peruana de los mismos dueños, y su nombre es “Rawa”, que siginifica “Fuego”. Los platos y los precios son los mismos, aunque la carta es un poco más acotada. Cobran $8 de cubierto y te traen pan blanco, dos salsitas (una picante y una huancaína) y maíz cancha tostado.
Nosotros éramos tres y pedimos un plato de anticuchos de salmón blanco y rosado con salsa teriyaki ($50), que figura como entrada pero para uno está perfecto como principal. Muy rica la salsa y delicioso el sabor del dorado del pescado.
 


 
Aunque el aplauso de la noche se lo llevó la degustación de ceviches ($110). Es una bandeja enorme con cuatro tipos de ceviche: dos clásicos con leche de tigre (uno de pescado y otro de mariscos), uno con salsa de rocoto y otro con salsa huancaína. Todo acompañando con papa, batata y choclo. El pescado estaba súper fresco, los sabores tenían el equilibrio perfecto, se notaba el sabor de la lima, el cilantro, la cebolla morada, delicioso!. Un detalle importantísimo: los ceviches que tenían algo de picante venían con un trocito de rocoto encima para identificarlo.
 De postre probamos la torta de tres  leches ($23) y el suspiro limeño ($25), ambos eran un manjar.  
Si los precios ya les parecieron accesibles ni les cuento los de la bebida, el agua mineral $14, y el vino Finca Beltrán Dúo, de familia Zuccardi, tanto blanco como tinto, $38, la cerveza Heineken de litro está $35. Éstos son solo algunos ejemplos, hay más vinos, cerveza y tragos, y todo baratísimo.

“Rawa” está en Talcahuano 447, abre de lunes a sábados, mediodía y noche y sólo aceptan efectivo.

miércoles, 19 de febrero de 2014

"Parrilla Moreira", no habrá tercera ni vencida


Hace un tiempo habíamos ido por primera vez a esta parrilla-restaurant en el barrio de Boedo. La experiencia no había sido excelente, pero tampoco mala, así que decidimos darle otra oportunidad. Llegamos, y como el salón principal estaba completo, nos tocó en el subsuelo. El lugar está muy bien decorado pero tenían puesto el aire acondicionado al máximo y un ventilador, siendo que era un día de 20° aprox., con lo cual hacía muchísimo frío. Para empezar nos trajeron 4 o 5 pancitos caseros con manteca y una empanadita de carne a cada uno, que era eso, solo carne, sin condimento alguno, muuuuy triste (y encima cobran $20 de cubierto, no se justifica).

De entrada pedimos una provoleta ($40) que fue lo único casi bueno de todo el almuerzo, buen tamaño y cocción casi perfecta (solo le faltó un poco de dorado).
Como principales elegimos una porción de entraña y una ensalada Moreira. Después de 15 minutos de pedir y cuando ya estábamos con la entrada, nos avisaron que no había entraña, así que la cambiamos por vacío ($110), el tamaño es correcto para dos personas, aunque la carne no estaba en el punto solicitado y era un tanto dura. La ensalada Moreira ($75), cuyo ingrediente principal era pollo grillado, no resultó más que un hermoso plato lleno de verdes, palmitos, cherries y 8 o 10 cubos de pollo hervido, con una vinagreta de mostaza que estaba más agria Juanita Viale con la prensa,  qué decepción!.
(Lo blanco de la parte superior son palmitos, el pollo es solo lo de abajo)
Y la ensalada que acompañó la carne ($40) demasiado pequeña. A todo esto hay que sumarle que el mozo habló demasiado y trató de justificar lo injustificable sin que nadie le pregunte, como por ejemplo decir que la luz era la culpable de que la carne pareciera cruda…¿?. Obviamente, frente a esta seguidilla de desaciertos ni se nos ocurrió mirar la carta de postres.

“Moreira” queda en Cochabamba y Castro, abre todo los días, mediodía y noche, y salvo que quieran vivir un momento de mediocridad garantizada, yo les recomiendo no ir.

jueves, 13 de febrero de 2014

“Tabule”, medio oriente a una llamada de distancia


"Tabule" es un delivery de comida de medio oriente manejado por Julio y Laura, él, sirio-libanés, y ella, judía. Obviamente que de semejante mezcla de orígenes tenía que salir algo rico. Por el momento solo entregan a domicilio, así que solo basta con mirar la página web, elegir tu plato preferido y hacer el pedido.

Nosotros pedimos el viernes pasado por primera vez y nos pasó algo curioso, cuando abrimos los paquetes, a simple vista, nos pareció que las porciones eran un poco escasas, en especial las empanadas y los bohios; pero a medida que íbamos comiendo nos dimos cuenta que casi no lo podíamos terminar. Los sabores son excelentes y las materias primas de primera. No escatiman en los rellenos y los frutos secos, y las preparaciones no son para nada pesadas. Algo que me encantó es que algunas cosas que tenían el mismo ingrediente principal, resultaron completamente distintas gracias a la combinación de especias, el agregado de algún fruto seco o la utilización de diferentes masas.

Probamos la ensalada belén, empanadas de verdura, empanadas abiertas de queso feta, bohios de verdura, sambusak (triangulitos de masa filo rellenos de quesos) y kepes a la parrilla (rellenos con trigo. Todo buenísimo.

En la web pueden ver la descripción de cada plato, que es tal cual llega a tu mesa, los precios y las promos: www.tabule.com.ar. Atienden de lunes a domingos de 19:30 a 23:30 y el teléfono es 5032-6969.

miércoles, 5 de febrero de 2014

Viajando con el paladar, pulpo “A Feira”


Con dos abuelas gallegas, cae de maduro que el pulpo está sí o sí en mi menú familiar. Si bien por un tema de costos no es una comida habitual, de vez en cuando nos damos el gustito. Hasta ahora mis intentos no habían tenido resultados del todo satisfactorios, nunca tuvimos que tirarlo a la basura, pero tampoco fueron de esos platos gloriosos, dignos de buen recuerdo.  Había miles de excusas dando vueltas, que el pulpo no era fresco, que no era español, que se pasó de cocción, que le faltaron unos minutos...etc…Ni soñar con que quede como el mi abuela Pilar, pero al menos similar. Así que de testaruda nomás, en cuanto ví la oferta de pulpo español en el mercado de Primera Junta, lo agarré a mi papá y allá fuimos (si fuera por él, hubiera manejado hasta Mar del Plata para comprarlo). Lo reservé el día anterior y cuando llegamos nos estaba esperando. Según el pescadero lo que diferencia al pulpo español del resto es que tiene doble fila de ventosas, ahí les tiro el primer dato.

Esta vez decidí seguir todos los consejos paso a paso, y no me equivoqué. Primero lo puse en el freezer y ahí quedó hasta el día antes de consumirlo. El congelamiento es para que se rompan las fibras musculares y quede más tierno, antes solían golpearlo contra las piedras, lo cual producía el mismo efecto. Una vez descongelado, lo lavé y le saqué los “piquitos” de su cabeza. Puse una olla enorme con agua al fuego. En cuanto tomó hervor agregué dos hojas de laurel y asusté el pulpo, o sea, lo sumergí y lo saqué tres veces hasta que se le enrularon los tentáculos. Finalmente quedó hirviendo por unos 45 minutos (eran dos pulpos que sumaban 2,5 kg en total).
 
 Una vez listos (yo corté un pedacito y lo probé), apagué el fuego y lo dejé un par de horas dentro del mismo agua. Al momento de servir lo hice como lo hacen en las ferias de Galicia: lo corté (ellos lo hacen con tijera), lo condimenté con sal  pimentón y aceite de oliva y lo acompañé con “cachelos”, papas hervidas al natural. Quedó buenísimo!...tanto que ni para la foto me dejaron….