Antes de
empezar con la receta, quiero contarles, a quienes no lo saben, que el curry
original no tiene nada que ver con ese polvo naranja que nos venden como
especia. Aquellos que quieran conocer el verdadero origen e historia del curry,
pueden buscar en internet y saciar su sed de información, a mí me basta con que
sepan que el curry es una especie de pasta o salsa que se hace con especias,
hierbas y otros ingredientes y que se usa para cocinar en ella distintas carnes
y verduras, por eso lo correcto es decir: “curry de pollo, de pescado, de
cordero, de verduras…”, pero no: “pollo al curry o pescado al curry”.
Como toda
receta milenaria, hay tantas recetas de curry como familias en la India,
después de leer y probar unas cuantas variantes, opté por hacer la mía, y como
resultó un éxito, hoy la comparto con ustedes.
Lo primero
que hay que hacer es machacar en un mortero 2 o 3 dientes de ajo con 1 cda. de
jengibre fresco rallado, y una pizca de sal para que el ajo se “empaste” mejor.
Agregar 2 clavos de olor, 1 pizca de canela, 1 pizca de comino y 1 pizca de
alguna especia o mezcla picante (también puede ser la punta de un chile
picante). En una cacerola con un chorrito de aceite de oliva agregamos la pasta
y la doramos unos segundos, antes de que se queme le incorporamos una cebolla picada, cocinamos hasta que
transparente y agregamos 1 tomate pelado, sin semillas, cubeteado (que sea
natural, nada de latas por favor!). Cocinamos unos minutos y ahí mismo
colocamos el pescado para que se cocine (puede ser brótola, mero, salmón
blanco, u otro de carne firme). Agregamos ½ taza de leche de coco, corregimos el
condimento y cocinamos de 15 a 20
minutos. Yo lo acompañé con arroz y zanahorias caramelizadas, pero le quedan
muy bien las papas al natural o un buen trigo burgol.
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