Creo que debe haber tantas recetas de alfajores de maizena como abuelas o panaderías haya en el país. Lamentablemente en muchos lugares, para que parezcan más “atractivos” a la vista, les agregan colorante amarillo, y la verdad es que no entiendo por qué, si en realidad la “fécula de maíz” (recuerden que “Maizena” es solo una marca) es de color blanco, incluso más blanco que la harina. La única forma de saber si son auténticos alfajores de fécula es probándolos y sintiendo como la masa se deshace al morderla, llenando de migas todo alrededor. No sé si mi receta es la mejor, pero es muy fácil, y queda buenísima. Obviamente ya les adelanto que se puede guardar hasta 6 meses en el freezer y al descongelarla queda como recién hecha. Si bien van a ver que la masa no es sólo de fécula, les puedo asegurar que la textura es perfecta.
Para empezar hay que batir 150 grs de azúcar común con 200 grs de manteca blanda hasta integrar. Agregar 3 yemas y perfumar con esencia de vainilla y una cda. de whisky o cognac (o algo similar que tengas por ahí, lo importante es el contenido alcohólico que es lo que hace que la masa quede sequita). Por último, incorporar 200 grs de harina con 200 grs de fécula y 1 cda. de polvo leudante. Tomar la masa con espátula o cuchara sin amasar y dejar descansar en la heladera hasta que esté bien firme. Estirar y cortar círculos del tamaño que quieras tus alfajores (ojo que la masa crece durante la cocción) de un dedo de grosor aproximadamente. Cocinar en horno moderado hasta que crezcan pero no se lleguen a dorar. Apenas salen del horno, retirar de la placa y dejar enfriar bien antes de rellenar. El dulce de leche tiene que ser repostero, y la cantidad la dejo a tu criterio, a mí me gustan con muuuucho dulce, y a vos? Recetas, lugares, datos útiles y consejos para aprovechar al 100% tu cocina y disfrutar a pleno del mundo de la gastronomía.

jueves, 19 de abril de 2012
Alfajores de "Maizena", un eterno clásico
miércoles, 11 de abril de 2012
Paseo gastronómico por San Pedro
Hace un tiempo que, con mi familia, uno o dos veces al año nos damos una vuelta por San Pedro (provincia de Buenos Aires). Más allá de algunos sitios históricos (como la “Vuelta de Obligado”, a 19 km de la ciudad) y de su hermoso paseo a orillas del río Paraná, la realidad es que nosotros vamos con dos objetivos bien definidos, obviamente ambos de origen gastronómico: los pescados de río a la parrilla, y la famosa ensaimada mallorquina. Para quienes no la conocen, la ensaimada es una masa dulce, apenas similar a un brioche, pero hecha con grasa de cerdo, lo cual hace que su textura sea más liviana. Se cocina en forma de espiral, se abre al medio y se rellena, tradicionalmente, con crema pastelera; aunque aquí se adaptó al gusto local y también las hay con dulce de leche. Obviamente, y con una finalidad meramente turística, ya existe en San Pedro “la ruta de la ensaimada” y por toda la ciudad hay publicidad de las confitería más importantes que la ofrecen. Como mi mamá es fanática de este manjar, cada vez que vamos probamos en un lugar distinto, y nunca nos defraudó. Ahora bien, en esta última oportunidad hemos dado con “EL” lugar. Es una panadería que, si bien está sobre la avenida principal, no tiene nada de publicidad y pasa totalmente inadvertida entre el resto de los negocios aledaños. Yo entré por casualidad y al ver la calidad del resto de los productos decidí comprar una ensaimada individual. No solo era igual o más rica que la de sus “populares” competidoras, sino que estaba a menos de mitad de precio, $6 contra $12 o $14 que nos pedían por el mismo tamaño en otros lados. Trajimos dos con pastelera y dos con dulce de leche, las rellenaron al momento y las envolvieron en cajitas para que lleguen bien a casa. El lugar se llama “La Delicia” y queda en Mitre 630.
Volviendo al tema salado, les cuento que los pescados de río son la estrella, y de los que ofrecen, el mejor, a mi gusto, es el dorado (también hay pacú, patí, surubí, boga, ricos, sí, pero no tanto como el dorado). Conviene pedirlo solito a la parrilla, porque lo mejor es la capa crujiente que se le forma en la superficie. También hemos probado pescado en varios restaurants de la zona, pero creo que esta última vez fue la mejor elección, “La Querencia”, en 11 de septiembre 55, a metros de la costa. El restaurant tiene un ambiente muy familiar, para nada lujoso, pero la atención es buena, y el dorado estaba INCREIBLE. No voy a dar mucho detalle, creo que las imágenes hablan por sí solas. ¿El precio?, $46 la porción (en la foto son dos porciones). La guarnición aparte. No es barato, pero vale cada centavo y no tiene desperdicio. Además, pidiendo una entrada, se puede compartir, porque el trozo es muy abundante y bien carnoso.
Para terminar el día no podés dejar de comprar en algún puesto callejero o sobre la ruta alguna naranja o mandarina. En esta época las mandarinas están a $2 o $3 el kilo y son deliciosas. También hay zapallo, calabazas, nueces y miel. Todo es muy sabroso y natural.
lunes, 9 de abril de 2012
Chipa segunda vuelta…lo prometido es deuda
Cuando publiqué la receta de los chipa les conté que había guardado algunos crudos en el freezer y prometí compartir con ustedes la experiencia de sus futura cocción. Hace unos días decidí cocinarlos y debo confesar que quedaron increíbles, superaron totalmente mis expectativas. En pocas palabras les resumo el proceso. El día que hice la masa armé todos los bollitos y separé algunos, los puse en una placa en el freezer y cuando estuvieron bien congelados los guardé en una bolsa y los volví al freezer (se hace la congelación “abierta” primero para que no se peguen entre sí). Cuando decidí cocinarlos los saqué del freezer, los puse en una placa y los metí directo al horno (que había precalentado unos 15 minutos antes). Los cociné como siempre (unos 20 a 25 minutos, sin dejar que se doren demasiado) y aquí está el resultado…
Con este dato les aconsejo hacer una vez bastante cantidad y tener siempre una bolsita con ellos en el freezer. Son una buena opción para acompañar una picada, servir como parte de una entrada, o salir de apuros si llegan amigos inesperados.
lunes, 2 de abril de 2012
Budín de frutos rojos
Hace unas semanas, Marina, una de las dueñas de “Loreto Garden”, me pidió si podía probar una nueva receta de pastelería: un budín de frutos rojos muy húmedo, que ella probó en Nueva York y que allá se conoce como “very berry”. Viendo algunas fotos y basándome en unas recetas que ella me pasó, traté de recrear la versión original. Como yo nunca lo había probado, no puedo asegurarles que haya logrado una verdadera copia, pero lo que sí sé es que el resultado fue excelente y la gente lo ama. Les cuento cómo hacerlo y les aviso que, si bien no es muy complicado, hay que respetar a rajatabla las cantidades y los pasos, porque de lo contrario puede resultar un gran fracaso. El primer paso es descongelar 1 y ½ taza de frutos rojos y dejarlos escurrir en un colador. Luego tenemos que batir 1 taza de azúcar con ½ taza de manteca blanda, perfumar con vainilla y ralladura de limón. Incorporar dos huevos, de a uno por vez. Agregar 100 grs de yogur natural o de vainilla (entero), y por último 1 y ½ taza de harina con 3 cditas. chicas de polvo leudante, alternando con ¼ taza de leche. Volcar esta mezcla en un molde budín nro. 5, enmantecado y enharinado y con un papel en la base (no olvidar el papel!!!). Para terminar, espolvoreamos los frutos con una cda. de harina y los ponemos suavemente sobre la masa, formando una especie de cordón en el centro del budín. Durante la cocción la masa va a crecer y los va a cubrir por completo. Colocamos en un horno moderado (tirando a fuerte) por unos 15 a 20 minutos. Pasado este tiempo o cuando el budín haya crecido y comience a dorarse, lo retiramos y lo cubrimos con un crumble que hacemos mezclando 1/3 taza de harina, ¼ taza de azúcar y tres cdas. de manteca. Yo formo este arenado y lo dejo en el freezer mientras se empieza a cocinar el bundín. Una vez cubierto, lo volvemos a llevar al horno por unos 20 minutos más o hasta que esté cocido.
domingo, 25 de marzo de 2012
Chau, chau, arroz...
Para aquellos que no lo saben, les cuento que por una leve afección del intestino, en mi dieta tengo bastante restringidas las harinas blancas y el arroz. Obviamente, de vez en cuando me doy un gusto (pizza, paella, etc…), pero en lo cotidiano trato de evitarlos. Fue así que, investigando un poco, hace unos años descubrí que el trigo candeal y la cebada perlada resultaban un reemplazo perfecto del arroz. Tienen un valor calórico similar pero aportan mucha más fibra y además son más sabrosos, nunca se pasan o se pegan durante la cocción, y pueden conservarse 4 o 5 días en la heladera sin apelmazarse. Para cocinarlos tenés que hidratarlos un par de horas en agua fría, cambiar el agua y llevar a hervor (con abundante agua) por 40 a 50 minutos (cuanto más tiempo de remojo, menos tiempo de cocción). Van a estar listos cuando los notes bien hinchados y al morderlos resulten tiernos. En ese momento, los colás y enjuagás para que queden bien sueltos los granos. Podés usarlos como guarnición, en ensaladas, postres, etc…De hecho en Italia existe un plato llamado “Orzotto”, que se hace igual que el risotto, pero con cebada en lugar de arroz (la diferencia está en el tiempo de cocción). Yo, hoy por hoy, aunque pudiera volver a elegir el arroz, no lo haría ni loca. En el restaurant donde trabajo, hace un año, incorporé en la carta una ensalada que lleva trigo candeal, entre otras cosas, y es un éxito total. ¿Dónde los comprás?, la cebada perlada en dietéticas y el trigo candeal también en algún supermercado (en COTO casi siempre hay). Ah!...y el precio es muy similar al del arroz.
Les dejo una foto de ambos, la más clarita es la cebada perlada.
Les dejo una foto de ambos, la más clarita es la cebada perlada.
domingo, 18 de marzo de 2012
Garbis, un grato redescubrimiento...
Llegó el fin de semana y, a la hora de la cena, el paladar nuevamente se inclinó por los sabores de medio oriente. Esta vez elegimos volver a “Garbis”, un clásico que, por ciertas razones de logística (nos cerraron la sucursal más cercana) y relación precio-calidad (en decadencia), habíamos dejado de lado por un tiempo. El restaurant tiene un menú a la carta y la opción libre que cuesta $120, más bebida. Como hace un par de años las críticas comenzaron a ser negativas, no quisimos arriesgar tanto el bolsillo y decidimos comprar comida para llevar, y así comprobar o refutar las opiniones ajenas, sin sacrificar medio sueldo en el intento. Afortunadamente nuestra experiencia resultó positiva. Si bien es verdad que algunos sabores están un tanto adaptados al gusto occidental, es indiscutible la presencia de las especias y su diferenciación en las distintas preparaciones. Pedimos una picada caliente ($89, para dos) que consta de: sarmá (hojas de parra y repollo rellenas de carne y arroz, muy ricas y abundante carne en el relleno), subbereg (capas de masa especial y queso, perfecto, suave y untuoso), moussaka (lasaña de berenjena, queso y tomate, acá la hacen sin carne, deberían aclararlo, pero igual es muy sabrosa), keppe al horno (carne picada, trigo y especias, delicioso), brochette de ternerita molida (buenísimo, el sabor de la carne totalmente diferente al del keppe, acompañado de cebolla y tomate) y pilav a la armenia (arroz salteado con fideítos crocantes y manteca (nada especial, pero está bien como guarnición “neutra”).
A esto le agregamos un keppe a la parrilla ($33), es similar al keppe al horno, pero es redondo, y dos boreks (empanadas de masa philo y sésamo, $11 cada una), uno de queso y uno de espinaca, deliciosos y con mucho relleno.
Además de que nos encantó la comida, cabe destacar que la atención de la gente del sector de delivery es excelente (en la sucursal de Monroe, está en un local separado al lado del restaurant), el servicio es rápido y amable, y no escatiman en el “packaging” a la hora de envolver la comida. Por si esto fuera poco, mientras esperás tu pedido, tenés la oportunidad de ir “precalentando” el paladar con alguna delicia que te ofrecen, ayer en la mesita de degustación había tres pastas típicas con pan árabe y unas masitas dulces (que no pude evitar llevarme para el postre).
Esta sucursal queda en Monroe y 11 de Septiembre (4789-9300), y hay dos más, una en Lerma y Estado de Israel y la otra en Scalabrini Ortiz y Cerviño. Aceptan todas las tarjetas y tickets.
En la página web podés ver todos los detalles.
miércoles, 7 de marzo de 2012
Crocantes de sésamo
Hoy se me ocurrió hacer las barritas de sésamo que ahora están tan de moda en todas las casas naturistas y dietéticas. Si no tuviste la oportunidad de probarlas, te cuento que son como un turrón crocante de sésamo y caramelo (miel en realidad), muy sabroso, y que, si bien no son bajas calorías, resultan una alternativa mucho más sana que cualquier barrita de cereal que se ofrece en el mercado. ¿Por qué?, simplemente porque sus ingredientes son totalmente naturales: semillas de sésamo, miel, y azúcar.
En primer tenés que tostar levemente 1 y ¾ tazas de semillas de sésamo blanco (con cuidado porque se queman muy fácilmente). Aparte, en una cacerolita, llevá a hervor ½ taza de miel con 1/3 taza de azúcar común. Pasado un minuto incorporá las semillas y empezá a mezclar con cuchara de madera. Al principio te va a parecer que no pasa nada, pero después de unos 5 o 10 minutos, la mezcla va a ir tomando un color caramelo y se va a tornar más densa. Tenés que mezclar un poquito más hasta que esté de color dorado. Lo volcás sobre una superficie untada con aceite (el mármol de tu mesada o una placa) y lo dejás enfriar. Cuando enfrió y endureció, lo retirás y lo conservás en envases herméticos (aunque no creo que te dure mucho porque es demasiado rico). Si querés cortar barritas para envolver, para regalo por ejemplo, lo hacés cuando todavía está tibio. Sirve para comer solo, como snack, para decorar postres o tortas. Y si lo picás y se lo agregás al yogur, nunca más vas a querer cereales…es un viaje de ida, te lo aseguro.
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Recetas saludables
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