lunes, 9 de abril de 2012

Chipa segunda vuelta…lo prometido es deuda

Cuando publiqué la receta de los chipa les conté que había guardado algunos crudos en el freezer y prometí compartir con ustedes la experiencia de sus futura cocción. Hace unos días decidí cocinarlos y debo confesar que quedaron increíbles, superaron totalmente mis expectativas. En pocas palabras les resumo el proceso. El día que hice la masa armé todos los bollitos y separé algunos, los puse en una placa en el freezer y cuando estuvieron bien congelados los guardé en una bolsa y los volví al freezer (se hace la congelación “abierta” primero para que no se peguen entre sí). Cuando decidí cocinarlos los saqué del freezer, los puse en una placa y los metí directo al horno (que había precalentado unos 15 minutos antes). Los cociné como siempre (unos 20 a 25 minutos, sin dejar que se doren demasiado) y aquí está el resultado…

Con este dato les aconsejo hacer una vez bastante cantidad y tener siempre una bolsita con ellos en el freezer. Son una buena opción para acompañar una picada, servir como parte de una entrada, o salir de apuros si llegan amigos inesperados.

lunes, 2 de abril de 2012

Budín de frutos rojos

Hace unas semanas, Marina, una de las dueñas de “Loreto Garden”, me pidió si podía probar una nueva receta de pastelería: un budín de frutos rojos muy húmedo, que ella probó en Nueva York y que allá se conoce como “very berry”. Viendo algunas fotos y basándome en unas recetas que ella me pasó, traté de recrear la versión original. Como yo nunca lo había probado, no puedo asegurarles que haya logrado una verdadera copia, pero lo que sí sé es que el resultado fue excelente y la gente lo ama. Les cuento cómo hacerlo y les aviso que, si bien no es muy complicado, hay que respetar a rajatabla las cantidades y los pasos, porque de lo contrario puede resultar un gran fracaso. El primer paso es descongelar 1 y ½ taza de frutos rojos y dejarlos escurrir en un colador. Luego tenemos que batir 1 taza de azúcar con ½ taza de manteca blanda, perfumar con vainilla y ralladura de limón. Incorporar dos huevos, de a uno por vez. Agregar 100 grs de yogur natural o de vainilla (entero), y por último 1 y ½ taza de harina con 3 cditas. chicas de polvo leudante, alternando con ¼ taza de leche. Volcar esta mezcla en un molde budín nro. 5, enmantecado y enharinado y con un papel en la base (no olvidar el papel!!!). Para terminar, espolvoreamos los frutos con una cda. de harina y los ponemos suavemente sobre la masa, formando una especie de cordón en el centro del budín. Durante la cocción la masa va a crecer y los va a cubrir por completo. Colocamos en un horno moderado (tirando a fuerte) por unos 15 a 20 minutos. Pasado este tiempo o cuando el budín haya crecido y comience a dorarse, lo retiramos y lo cubrimos con un crumble que hacemos mezclando 1/3 taza de harina, ¼ taza de azúcar y tres cdas. de manteca. Yo formo este arenado y lo dejo en el freezer mientras se empieza a cocinar el bundín. Una vez cubierto, lo volvemos a llevar al horno por unos 20 minutos más o hasta que esté cocido.   

domingo, 25 de marzo de 2012

Chau, chau, arroz...

Para aquellos que no lo saben, les cuento  que por una leve afección del intestino, en mi dieta tengo bastante restringidas las harinas blancas y el arroz. Obviamente, de vez en cuando me doy un gusto (pizza, paella, etc…), pero en lo cotidiano trato de evitarlos. Fue así que, investigando un poco, hace unos años descubrí que el trigo candeal y la cebada perlada resultaban un reemplazo perfecto del arroz. Tienen un valor calórico similar pero aportan mucha más fibra y además son más sabrosos, nunca se pasan o se pegan durante la cocción, y pueden conservarse 4 o 5 días en la heladera sin apelmazarse. Para cocinarlos tenés que hidratarlos un par de horas en agua fría, cambiar el agua y llevar a hervor (con abundante agua) por 40 a 50 minutos (cuanto más tiempo de remojo, menos tiempo de cocción). Van a estar listos cuando los notes bien hinchados y al morderlos resulten tiernos. En ese momento, los colás y enjuagás para que queden bien sueltos los granos. Podés usarlos como guarnición, en ensaladas, postres, etc…De hecho en Italia existe un plato llamado “Orzotto”, que se hace igual que el risotto, pero con cebada en lugar de arroz (la diferencia está en el tiempo de cocción). Yo, hoy por hoy, aunque pudiera volver a elegir el arroz, no lo haría ni loca. En el restaurant donde trabajo, hace un año, incorporé en la carta una ensalada que lleva trigo candeal, entre otras cosas, y es un éxito total. ¿Dónde los comprás?, la cebada perlada en dietéticas y el trigo candeal también en algún supermercado (en COTO casi siempre hay). Ah!...y el precio es muy similar al del arroz.
Les dejo una foto de ambos, la más clarita es la cebada perlada.

domingo, 18 de marzo de 2012

Garbis, un grato redescubrimiento...

Llegó el fin de semana y, a la hora de la cena, el paladar nuevamente se inclinó por los sabores de medio oriente. Esta vez elegimos volver a “Garbis”, un clásico que, por ciertas razones de logística (nos cerraron la sucursal más cercana) y relación precio-calidad (en decadencia), habíamos dejado de lado por un tiempo. El restaurant tiene un menú a la carta y la opción libre que cuesta $120, más bebida. Como hace un par de años las críticas comenzaron a ser negativas, no quisimos arriesgar tanto el bolsillo y decidimos comprar comida para llevar, y así comprobar o refutar las opiniones ajenas, sin sacrificar medio sueldo en el intento. Afortunadamente nuestra experiencia resultó positiva. Si bien es verdad que algunos sabores están un tanto adaptados al gusto occidental, es indiscutible la presencia de las especias y su diferenciación en las distintas preparaciones. Pedimos una picada caliente ($89, para dos) que consta de: sarmá (hojas de parra y repollo rellenas de carne y arroz, muy ricas y abundante carne en el relleno), subbereg (capas de masa especial y queso, perfecto, suave y untuoso), moussaka (lasaña de berenjena, queso y tomate, acá la hacen  sin carne, deberían aclararlo, pero igual es muy sabrosa), keppe al horno (carne picada, trigo y especias, delicioso), brochette de ternerita molida (buenísimo, el sabor de la carne totalmente diferente al del keppe, acompañado de cebolla y tomate) y pilav a la armenia (arroz salteado con fideítos crocantes y manteca (nada especial, pero está bien como guarnición “neutra”).

A esto le agregamos un keppe a la parrilla ($33), es similar al keppe al horno, pero es redondo, y dos boreks (empanadas de masa philo y sésamo, $11 cada una), uno de queso y uno de espinaca, deliciosos y con mucho relleno.


Además de que nos encantó la comida, cabe destacar que la atención de la gente del sector de delivery es excelente (en la sucursal de Monroe, está en un local separado al lado del restaurant), el servicio es rápido y amable, y no escatiman en el “packaging” a la hora de envolver la comida. Por si esto fuera poco, mientras esperás tu pedido, tenés la oportunidad de ir “precalentando” el paladar con alguna delicia que te ofrecen, ayer en la mesita de degustación había tres pastas típicas con pan árabe y unas masitas dulces (que no pude evitar llevarme para el postre).


Esta sucursal queda en Monroe y 11 de Septiembre (4789-9300), y hay dos más, una en Lerma y Estado de Israel y la otra en Scalabrini Ortiz y Cerviño. Aceptan todas las tarjetas y tickets.
En la página web podés ver todos los detalles.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Crocantes de sésamo

Hoy se me ocurrió hacer las barritas de sésamo que ahora están tan de moda en todas las casas naturistas y dietéticas. Si no tuviste la oportunidad de probarlas, te cuento que son como un turrón crocante de sésamo y caramelo (miel en realidad), muy sabroso, y que, si bien no son bajas calorías, resultan una alternativa mucho más sana que cualquier barrita de cereal que se ofrece en el mercado. ¿Por qué?, simplemente porque sus ingredientes son totalmente naturales: semillas de sésamo, miel, y azúcar.
En primer tenés que tostar levemente 1 y ¾ tazas de semillas de sésamo blanco (con cuidado porque se queman muy fácilmente). Aparte, en una cacerolita, llevá a hervor ½ taza de miel con 1/3 taza de azúcar común. Pasado un minuto incorporá las semillas y empezá a mezclar con cuchara de madera. Al principio te va a parecer que no pasa nada, pero después de unos 5 o 10 minutos, la mezcla va a ir tomando un color caramelo y se va a tornar más densa. Tenés que mezclar un poquito más hasta que esté de color dorado. Lo volcás sobre una superficie untada con aceite (el mármol de tu mesada o una placa) y lo dejás enfriar. Cuando enfrió y endureció, lo retirás y lo conservás en envases herméticos (aunque no creo que te dure mucho porque es demasiado rico). Si querés cortar barritas para envolver, para regalo por ejemplo, lo hacés cuando todavía está tibio. Sirve para comer solo, como snack, para decorar postres o tortas. Y si lo picás y se lo agregás al yogur, nunca más vas a querer cereales…es un viaje de ida, te lo aseguro.

miércoles, 29 de febrero de 2012

"Chan Chan", una caricia peruana al paladar, y al bolsillo...

 El viernes pasado mi tía me llamó y me dijo: “…¿vamos a cenar comida peruana?...”, y como era un asunto que tenía pendiente hace tiempo, no lo dudé ni un segundo. Ella, que conoce un poco más ese circuito gastronómico, ya tenía decidido el lugar, “Chan Chan”, en el barrio de Monserrat. Ella no lo conocía pero tenía muy buenas referencias, y quien se las dio, no se equivocó. El lugar no es muy grande, pero está súper limpio y decorado de una manera alegre pero no exagerada. Las mozas son atentas y prolijas (cada una con su uniforme).





La carta es muy variada, hay pescados, mariscos y todo tipo de carnes (de vaca, pollo, cordero, conejo) en diferentes cocciones (o crudas, como el ceviche o los tiraditos de pescado). El tamaño de los platos es justo para uno (salvo unos pocos que aclaran “para compartir”) y su precio promedia los $35 (sí, sí, aunque no lo crean). Cobran $4 de cubierto y te traen pan blanco con dos salsitas riquísimas, una picante (muuuyyy picante) y huancaína (salsa típica a base de queso y ají amarillo). Yo no pedí ceviche porque mi tía no come pescado crudo y la idea era probar entre las dos, así que optamos por “anticuchos de dos salmones”, (rosado y blanco, aunque el blanco sea falso salmón, estaba tan rico que no me ofendí por el error), $31  y “mero a lo macho”, $32. Los anticuchos buenísimos, el pescado, grillado, estaba bien crocante por fuera y jugoso por dentro, acompañado por batata hervida, morrón y verdeo picados. Verán que el plato no era demasiado abundante, porque en realidad figura como entrada. El mero lo sirven frito con salsa de mariscos, arroz y papa al natural. La salsa una delicia y el arroz con un perfecto punto de cocción. Mi tía lo pidió no muy picante, y vino casi nada picante, pero con la salsita que nos trajeron al principio lo condimentó perfecto.


Si los precios de los platos te parecen económicos, ni te cuento los de las bebidas: agua o gaseosa, $7, cerveza de litro (Heineken), $20, y el vino que tomamos nosotras, un tinto “Finca Beltrán dúo” de familia Zuccardi, $22, también tienen Ampakama, de San Juan, a $27, INCREIBLE!!!. Obviamente ya estoy planeando la próxima visita, y esta vez con ceviche incluído.
Si tenés ganas de probar algo distinto, no dejes de ir, queda en Hipólito Yrigoyen 1390. Ah!, andá temprano porque se llena rápido.

sábado, 25 de febrero de 2012

Lasagna de zuchini, salmón y champignon...

Una vez más, las pequeñas sobras que se fueron acumulando en la heladera (post- fiesta) dieron origen a un plato rápido, fácil y, lo más importante, riquísimo. Para remplazar la masa usé lonjas de zuchini que corté y cocine hasta que estuvieron tiernas, pero sin llegar a hacerse puré (al horno o microondas). Como relleno mezclé un poco de mousse de salmón ahumado (podés ver la receta en “Entradas”) con champignones y ciboulete picado. Y para terminar le puse una mezcla de los trozos de quesos que tenía olvidados por ahí (cremoso, muzarella, brie). Como ya estaba todo cocido, solo lo llevé unos 15 minutos al horno para que se caliente, se fusionen todos los sabores, se gratine y quede así de tentador…