Como ya les
conté, desde fines del año pasado estoy embarcada en la dichosa aventura de
adentrarme en el mundo del crudiveganismo. No hay una carrera universitaria
para recibirse de “crudivegano” o un manual que nos dé una definición exacta de
esta palabra; como la mayoría de las cosas en la vida, todo es cuestión de
probar. La experiencia demostró que con este tipo de alimentación se pueden
sanar muchas enfermedades y prevenir otras tantas, y no es ninguna novedad que
la comida es el combustible de nuestro cuerpo y es lógico que a mejor calidad
de lo que ingerimos, mayor será nuestro rendimiento. Hay mucha bibliografía e información en
internet respecto de este estilo de vida, pero para resumir un poco y entender
el porqué de ciertas cosas, les voy a
mencionar, con mis palabras, lo que
aprendí hasta ahora:
- - Consumir alimentos crudos, activados o germinados, en su mayoría frutas, verduras (en especial hojas verdes), hierbas, especias, semillas, hongos, algas y legumbres.
- - Los alimentos no deben exponerse a más de 42° C, ya que a partir de esa temperatura sus enzimas mueren y el cuerpo necesita usar las propias para digerirlos, gastando energía innecesariamente (para eso se usan el sol o los deshidratadores de alimentos).
- - No consumir cereales ni derivados. Sí, arroz yamaní, mijo, quinoa o amaranto.
- - Todo lo que se consume debe ser orgánico, o sea, libre de pesticidas y productos químicos.
- - No consumir productos de origen animal.
- - Las semillas y frutas secas se activan (se remojan) para facilitar la producción de enzimas benéficas, incentivar la cantidad de vitaminas y facilitar su digestión.
- - No consumir ningún tipo de azúcar. Algunos consumen miel o azúcar de coco. Se puede utilizar stevia natural.
- - Incorporar súper alimentos: maca, espirulina, chía,etc…
- - Utilizar sal marina o del Himalaya preferentemente
- - Evitar la soja y sus derivados, aunque de vez en cuando se puede usar salsa de soja o tofu, siempre que sean orgánicos.
- - Se considera una dieta crudivegana cuando el 80% de la misma está constituído por alimentos crudos.
Ahora bien,
la mayoría de ustedes estarán pensando que esta alimentación es aburrida,
complicada y que solo unos pocos pueden adaptarse, la realidad es que es todo
lo contrario: es infinita la cantidad de platos que pueden prepararse y todos
son muy sabrosos gracias al uso de las hierbas, especias y semillas; y lo más
importante, aunque no nos demos cuenta, todos tenemos nuestro lado crudivegano
oculto. Quien no se tentó alguna vez con un guacamole, una ensalada de rúcula,
peras y nueces, o de pepino, cebolla, tomates y aceitunas; una tapenade o un
pesto de tomates secos; una salsa criolla o un chimichurri; un plato de arroz yamaní con verduras de
estación o una coleslaw de repollo, zanahoria y manzana; una ensalada de frutas
o un licuado de banana y leche de coco y ni que hablar de un mix de semillas y
frutos secos con miel. Todo lo que acabo de mencionar son preparaciones
crudiveganas que comemos muy a menudo sin detenernos a analizar a qué tipo de
alimentación pertenecen. Es que todos llevamos nuestro pequeño crudívoro
interior. El crudiveganismo es una
elección, hay quienes la hacen todos los días de su vida, y quienes la toman de
vez en cuando, algunos más seguido que otros. Yo, por ejemplo, soy omnívora,
pero nunca fui fanática de la carne y por eso, sin planearlo, mi alimentación
siempre fue muy rica en frutas, verduras, legumbres y semillas, por lo que la
mayoría de los días de la semana elijo platos que cumplen con los preceptos del
crudiveganismo, pero no por eso voy a decir que soy “crudivegana”, al menos no
por ahora. Creo que lo importante para quienes quieran llevar una alimentación
saludable es tratar de incorporar cada vez más este tipo de alimentos y
técnicas, y ver qué pasa con su cuerpo, porque cada uno digiere y asimila de
una manera diferente.
Quienes me
siguen en Facebook habrán visto unas cuantas fotos de las recetas que fui
probando y algunos curiosos quieren saber dónde adquirir esos manjares; bueno,
no quiero contar demasiado pero les
puedo adelantar que estamos terminando de cocinar un proyecto al respecto y que
en muy poco tiempo tendrán excelentes
novedades. Para este proyecto contamos con el asesoramiento de Diego Castro,
referente argentino de la cocina crudivegana. Diego fue el pionero en nuestro
país, y hoy tengo el privilegio de nutrirme de sus conocimientos y experiencia.
Diego no solo tiene una trayectoria de años en el tema, sino una gran
generosidad al compartir su tiempo y transmitirme toda su pasión por la salud
de nuestro cuerpo y nuestro espíritu. Hace unos días hicimos una degustación y
me gustaría terminar con algunas fotos de las cosas que preparamos con Diego,
miren con atención y díganme si siguen pensando que los crudiveganos solo
“viven de ensalada”.
Falafel de semillas con salsa de cilantro
Sandwich de palta con vegetales y crema de tomates secos
Sushi
Torta de chocolate
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