Hoy, un
clásico de clásicos, pionono. Sí, ya sé, lo primero que pensás es que la receta
más simple consiste en ir a comprarlo al súper, pero te aseguro que una vez que
lo hagas, nunca más vas a querer volver al industrial. ¿Por qué?, varias
razones: lo podés hacer del tamaño que necesites, nunca se te va a quebrar
cuando lo enrolles, tenés la opción de
saborizarlo, y lo más importante, es mucho más rico!. Si seguís los pasos que
te cuento a continuación, es imposible que te quede mal, así que manos a la
obra.
Antes que
nada te digo que con las cantidades que te paso, sale una placa de 25cm x 35cm,
según el tamaño de tu molde, podés agregar huevos, siempre respetando las
proporciones. Yo usé 3 huevos, 30 grs. de harina, 30 grs. de azúcar y 2 cdas.
soperas de miel. La regla es muy fácil, por cada huevo son 10 grs de harina y 10
de azúcar, pero si lo querés más grueso, le agregás 10 grs más de harina y 10
de azúcar, al total de la preparación (no 10 más por cada huevo).
Primero hay
que batir los huevos con el azúcar a punto letra, o sea hasta que puedas hacer
un dibujo con el batido y se mantenga el trazo por unos segundos. Después,
agregar la miel y unas gotas de vainilla (puede ser ralladura de algún cítrico
también). Batir unos segundos más para integrar y dejar la batidora. Por
último, agregar la harina con movimientos envolventes y volcar sobre una placa
forrada con papel bien enmantecado (sin enharinar). Antes de llevar al horno, pasar
un dedo por todo el borde, como haciendo un surco entre la masa y los laterales
del molde, y cocinar en horno fuerte entre 10 y 12 minutos. Retirar y desmoldar
sobre un paño. Con mucho cuidado sacar el papel y enrollar con el paño. Dejar
entibiar un poco, sacar el paño y volver a enrollar pero esta vez con el
papel.
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