domingo, 18 de marzo de 2012

Garbis, un grato redescubrimiento...

Llegó el fin de semana y, a la hora de la cena, el paladar nuevamente se inclinó por los sabores de medio oriente. Esta vez elegimos volver a “Garbis”, un clásico que, por ciertas razones de logística (nos cerraron la sucursal más cercana) y relación precio-calidad (en decadencia), habíamos dejado de lado por un tiempo. El restaurant tiene un menú a la carta y la opción libre que cuesta $120, más bebida. Como hace un par de años las críticas comenzaron a ser negativas, no quisimos arriesgar tanto el bolsillo y decidimos comprar comida para llevar, y así comprobar o refutar las opiniones ajenas, sin sacrificar medio sueldo en el intento. Afortunadamente nuestra experiencia resultó positiva. Si bien es verdad que algunos sabores están un tanto adaptados al gusto occidental, es indiscutible la presencia de las especias y su diferenciación en las distintas preparaciones. Pedimos una picada caliente ($89, para dos) que consta de: sarmá (hojas de parra y repollo rellenas de carne y arroz, muy ricas y abundante carne en el relleno), subbereg (capas de masa especial y queso, perfecto, suave y untuoso), moussaka (lasaña de berenjena, queso y tomate, acá la hacen  sin carne, deberían aclararlo, pero igual es muy sabrosa), keppe al horno (carne picada, trigo y especias, delicioso), brochette de ternerita molida (buenísimo, el sabor de la carne totalmente diferente al del keppe, acompañado de cebolla y tomate) y pilav a la armenia (arroz salteado con fideítos crocantes y manteca (nada especial, pero está bien como guarnición “neutra”).

A esto le agregamos un keppe a la parrilla ($33), es similar al keppe al horno, pero es redondo, y dos boreks (empanadas de masa philo y sésamo, $11 cada una), uno de queso y uno de espinaca, deliciosos y con mucho relleno.


Además de que nos encantó la comida, cabe destacar que la atención de la gente del sector de delivery es excelente (en la sucursal de Monroe, está en un local separado al lado del restaurant), el servicio es rápido y amable, y no escatiman en el “packaging” a la hora de envolver la comida. Por si esto fuera poco, mientras esperás tu pedido, tenés la oportunidad de ir “precalentando” el paladar con alguna delicia que te ofrecen, ayer en la mesita de degustación había tres pastas típicas con pan árabe y unas masitas dulces (que no pude evitar llevarme para el postre).


Esta sucursal queda en Monroe y 11 de Septiembre (4789-9300), y hay dos más, una en Lerma y Estado de Israel y la otra en Scalabrini Ortiz y Cerviño. Aceptan todas las tarjetas y tickets.
En la página web podés ver todos los detalles.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Crocantes de sésamo

Hoy se me ocurrió hacer las barritas de sésamo que ahora están tan de moda en todas las casas naturistas y dietéticas. Si no tuviste la oportunidad de probarlas, te cuento que son como un turrón crocante de sésamo y caramelo (miel en realidad), muy sabroso, y que, si bien no son bajas calorías, resultan una alternativa mucho más sana que cualquier barrita de cereal que se ofrece en el mercado. ¿Por qué?, simplemente porque sus ingredientes son totalmente naturales: semillas de sésamo, miel, y azúcar.
En primer tenés que tostar levemente 1 y ¾ tazas de semillas de sésamo blanco (con cuidado porque se queman muy fácilmente). Aparte, en una cacerolita, llevá a hervor ½ taza de miel con 1/3 taza de azúcar común. Pasado un minuto incorporá las semillas y empezá a mezclar con cuchara de madera. Al principio te va a parecer que no pasa nada, pero después de unos 5 o 10 minutos, la mezcla va a ir tomando un color caramelo y se va a tornar más densa. Tenés que mezclar un poquito más hasta que esté de color dorado. Lo volcás sobre una superficie untada con aceite (el mármol de tu mesada o una placa) y lo dejás enfriar. Cuando enfrió y endureció, lo retirás y lo conservás en envases herméticos (aunque no creo que te dure mucho porque es demasiado rico). Si querés cortar barritas para envolver, para regalo por ejemplo, lo hacés cuando todavía está tibio. Sirve para comer solo, como snack, para decorar postres o tortas. Y si lo picás y se lo agregás al yogur, nunca más vas a querer cereales…es un viaje de ida, te lo aseguro.

miércoles, 29 de febrero de 2012

"Chan Chan", una caricia peruana al paladar, y al bolsillo...

 El viernes pasado mi tía me llamó y me dijo: “…¿vamos a cenar comida peruana?...”, y como era un asunto que tenía pendiente hace tiempo, no lo dudé ni un segundo. Ella, que conoce un poco más ese circuito gastronómico, ya tenía decidido el lugar, “Chan Chan”, en el barrio de Monserrat. Ella no lo conocía pero tenía muy buenas referencias, y quien se las dio, no se equivocó. El lugar no es muy grande, pero está súper limpio y decorado de una manera alegre pero no exagerada. Las mozas son atentas y prolijas (cada una con su uniforme).





La carta es muy variada, hay pescados, mariscos y todo tipo de carnes (de vaca, pollo, cordero, conejo) en diferentes cocciones (o crudas, como el ceviche o los tiraditos de pescado). El tamaño de los platos es justo para uno (salvo unos pocos que aclaran “para compartir”) y su precio promedia los $35 (sí, sí, aunque no lo crean). Cobran $4 de cubierto y te traen pan blanco con dos salsitas riquísimas, una picante (muuuyyy picante) y huancaína (salsa típica a base de queso y ají amarillo). Yo no pedí ceviche porque mi tía no come pescado crudo y la idea era probar entre las dos, así que optamos por “anticuchos de dos salmones”, (rosado y blanco, aunque el blanco sea falso salmón, estaba tan rico que no me ofendí por el error), $31  y “mero a lo macho”, $32. Los anticuchos buenísimos, el pescado, grillado, estaba bien crocante por fuera y jugoso por dentro, acompañado por batata hervida, morrón y verdeo picados. Verán que el plato no era demasiado abundante, porque en realidad figura como entrada. El mero lo sirven frito con salsa de mariscos, arroz y papa al natural. La salsa una delicia y el arroz con un perfecto punto de cocción. Mi tía lo pidió no muy picante, y vino casi nada picante, pero con la salsita que nos trajeron al principio lo condimentó perfecto.


Si los precios de los platos te parecen económicos, ni te cuento los de las bebidas: agua o gaseosa, $7, cerveza de litro (Heineken), $20, y el vino que tomamos nosotras, un tinto “Finca Beltrán dúo” de familia Zuccardi, $22, también tienen Ampakama, de San Juan, a $27, INCREIBLE!!!. Obviamente ya estoy planeando la próxima visita, y esta vez con ceviche incluído.
Si tenés ganas de probar algo distinto, no dejes de ir, queda en Hipólito Yrigoyen 1390. Ah!, andá temprano porque se llena rápido.

sábado, 25 de febrero de 2012

Lasagna de zuchini, salmón y champignon...

Una vez más, las pequeñas sobras que se fueron acumulando en la heladera (post- fiesta) dieron origen a un plato rápido, fácil y, lo más importante, riquísimo. Para remplazar la masa usé lonjas de zuchini que corté y cocine hasta que estuvieron tiernas, pero sin llegar a hacerse puré (al horno o microondas). Como relleno mezclé un poco de mousse de salmón ahumado (podés ver la receta en “Entradas”) con champignones y ciboulete picado. Y para terminar le puse una mezcla de los trozos de quesos que tenía olvidados por ahí (cremoso, muzarella, brie). Como ya estaba todo cocido, solo lo llevé unos 15 minutos al horno para que se caliente, se fusionen todos los sabores, se gratine y quede así de tentador…

lunes, 20 de febrero de 2012

O´toxo, segunda vuelta....

A poco tiempo del debut del blog les conté mi excelente experiencia en el restaurant O´toxo. Hoy, casi 9 meses después, siento casi la obligación de reconfirmar mi opinión y volver a sugerirles que visiten este “pequeño tesoro”  que ofrece la gastronomía porteña. El lugar ya lo presenté en su momento y pueden verlo en la entrada  del mes de abril de 2011. Antes de contarles lo que comimos en esta oportunidad quiero hacer hincapié en algo importantísimo: desde abril al día de hoy ningún precio aumentó más de un 10% o 15%. El servicio de mesa es de $5 e incluye una panera muy completa con pan blanco, negro, pan casero (delicioso) grisines y manteca. De entrada pedimos una empanada de raxo ($12) y, si la memoria no me falla, la porción creció con el correr del tiempo (cosa bastante inusual) y el sabor sigue siendo igual de rico que siempre.  A la hora de los principales las opciones fueron: corvina entera a la brasa ($38), perfecto el punto de cocción, y un sabor muy suave, lo cual denota la frescura del producto; lenguado al roquefort ($48), abundante y muy buena consistencia de la salsa;  lenguado con crema de camarones y mejillones sobre colchón de vegetales ($60), nuevamente excelente.



Con una entrada más, tres personas hubiéramos comido perfecto con dos platos principales. El café, $6, y el mismo vino que hace 9 meses pagamos $26, esta vez, $30 (Torrontés de Etchart Privado).  La atención de los mozos merece una mención aparte. Cuando llegamos todas las mesas estaban reservadas y aún así nos ubicaron en una, imagino que los mozos tienen muy bien estudiada la rotación de clientes y pueden tomar ese riesgo, pero no en todos lados lo hacen. Además, cuando llegó mi corvina a la mesa, me acercaron un platito extra para depositar las espinas, y una lata grande de aceite de oliva, de excelentísima calidad, para agregar sobre las papas al natural que acompañaban mi pescado; detalle que muchos restaurant que se jactan de ser de “categoría” deberían imitar. Como dije anteriormente, no pueden dejar de ir, pero tampoco pueden olvidarse de reservar.

jueves, 16 de febrero de 2012

Semillas para todos...

¿Cuántas veces habrás escuchado hablar de las propiedades de las semillas y su importancia en la alimentación?, en este último tiempo, seguro que muchas. La realidad es que todos sabemos que hacen bien, pero muchos no tienen idea de cómo usarlas, y les aseguro que no saben lo que se pierden. Algunas, como las de sésamo y girasol, tostadas, le aportan un sabor increíble a cualquier cosa que prepares. Otras, como las de lino, chía o amapola, por su aspecto, resultan muy decorativas, sobre panes o masitas.
Te voy a pasar algunas ideas y sugerencias para que, al menos de a poco, te vayas haciendo amigo de las semillas.

-          Todas las variedades pueden usarse crudas o tostadas en masas de panes, granolas, o ensaladas.
-          De girasol y sésamo: al tostarlas es cuando aparece su verdadero sabor (muy similar al de una fruta seca). Conviene tostarlas en el momento de usarlas y si te sobra, guardalas en envases herméticos. Ojo que después de una semana de tostadas pueden empezar a tomar un sabor rancio. Son ideales para agregar en ensaladas, espolvorear sobre tartas de verdura o mezclar en una granola. Las de sésamo se llevan bárbaro con la salsa de soja (buenísimas para aderezos), y las de girasol, tostadas con un poco de sal, son un snack diferente.
-          De chía, amapola y lino: tienen un sabor mucho menos pronunciado que las otras pero su color y textura las convierten en el ingrediente perfecto para agregar en masas de pan, galletas, grisines o muffins, y especialmente para decorar.
-          Las de lino conviene triturarlas un poco antes de usarlas porque es la única forma en que el organismo logra asimilar sus nutrientes.

Estas son solo algunas ideas, pero el tema no termina acá, porque cuando empieces a usarlas se las vas a querer poner a todo, y cuando leas las propiedades que te voy a contar a continuación vas a ver que, una vez más, sabor y salud van de la mano.
·    Amapola: sus semillas históricamente han sido empleadas como afrodisíaco. Por       otra parte, empleadas en cantidades acordes, las semillas de amapola pueden llegar a ser un buen sedante.
  • Sésamo : las semillas de sésamo (o ajonjolí, como también se lo conoce) ofrecen un gran aporte de calcio, hierro y ácidos grasos. Están muy recomendadas para el sistema nervioso central, además para ayudar a la concentración y la memoria.
  • Girasol: entre las principales propiedades del girasol se encuentra la de poseer ácidos grasos de gran calidad, que ayudan a reducir el riesgo de sufrir problemas circulatorios, infartos y otros males relacionados con el aparato cardiovascular.
  • Lino : son muy requeridas por su gran aporte de fibras, además de tener propiedades diuréticas y laxantes.
  • Chía: es fuertemente antioxidante, lo cual la convierte en un buen aliado para combatir el envejecimiento y todo tipo de problemas cardiovasculares, entre otras cosas. Son suavemente laxantes, aportan muchas fibras y colaboran con la depuración del organismo. Además de todo esto, la chía aporta buena calidad de proteínas, no tiene gluten (por lo que resulta recomendable para celíacos) y aporta minerales como calcio, magnesio, fósforo, potasio, zinc y vitaminas B.


lunes, 13 de febrero de 2012

"Top it", yogur helado con un toque exótico

Siguiendo con la búsqueda del yogur helado ideal, o al menos lo que yo conocí como ideal en Madrid,  este vez decidí ir a probar en “Top it”, otra opción en el barrio de Palermo. Si bien el lugar tiene cierta popularidad entre los conocedores del rubro la verdad es que la infraestructura del local es muy pobre, es chico, tiene un par de mesitas y sillas altas adentro, y reposeras (sí, reposeras como las de playa) en la vereda. El yogur en sí no es deslumbrante, pasable. Lo que hace la diferencia con la competencia son los “toppings”. Acá podés encontrar todo tipo de frutas frescas, frutos secos, granola y cositas dulces (galletitas, alfajores, turrón, etc…). También salsa de maracuyá, entre otras. Quiero hacer incapié en lo paradójico de las frutas, la banana estaba totalmente oxidada, pero por otro lado te ofrecían lichi (o litchi, o lichee) que es una fruta exótica originaria de China, muy difícil de conseguir, y por lo tanto, muy cara. La fruta no tiene un sabor definido y ahora que la probé, sé que jamás la pediría, ni ahí, ni en otro lado; pero hay que rescatar el hecho de que te den la posibilidad de probar (sin cargo) algo tan selecto. Pueden ver el lichi en primer plano, su sabor y textura me resultaron muy similares a los de las supestas uvas que vienen en los cocktails de fruta enlatados.



 ¿Los precios?, $18 el más chico, frente a $16 que está en la competencia más cercana. Me atrevo a decir que cuando me mencionen “Top it” voy a recordar más el hecho de haber probado una fruta rarísima que de haber comido yogur helado. 

De yapa les dejo unas fotos del árbol del lichi y su fruto.