Esta vez he decidido escribir no solo a título
informativo, sino también en tono de protesta. Sí, protesto contra la gente que
se cree que porque sus palabras son publicadas por uno de los diarios más
leídos del país, tienen derecho a escribir cualquier cosa, sin informarse
previamente, cayendo en errores descomunales.
Paso a contarles: la revista que acompaña la edición del
diario “La Nación”, específicamente la del pasado domingo 22 de abril, publicó
una nota sobre los beneficios del consumo de pescados azules. En la nota se
hizo una breve descripción del tipo de grasa contenida en los mismos y de sus
contribuciones a nuestra salud. Hasta ahí, todo perfecto. El problema comienza
cuando, después de mencionar algunos ejemplos de este tipo de pescados, la autora
del artículo intenta dar algunas recomendaciones sobre distintas opciones para
incorporarlos en la dieta, entre las cuales sugiere comprar “Salmón blanco”
porque es más económico, y claro!!!, ¿cómo no va a ser más económico si no es
salmón?, y para colmo está lejísimos de la familia de los salmónidos y los
pescados azules.
Luego de mi despacho, procedo a dar el alegato
correspondiente.
Para quienes no lo saben, lo que se conoce como “salmón
blanco” o “salmón de mar”, cuyo nombre científico es Pseudopercis semifasciata pertenece a la
familia denominada “Pinguipedidae”, que nada tiene que ver con la de los
salmónidos. Es un pescado que habita en el Océno Atlántico (por eso también se
lo puede encontrar como salmón del Atlántico), a diferencia del salmón rosado,
que vive en el mar pero remonta los ríos para desovar, y se encuentra en el
Océano Pacífico. El salmón blanco además de no ser un salmónido, como ya
mencioné, tampoco es un pescado azul, y la prueba más fehaciente de esto es la
forma de su cola. Sí, tal cual leyeron. La mejor forma de distinguir un pescado
azul es por su cola en forma de V, mientras que la de los pescados blancos
tiene una forma de tipo semicircular, como pueden ver en las fotos.
Cola de pescados Blancos
Ahora les muestro una foto del salmón blanco y una del rosado, donde esto se aprecia perfecto.
“Falso” salmón blanco
Salmón rosado
Si van a la pescadería, y hay de las dos variedades, van
a poder ver que tienen cierta similitud en la pigmentación de la piel (las
manchitas en el lomo), y por eso es que “popularmente” se dice salmón blanco o
de mar, aunque de salmón no tenga nada.
Para terminar, les voy a dejar una breve reseña de los
beneficios de los pescados azules, y les digo que sin necesidad de recurrir al
salmón rosado, que es una de las variedades más caras, pueden probar la
palometa o la anchoa de banco que son deliciosas y admiten muchas formas de
cocción: al horno, parrilla, en filet a la plancha, y hasta como relleno de
tartas o empanadas, para salir un poco de la rutina de los enlatados. Otras
variedades de esta familia son: trucha, anchoa, boquerón, caballa, jurel, atún,
bonito, cazón.
Beneficios de los pescados azules.
Años de experimentación culinaria y estudios
nutricionales han permitido descubrir que son alimentos saludables, protectores
del corazón que además previenen enfermedades reumáticas, algunos tumores y
mantienen la piel sana. Y
todo gracias a su alto contenido en un tipo de ácidos grasos esenciales: los
omega 3. Los ácidos omega 3, con los que hoy se enriquecen
desde huevos a leche, pasando por margarinas, son grasas monoinsaturadas, un
grupo al también pertenece el aceite de oliva. Se sabe que, frente a la
insaturadas y la transaturadas, producen beneficios en el sistema
cardiovascular porque contribuyen a rebajar las concentraciones de
triglicéridos en sangre, inciden positivamente en los niveles de colesterol y
mejoran la hipertensión, evitando la formación de placas de ateroma en las
arterias y contribuyendo a la elasticidad y dilatación de las últimas. Algunos
estudios hablan que la ingesta dos veces por semana de pescados azules puede
llegar a disminuir a la mitad la mortalidad por enfermedad coronaria. Pero no
sólo el corazón agradece el consumo regular de pescados azules. El sistema
osteomuscular es otro de sus beneficiados. Y es que las grasas juegan un papel
muy importante en la biología esquelética y la salud de los huesos porque
ayudan a mantener la densidad ósea del esqueleto.
Por eso, los ácidos omega 3 son positivos frente a enfermedades como la
artritis y la osteoporosis. La primera es una enfermedad inflamatoria que
termina por deteriorar el cartílago y contra la que los ácidos omega 3
protegen, gracias a que inhiben la acción de sustancias como los leucotriendos
y la postaglandinas, las cuales desencadenan el proceso inflamatorio de la
enfermedad.
Es también este papel antiinflamatorio el que logra que los omega 3 de
los pescados azules mejoren problemas alérgicos como el asma: algunas
investigaciones señalan que consumiendo 2000 mgr diarios, la función pulmonar
aumenta hasta un 23 por ciento. Se han descubierto ventajas similares frente a
otras dolencias, en este caso del tracto digestivo como la colitis ulcerosa y
la enfermedad de Crohn.
Asimismo los omega 3 son beneficiosos para la piel, sobre todo en lo que
se refiere a la protección frente a la radiación ultravioleta del sol. Otra vez
debido a su potente efecto antiinflamatorio, alivian trastornos dermatológicos
como las dermatitis atópica y la psoriasis. Para acabar la lista de los
múltiples efectos beneficiosos de los pescados azules, mencionar que pueden
prevenir tumores de mama y colón, y que mejoran la acción de la insulina en los
diabéticos.
Pero no sólo de omega 3 pueden presumir estas especies, ya que también
son ricas en yodo, hierro, magnesio y fósforo, y encierran buenas dosis de
vitaminas A, D y B12. El mejor momento del año para consumirlas depende de cada
variedad: el jurel, entre diciembre y mayo, la sardina, de abril a octubre, y
el salmón, todo el año. La cantidad de grasa de los pescados es mayor en verano
y a principios del otoño que en el resto de las estaciones, pero estas
concentraciones también dependen de la edad y el tamaño de cada ejemplar.
Respecto a la forma más adecuada de cocinar los pescados azules,
nutricionalmente hablando conviene elegir la parrilla, el horno, la papillote y
también el vapor. En general, vale cualquier técnica que no requiera mucha
elaboración y preserve todos sus nutrientes, incluidos los omega 3.
Ojo! quienes sufran altas tasas
de ácido úrico deberán controlar su consumo.
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