Este
plato es ideal para los que le tienen un poco de miedo a los sabores de carnes
diferentes (o sea, a salir del pollo, la vaca y el cerdo). El gusto intenso del
cordero se suaviza al conjugarse con el resto de los ingredientes y el
resultado es un pastel súper aromático y delicado.
Si
realmente no se animan a usar cordero, pueden hacerlo con otro tipo de carne,
pero van a perder la esencia de este manjar.
Para
empezar rehogué dos cebollas picadas con un poco de aceite de oliva, agregué
500 grs de carne de cordero cortado en
trocitos chicos, condimenté con sal, pimienta de Jamaica, canela, comino, clavo
y dos cdas. de azúcar negro. Bajé el fuego a mínimo y dejé cocinar por 30 a 40
minutos, o hasta que la carne estuvo tierna (va a depender de la parte del
cordero que hayan usado, la paleta tarda más que la pata). Al final incorporé
nueces, castañas de cajú y pasas hidratas en cognac (la cantidad es a tu
gusto).
Mientras
cociné un zapallo kabutia al horno, le saqué la pulpa y la condimenté con sal,
pimienta y nuez moscada.
En
una fuente de horno armé el pastel colocando un poco de puré de zapallo en la
base, el relleno de cordero y terminando con el resto del puré. Cubrí con fruta
seca picada y llevé al horno por unos 25 minutos.
También
se pueden usar restos de carne ya cocida, teniendo en cuenta que la cocción del
relleno será solo de unos 10 minutos, como para amalgamar texturas y sabores.
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