miércoles, 6 de noviembre de 2013

Larga vida a la Papaya....


Hoy quiero contarles un poco a cerca de la papaya, que, además de ser deliciosa, tiene propiedades casi milagrosas para nuestra salud, y lo digo con conocimiento de causa.

La papaya es un fruto de la familia de las caricáceas y según en el país donde nos encontremos se puede conocer como mamón, lechosa, melón papaya, etc…Si bien es de origen centroamericano aquí en Argentina hay producción de esta fruta en Misiones, Corrientes, Formosa, Jujuy y Salta. Hay muchas variedades de papaya, pero las más conocidas acá son dos bien diferentes, unas más grandes y alargadas, que suelen venderse en algunas verdulerías o mercados de barrio, y unas más chicas y pintorescas que se comercializan en supermercados y se exportan. Las más grandes, cuando están maduras, son mucho más dulces y sabrosas.




Para quienes nunca la probaron les cuento que tiene una textura muy jugosa, entre un melón y un durazno, y un sabor súper aromático pero suave, a diferencia del mango que suele ser fibroso y de sabor intenso. Se puede consumir fresca, en jugos, licuados o ensaladas, o cocida, como dulce o en un chutney. Pero lo más importante es el poder curativo que tiene una sustancia que se encuentra en ella, la papaína.

 La papaína es una enzima  que tiene propiedades peptolíticas que provocan la ruptura de múltiples enlaces en las proteínas animales, y con ello aumenta nuestra capacidad para digerir alimentos “pesados”. Acá quiero detenerme porque es algo que me toca muy de cerca. Después de estar un tiempo en Brasil, consumiendo papaya a diario, me dí cuenta que, aún comiendo cosas a las que mi organismo no está acostumbrado, me sentía mucho mejor, y así fue que de vuelta en Buenos Aires no paré de buscar hasta que la conseguí y la incorporé a mi dieta diaria. Es increíble el cambio, solo hagan la prueba dos o tres días y me cuentan.

También tiene propiedades antiinflamatorias y desintoxicantes. Es de gran utilidad en el tratamiento de eccemas, psoriasis y bronquitis, como en el control de hematomas y edemas producidos por lesiones, así también  resulta un remedio muy eficaz contra las picaduras de insectos.

Por último les digo que la papaya tiene pocas calorías, y muchos minerales como calcio, hierro, fósforo y vitaminas A y C.

Si la compran y todavía está verde, la tienen que envolver en papel y reservar hasta que la piel tome un color amarillento y esté más blanda al tacto, no demasiado porque si no se pasa. No compren la chiquita del supermercado, es carísima y no vale la pena. En el barrio boliviano de Liniers se consigue por unos $15 el kilo, también se la podés pedir al verdulero de tu barrio. 

Éstas son las última que yo compré. La primera todavía estaba verde, en la otra ya se puede ver el cambio de tonalidad de la piel...



 

jueves, 31 de octubre de 2013

Lasagna para todos!


Cuando vas a tener muchos comensales  yo te recomiendo hacer un plato que puedas llevar en una sola fuente a la mesa, así evitás tener que andar yendo y viniendo a la cocina y no ensuciás decenas de cacharros (ya con los platos y cubiertos que vas a lavar es más que suficiente). Una de las preparaciones ideales para ésto es la lasagna. Lleva un poco de trabajo previo, pero vale la pena, y el día que la hagas te conviene hacer de más porque mañana o pasado va a estar aún más rica. Además tiene la gran ventaja de ser apta para todos los paladares, ya que según el relleno que le pongas puede ser un plato suculento o liviano,  para vegetarianos o carnívoros, y hasta brinda la posibilidad de hacer mitad y mitad en un mismo recipiente. Su preparación no es muy complicada, se trata simplemente de capas de masa donde se intercalan diferentes ingredientes y lleva una salsa como cubierta. Yo te cuento cómo hice la mía, y después te dejo algunas ideas como sugerencia.

La masa puede ser casera o comprada, y de ésta última se consigue fresca (en fábricas de pasta)  o seca (la venden en el súper). Yo compré la seca y le dí a cada lámina un hervor de 5 minutos antes de armarla, aunque el paquete sólo sugiere hidratarlas no me quise arriesgar a que queden crudas. Hice dos rellenos: uno de verdura y salsa blanca que ligué con un huevo para darle consistencia, y el otro de ricota, jamón y muzzarella. En la base de la fuente coloqué un poco de leche (para que la masa no se pegue), puse la masa y cubrí con el relleno de jamón y queso. Seguí con otra capa de masa, un chorrito de leche (la masa la absorbe durante la cocción y queda más tierna) y el relleno de verdura. Terminé con una última capa de masa, salsa de tomate, salsa blanca y bastante queso rallado. La llevé al horno por unos 45 minutos. Ante de cortar y servir, la dejé reposar 2 o 3 minutos.
 

Sugerencias

-          La masa se puede reemplazar por panqueques,  fetas de jamón cocido, lonjas de berenjena o zuccini cocidas.

-          Podés usar como relleno cualquiera que hagas para empanadas: pollo, carne, atún, humita, etc…

-          Si hacés una lasagna de quesos, te recomiendo mezclar quesos blandos con algún semiduro, y agregar 1 o 2 huevos batidos para que tome consistencia y no se haga una “sopa” cuando la cortes.

-          Cuando hagas una lasagna bolognesa te recomiendo poner una capa de queso rallado o ricota entre la salsa con carne y la masa, para que el jugo y todo su sabor queden atrapados en el queso y no se escurran hasta el fondo de la fuente (después queda perdido todo el líquido y es difícil de recuperar).

viernes, 25 de octubre de 2013

Garrapiñada de girasol y azúcar de mascabo


Alguna vez ya les conté acerca de las propiedades beneficiosas de las semillas y sus diversos usos culinarios. Hoy decidí combinarlas con otro ingrediente súper saludable, el azúcar de Mascabo. Es un tipo de azúcar de caña sin refinar  que, además de ser sano, tiene un sabor exquisito y un color dorado muy atractivo. El resultado fue una garrapiñada crocantísima, ideal para picotear como snack, mezclar con yogur o espolvorear sobre algún postre. Esta receta también se puede hacer con azúcar común, pero el sabor no es el mismo, y perdemos bastantes nutrientes al usar un producto refinado.

Las cantidades son muy fáciles de recordar, misma cantidad de semillas, que de azúcar, que de agua. Ponés todo en un recipiente y lo llevás al fuego. Hay que mezclar constantemente con cuchara de madera. Al principio te va a parecer que el líquido no se evapora más, pero después de un rato (unos 10 a 15 minutos), el agua desaparece y se empieza a acaramelar la preparación, hasta formarse una especie de “bodoque”. Tenés que seguir mezclando hasta que el “bodoque” se seque y el caramelo pierda su brillo. Ahí la preparación va a estar lista. La retirás y la ponés sobre un mármol. Dejás enfriar y listo!. Guardala en frascos herméticos para que se mantenga crocante.
 

miércoles, 16 de octubre de 2013

Biscottis, pequeños trocitos de Italia para compartir...


La palabra “biscotti” proviene del latín “biscoctus”, que siginifica dos veces cocido, y justamente se les llama así a estas pequeñas delicias porque su preparación requiere de una doble cocción. En realidad en Italia se las conoce como Cantuccini, ya que biscotti es un término más genérico. En fin, sea como sea, hay muchísimas recetas de este clásico italiano, la mayoría llevan almendras y alguna especia, como anís o canela, pero admite muchas variantes, así que yo les doy la idea y se las dejo a criterio de su imaginación para que creen su propia versión.

Para empezar hay que mezclar 2 huevos con 1/3 vaso de vino espirituoso (en Italia usan el “vinsanto”, que es un vino de postre, pero podemos reemplazarlo por moscato, oporto, mistela o marsala), ralladura de naranja y una pizca de canela. Aparte, mezclar 300 grs de harina con 1 cdita. de polvo leudante, 150 grs. de azúcar y 150 grs. de fruta seca picada (almendras, nueces, avellanas, castañas, etc…). Incorporar ambas mezclas, tomar la masa y formar tres cilindros. Colocarlos en una placa enmantecada y enharinada y cocinar en horno medio por 20 a 25 minutos, hasta que estén levemente dorados. Retirar y dejar enfriar.

 
 
Para terminar, cortar rodajas finas y acomodar en una placa limpia. Poner el horno al mínimo y dejarlas secar hasta que estén crocantes. Te recomiendo hacer mucha cantidad porque guardados en recipientes herméticos duran muchísimos meses.

Dato: para que las rodajas queden parejas y no se rompan, podés poner los cilindros ya cocidos un rato en el freezer antes de cortarlos.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Keppe al horno (o “kibbe bil sanieh”)


El keppe o kibbeh es una preparación típica de medio oriente a base de carne picada, trigo y especias. Se puede comer crudo, frito, a la parrilla o al horno, y  se pueden encontrar muchas recetas, depende del país de que se trate. Después de haber probado varias versiones del keppe al horno, yo decidí hacer mi propia “interpretación” y descubrí que con pocos ingredientes se puede hacer una comida diferente, muy rendidora y exquisita.

La receta consta de dos partes, por un lado la preparación del keppe propiamente dicho (la mezcla de carne y trigo), y por otro el relleno.
Para el keppe hay que mezclar 400 grs de carne picada con 300 grs de trigo burgol previamente hidratado. Para hidratar el trigo hay que ponerlo en un bol y cubrirlo con agua o caldo hirviendo (la misma cantidad de líquido que de trigo), tapar y dejar reposar por 15 a 20 minutos, hasta que haya absorbido todo. A esta mezcla agregar una cebolla rallada, sal, pimienta de Jamaica y una pizca de comino. Reservar.
Para el relleno rehogar una cebolla finamente picada y cuando esté transparente agregar 400 grs de carne picada y cocinar unos minutos hasta que la carne cambie de color. Retirar del fuego y agregar 100 grs de piñones o nueces picadas (pueden ser castañas de cajú) y condimentar con sal, pimienta de Jamaica, comino y canela. También se pueden usar las mezclas de especias tipo árabes que venden en casa especializadas.
Para el armado volcar la mitad de la mezcla de carne y trigo sobre una fuente para horno previamente untada con manteca o aceite, colocar el relleno y cubrir con el resto de mezcla de keppe. Marcar las porciones con la punta de un cuchillo y rociar con más aceite o un poco de manteca. Cocinar en horno fuerte por una media hora o hasta que se vea dorado levemente. Servir acompañado de gajos de limón. Aunque suene raro, el jugo de limón al momento de comerlo le va de maravillas.
 

jueves, 26 de septiembre de 2013

Pizzería "El Corte"...¿quién dijo que las segundas partes siempre son malas?...


El año pasado me llegó el rumor de que un ex empleado de “La Mezzetta” había puesto una pizzería muy chiquita sobre Av. De los Constituyentes, en Villa Pueyrredón.  Mi hermano Javier, gran archi-fanático de la mítica pizzería de Villa Ortúzar, fue el primero en probar la nueva propuesta y afirmar que con seguridad tenía que haber alguien que supiera los secretos de “La Mezzetta” porque la calidad y el sabor eran realmente los mismos. Como yo no vivo por esa zona y el delivery no llega a mi casa, tardé un poco más en hacer mi “testeo”, pero hace unos días estaba por ahí, y como se acercaba la hora de la cena decidí darle una oportunidad. Reconozco que fui con un poco de prejuicio, porque, la ames o la odies, todos sabemos que la pizza de “La Mezzetta” tiene SU sabor y hasta ahora, nunca nadie había logrado igualarlo. Habiendo tenido que dejar mis prejuicios de lado les digo que efectivamente es el mismo sabor, la misma cantidad de aceite, de condimento y de muzzarella. Las empanadas son igual de grandes y la fugazzetta rellena merece un capítulo aparte, el queso llega hasta el último recoveco de masa, cosa que a veces falla en su competencia original. A todo esto sumale que todo es mucho más barato, tienen la opción de llevar la pre-cocida y como frutilla del postre, hay mesas y sillas muy cómodas como para comer ahí sin necesidad de hacer malabares sobre una barra.

Para que tengas una idea la grande muzzarella está $43, la porción de fugazzetta $9 y las empanadas $6, ah!...y ahora sí la bomba final, la Stella Artois de Litro, $26!!!!....

Yo no pude con mi genio y en el momento de irme le pregunté a uno de los encargados si era verdad que alguno de ellos había trabajado en “La Mezzetta”, después de una breve pausa me contestó secamente: “S”, y yo pensé, “una vez más, el alumno superó al maestro”.

Nosotros llevamos una pre-cocida chica de muzzarella y dos porciones de fugazzetta rellena, también podrás ver que no escatiman a las aceitunas.

 

 

 
Este hallazgo se llama “El Corte” y queda en Av. De los Constituyentes 4454. Abre de martes a sábados de 12 a 15 y de 19 a 24 y los domingos y feriados de 19 a 24. Si estás por la zona ,el delivery es sin cargo, 4573-4227/4088.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Masa integral, para tartas, empanadas...y una yapa....


Más allá de que hace un tiempo se empezó desarrollar cierta tendencia hacia la comida sana y orgánica, por no decir una moda,  a mí en particular siempre me gustaron más las cosas integrales que las elaboradas con harina refinada (en mi familia siempre hubo pan negro en la mesa del desayuno, y nunca nadie estuvo a dieta). Es cierto que algunas cosas, en especial de pastelería, no resultan igual de tentadoras hechas con harina integral, pero en el caso de las tartas les aseguro que la masa queda mucho más crocante y sabrosa. La receta que les voy a pasar sirve perfectamente para hacer empanadas también, y rinde para dos tapas grandes de tarta o unas 2 docenas de empanadas. Es muy fácil y si te sobra la podés guardar en el freezer sin problema.

Te cuento como hacerla.

Mezclá 1 taza de harina común con 2 tazas de harina integral, 1 cdita. de polvo leudante y 1 cdita. de sal. Agregá ¼ taza de aceite neutro y 1 taza de agua tibia. Formá un bollo sin amasar demasiado y déjalo descansar por unos 30 minutos. Estirá con un palote y dale la forma que quieras, ya sea para armar una tarta o para hacer empanadas.

Si te gusta le podés agregar semillas que al cocinarse le aportan mucho más sabor.


 

 

Yapa: ni se te ocurra tirar los recortes de masa. Estiralos bien finitos, pinchalos y cortá tiritas. Colocalas en una placa limpia y cocinalas en horno moderado,  unos minutos de cada lado hasta que estén levemente tostadas. Te van a quedar unas “talitas” súper crocantes y deliciosas.