El dato que
les paso hoy es para aquellos que planeen visitar Villa Gesell en sus próximas
vacaciones, ya que lamentablemente este restaurant ya cerró su temporada y se
despidió hasta el próximo año.
La taberna
de don Ramón es un restaurant de comida española, más precisamente gallega, en
el cual también van a encontrar platos de cocina tradicionales, como pastas y
parrilla, aunque yo les recomiendo probar las especialidades en pescados y
mariscos. Antes de contarles lo que comimos no puedo dejar de mencionar a su
dueño, Ramón Noya, quien llegó a la
Argentina desde su Galicia natal en el año 1952, y allá por los 70´decidió
rumbear para la costa atlántica. En 1980 abrió la Taberna de Don Ramón en Villa
Gesell y allí sigue hasta el día de hoy. Ramón está en todo, no se le escapa
nada, todo tiene que salir en tiempo y forma y si no es así, él mismo se ocupa
de agilizar el servicio, un verdadero ejemplo de compromiso. Lo pueden ver en primer plano llevando él mismo los restos de una mesa.
Bueno,
ahora sí, vamos a lo nuestro. Para ir abriendo el apetito te sirven una copita
de jerez con algunas cositas para picar y una buena panera (y sólo cobran $9 de
cubierto).
De las entradas probamos las sardinas con cebolla ($35, muy buenas), excelente la idea de servir la cebolla aparte para que cada uno la dosifique a su gusto;
y las rabas ($70 la porción y $42 la media porción), ricas y para
nada pesada la fritura.
Como principales elegimos el salmón blanco grillado
($68), increíble!, bien dorado y muy jugoso por dentro;
el lenguado con salsa
de camarones ($110, para compartir) muy sabroso y delicado;
sorrentinos con
salsa parissien ($72, súper abundantes, con una entrada se pueden compartir);
y
un pollo grillado ($48). Cabe destacar que el último plato, que a simple vista
es el más simple, estuvo muy bien servido y les digo por qué: a mí no me gusta
la pechuga y siempre que pido pollo grillado del muslo, me terminan sirviendo
un pedazo de pollo minúsculo, deforme y
grasoso (lo cual es entendible por la dificultad que conlleva su deshuesado) y esta vez tuve la
grata sorpresa de encontrarme con un “enorme” trozo de pollo dorado, crujiente
y jugoso, sin una gota de grasa, un verdadero acierto.
A la hora
de los postres dejamos la discreción de lado y nos jugamos con una “Súper copa”
($42, para 2 o 3), una bomba: dos bochas gigantes de helado de chocolate, crema,
dulce de leche, nueces a más no poder, cerezas y caramelo;
y el clásico flan
casero ($22) que no nos defraudó.
Sin duda en
Gesell hay muchísimas opciones gastronómicas interesantes, pero si no se
quieren llevar sorpresas, al estómago o al bolsillo, yo les digo que no pueden
dejar de visitar a Don Ramón.
La Taberna
de Don Ramón está en Av. 3 (es la principal) y paseo 105. Aceptan tarjetas.
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