Hace rato que vengo
viendo unos damascos disecados muuuy tentadores, súper carnosos y brillantes en
un local de mi barrio. La semana pasada me rendí ante la tentación y los compré,
ya con una idea en la cabeza: mermelada. No tenía receta, así que me guié por
el instinto y el resultado fue genial. Hacer mermelada con fruta disecada tiene
muchas ventajas: no necesita cocción, por lo que se hace muy rápido y mantiene
las propiedades de la fruta; no hay que agregarle azúcar ni otro tipo de
endulzante, por lo que es sanísima; podés hacerla todo el año, no tenés que
esperar a que tu fruta preferida esté de temporada.
Lo único que hice fue
remojar 2 tazas de damascos secos durante 12 horas (si están muy secos pueden
tardar un poco más), hasta que estuvieron bien tiernos. Pasado este tiempo los
escurrí, les agregué un par de dátiles sin carozo (son optativos, sólo para
aumentar el brillo y el dulzor) y procesé todo incorporando solo un par de
cucharadas del líquido de remojo. Eso es todo…y a disfrutar!!!!
Obviamente podés hacerlo
con cualquier otra fruta disecada, duraznos, peras, ciruelas, higos, etc…
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