miércoles, 5 de febrero de 2014

Viajando con el paladar, pulpo “A Feira”


Con dos abuelas gallegas, cae de maduro que el pulpo está sí o sí en mi menú familiar. Si bien por un tema de costos no es una comida habitual, de vez en cuando nos damos el gustito. Hasta ahora mis intentos no habían tenido resultados del todo satisfactorios, nunca tuvimos que tirarlo a la basura, pero tampoco fueron de esos platos gloriosos, dignos de buen recuerdo.  Había miles de excusas dando vueltas, que el pulpo no era fresco, que no era español, que se pasó de cocción, que le faltaron unos minutos...etc…Ni soñar con que quede como el mi abuela Pilar, pero al menos similar. Así que de testaruda nomás, en cuanto ví la oferta de pulpo español en el mercado de Primera Junta, lo agarré a mi papá y allá fuimos (si fuera por él, hubiera manejado hasta Mar del Plata para comprarlo). Lo reservé el día anterior y cuando llegamos nos estaba esperando. Según el pescadero lo que diferencia al pulpo español del resto es que tiene doble fila de ventosas, ahí les tiro el primer dato.

Esta vez decidí seguir todos los consejos paso a paso, y no me equivoqué. Primero lo puse en el freezer y ahí quedó hasta el día antes de consumirlo. El congelamiento es para que se rompan las fibras musculares y quede más tierno, antes solían golpearlo contra las piedras, lo cual producía el mismo efecto. Una vez descongelado, lo lavé y le saqué los “piquitos” de su cabeza. Puse una olla enorme con agua al fuego. En cuanto tomó hervor agregué dos hojas de laurel y asusté el pulpo, o sea, lo sumergí y lo saqué tres veces hasta que se le enrularon los tentáculos. Finalmente quedó hirviendo por unos 45 minutos (eran dos pulpos que sumaban 2,5 kg en total).
 
 Una vez listos (yo corté un pedacito y lo probé), apagué el fuego y lo dejé un par de horas dentro del mismo agua. Al momento de servir lo hice como lo hacen en las ferias de Galicia: lo corté (ellos lo hacen con tijera), lo condimenté con sal  pimentón y aceite de oliva y lo acompañé con “cachelos”, papas hervidas al natural. Quedó buenísimo!...tanto que ni para la foto me dejaron….

 

martes, 21 de enero de 2014

Focaccia de cantimpalo, muzzarella y parmesano


Hay miles de recetas y formas de hacer una focaccia, y puede servirse como entrada, para armar un sándwich, completar una panera, para cortar finita y hacer tostadas, en fin, es un pan muy versátil y muy fácil de hacer.

Esta vez abrí la heladera y usé los ingredientes que tenía  a mano, pero respetando la receta básica de la masa, cada uno puede elegir su propia combinación de sabores.

Primero hice una masa con 400 grs. de harina, 1 cda. de sal, 1 cdita. de azúcar, 30 grs. de levadura, 100 cc de aceite de oliva y 200 cc de agua tibia.  El bollo tiene que quedar muy tierno, si es necesario,  agregar algo más de líquido. Lo dejé descansar unos  45 minutos y después lo desgasifiqué y le agregué 150 grs de muzarella picada y ½ chorizo colorado picado. Mezclé todo y acomodé la masa en un molde enaceitado  (yo usé uno de 25 x25) aplastando con la punta de los dedos hasta que cubrió toda la superficie. La dejé levar hasta que duplicó su volumen y antes de llevarla al horno la cubrí con parmesano rallado. La cociné por unos 25 minutos en horno moderado, hasta que quedó bien dorada y tentadora como la ven en la foto. 
 

jueves, 2 de enero de 2014

Malfatti..."casi" ñoquis para principiantes...


Los malfatti, que en italiano significa “mal hechos”, son una especie de ñoquis  que, al llevar poca harina en si composición, no toman una forma definida y de ahí el origen de su nombre.

Como la receta no es exacta, yo recomiendo hacer la masa y antes de armarlos fomar un par y cocinarlos en agua hirviendo para ver cómo quedan (se cocinan igual que los ñoquis, cuando suben ya están listos).

Lo más común es hacerlos de ricota y espinaca, pero como yo tenía acelga, la usé y quedaron perfectos. Procesé la verdura cocida (un atado) y la mezclé con 500 grs de ricota. Agregué 1 huevo y condimenté con sal, pimienta y nuez moscada. Para terminar fui agregando harina de a poco hasta que se formó un bollo tierno. Apenas toma forma hay que dejar de incorporar harina porque tienen que quedar mucho más livianos que los ñoquis. Una vez lista la masa tomé porciones con una cuchara y las fui tirando al agua hirviendo. Cuando flotaron los retiré y los puse en una fuente apta para horno. Los cubrí con queso crema y muzzarella y los gratiné hasta que quedaron bien dorados.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Del mar a nuestra mesa...hoy, la jibia.


Hace un tiempito estaba comprando pescado en el barrio chino y hubo algo que llamó mucho mi atención, la Jibia. Más que su aspecto, de molusco gigantesco, fue su precio lo más sorprendente, $30 el kilo, por algo que a simple vista se podría confundir con un pulpo español. No pude con mi genio y cuando llegué a casa lo primero que hice fu una búsqueda virtual, y esto fue lo que encontré:

“El nombre científico de la jibia es Dosidicus gigas, también conocida como calamar gigante. Se encuentra en casi toda la costa del Pacífico y, en Chile.Alcanza un tamaño de entre 50 y 140 cms. y pesa entre 20 y 50 kilos. Se alimenta prácticamente de toda clase de peces.
Los pescadores artesanales, aunque en pequeña escala, siempre la han capturado. Pero su venta ha sido baja y el consumo escaso. La pesca de la jibia en Chile ha experimentado un desarrollo vertiginoso en el último tiempo. De una producción nula, en el año 2000, saltó significativamente a las 33 mil toneladas el año 2010, sólo para exportación a Corea del Sur, China, Japón y España."
Otra cosa que me llamó la atención fueron sus propiedades nutricionales:
"…La jibia es rica en proteínas, de muy fácil digestión, prácticamente no contiene grasas ni carbohidratos y es alta en yodo. Se recomienda su consumo con la misma frecuencia que la de pescados y mariscos en general, es decir, dos a tres veces por semana…". Sus valores nutricionales son:

Humedad : 81%
Grasa : 1,1%
Proteína : 16.0%
Sales minerales : 1,7%
Calorías (100g) : 101


Después de leer todo esto me decidí y compré una para probarla. El molusco entero es enorme ya que, al igual que los calamares, tiene una parte de “tubo” y una parte de tentáculos. En el lugar donde yo la compré se puede comprar solo la parte de tentáculos, y es por eso que parece un pulpo. Solo esa parte ya pesa entre 1 y 3 kilos, viene limpia y sin nada de desperdicios. Yo la herví por 50 minutos y después la preparé con aceite de oliva y pimentó. Quedó súper tierna y deliciosa. Se las recomiendo para agregar en paellas, ensaladas, cazuelas o para comer así solita con unas papas al natural, todo un hallazgo!!! Así quedó después de cocinarla y cortarla:
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 

miércoles, 27 de noviembre de 2013

"El Ñandú", sabor y naturaleza se conjugan a minutos de la ciudad...


"El Ñandú" ofrece una gran variedad de platos regionales, cortes de carne, pescados, quesadillas, ensaladas y mucho más, todo cocinado en horno de barro o parrilla, al igual que sus “primas hermanas” Las Cholas, Las Cholitas o Las Cabras. Si bien la ambientación es muy similar en todas (mesas y sillas rústicas, mantel de papel, velitas y crayones para dibujar), El Ñandú se caracteriza por su entorno natural. Está en Acassuso y ubicado muy cerca de la ribera, inmerso en una especie de bosque, por lo que parte de atrás del restaurant ofrece la posibilidad de comer al aire libre y rodeado de árboles. El lugar es muy grande, de hecho hay dos zonas de parrillas porque con una sola no darían abasto para todos los comensales. Las mesas están bien distribuidas, sin amontonar, y la atención, que en este tipo de lugares suele ser lenta, es bastante ágil.

 
Respecto de la comida, siguen la fórmula de toda la cadena mencionada al principio, no cobran cubierto y sirven pan casero con manteca (el pan buenísimo, y  la manteca siempre es “Sancor”). Los platos son muy abundantes y muy bien servidos, y el precio más que justo. Un hallazgo son los pescados, como el pacú a la parrilla que sale sobre colchón de verdes, tomate, palta y champignones frescos ($69,50). Perfecta la cocción y de sabor increíble, ya que el Pacú es un pescado de río que suele tener gusto a tierra y este no fue el caso (ya lo había probado en “Las Cabras” y también estaba buenísimo).

 
También probamos la cazuela de salmón rosado con crema de espinacas y queso ($55), deliciosa!. No les puedo explicar lo rica que estaba la crema de espinacas, con el condimento exacto y el punto de sal impecable.

Y por último un arroz de la estancia, salteado con hongos y gratinado con queso ($46,5), rico, pero hemos comido mejores.

La bebida sin alcohol está $19, la carta de vinos es buena y con precios correctos.

"El Ñandú" está en Sebastián Elcano 648, Acassuso. Abre todos los días, no aceptan tarjetas y tampoco reservas, así que andá temprano o con paciencia.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Torta de ricota sin masa


En la heladera había ricota, la familia tenía ganas de comer torta de ricota, pero yo no tenía tiempo para hacer ponerme a amasar, así que se me ocurrió preparar esta torta súper simple y liviana, que, como todo invento, admite variaciones y mejoras. Yo te cuento cómo la hice, y vos podés darle tu toque personal (por ejemplo agregar pasas de uva o trocitos de chocolate) .

Puse 700 grs de ricota en un bol y agregué 2 cdas. de queso crema, 250 grs de azúcar, 3 huevos, 3 cdas. de harina (puede ser fécula de maíz y así sería apto para celíacos), esencia de vainilla y ralladura de 1 limón. Procesé todo con un mixer de mano y lo volqué en una tortera enmantecada y enharinada. Cociné en horno bajo por 45 minutos aprox., aunque eso depende cada horno, por las dudas verificá el punto de cocción con un palillo. Una vez cocida, la retiré y la dejé que baje la temperatura antes de ponerla en la heladera.

 

Nosotros la comimos sola, pero se me ocurre que quedaría muy bien con alguna mermelada cítrica o frutas frescas de estación. Para lo más golosos creo que una buena cucharada de dulce de leche sería el acompañamiento ideal.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Larga vida a la Papaya....


Hoy quiero contarles un poco a cerca de la papaya, que, además de ser deliciosa, tiene propiedades casi milagrosas para nuestra salud, y lo digo con conocimiento de causa.

La papaya es un fruto de la familia de las caricáceas y según en el país donde nos encontremos se puede conocer como mamón, lechosa, melón papaya, etc…Si bien es de origen centroamericano aquí en Argentina hay producción de esta fruta en Misiones, Corrientes, Formosa, Jujuy y Salta. Hay muchas variedades de papaya, pero las más conocidas acá son dos bien diferentes, unas más grandes y alargadas, que suelen venderse en algunas verdulerías o mercados de barrio, y unas más chicas y pintorescas que se comercializan en supermercados y se exportan. Las más grandes, cuando están maduras, son mucho más dulces y sabrosas.




Para quienes nunca la probaron les cuento que tiene una textura muy jugosa, entre un melón y un durazno, y un sabor súper aromático pero suave, a diferencia del mango que suele ser fibroso y de sabor intenso. Se puede consumir fresca, en jugos, licuados o ensaladas, o cocida, como dulce o en un chutney. Pero lo más importante es el poder curativo que tiene una sustancia que se encuentra en ella, la papaína.

 La papaína es una enzima  que tiene propiedades peptolíticas que provocan la ruptura de múltiples enlaces en las proteínas animales, y con ello aumenta nuestra capacidad para digerir alimentos “pesados”. Acá quiero detenerme porque es algo que me toca muy de cerca. Después de estar un tiempo en Brasil, consumiendo papaya a diario, me dí cuenta que, aún comiendo cosas a las que mi organismo no está acostumbrado, me sentía mucho mejor, y así fue que de vuelta en Buenos Aires no paré de buscar hasta que la conseguí y la incorporé a mi dieta diaria. Es increíble el cambio, solo hagan la prueba dos o tres días y me cuentan.

También tiene propiedades antiinflamatorias y desintoxicantes. Es de gran utilidad en el tratamiento de eccemas, psoriasis y bronquitis, como en el control de hematomas y edemas producidos por lesiones, así también  resulta un remedio muy eficaz contra las picaduras de insectos.

Por último les digo que la papaya tiene pocas calorías, y muchos minerales como calcio, hierro, fósforo y vitaminas A y C.

Si la compran y todavía está verde, la tienen que envolver en papel y reservar hasta que la piel tome un color amarillento y esté más blanda al tacto, no demasiado porque si no se pasa. No compren la chiquita del supermercado, es carísima y no vale la pena. En el barrio boliviano de Liniers se consigue por unos $15 el kilo, también se la podés pedir al verdulero de tu barrio. 

Éstas son las última que yo compré. La primera todavía estaba verde, en la otra ya se puede ver el cambio de tonalidad de la piel...