Esta receta surgió gracias a Antonio, el dueño de la empresa donde trabaja mi papá, que tuvo la gentileza de regalarme unas nueces pecan deliciosas, recién recolectadas en los campos de su familia. Para agradecer su gesto decidí prepararle estas dulzuras que resultaron una mezcla entre galletita, merengue y macarrón, pero por sobre todo riquísimas y muy crocantes. Realmente son más que fáciles y totalmente aptas para celíacos, ya que no llevan ningún tipo de harina. Hay que batir dos claras con una taza de azúcar a punto nieve. Después agregar 1 y ½ tazas de nueces picadas (las podés reemplazar por cualquier fruta seca, incluso por maní). Colocar la mezcla por cucharadas en una placa enmantecada y enharinada y cocinar en horno mínimo hasta que se sequen. No deben tomar mucho color porque se vuelven amargas (unos 15 a 20 minutos, pero depende mucho de tu horno, así que tenés que estar atento). Cuando las sacamos del horno conviene esperar uno o dos minutos y retirarlas de la placa con una espátula para que no se rompan.
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