miércoles, 19 de marzo de 2014

Yogurt natural hecho en casa


Antes que nada les cuento que el yogur que vamos a preparar es tipo griego, y para los que no están muy seguro de qué se trata, les anticipo que no tiene nada que ver con el que compramos en el supermercado. El yogur griego, que yo tuve la suerte de probar en su país de origen, es muy denso y cremoso, y su sabor es muy similar al de un queso blanco, láctico y ligeramente ácido. Se puede usar tanto para preparaciones saladas como para dulces, o para comer así solito, agregándole miel, azúcar o edulcorante. Acá en Argentina se consigue en algunas casas de comida de medio oriente, y no es para nada económico, así que vale la pena hacerlo en casa y tener siempre en la heladera para darnos un gustito.

Primero vamos a poner en una olla 1 litro de leche (puede ser entera o descremada) y lo vamos a calentar hasta que llegue a los 45° aprox. (metemos el dedo y tiene que estar bien caliente pero no nos tiene que quemar en el primer instante). Apagamos el fuego y le agregamos 1 pote de yogur natural (yo usé el “yogs” y quedó perfecto). Tapamos y dejamos reposar por 8 horas en un lugar bien cálido ( lo puse adentro del horno que había apagado hacía una hora).  Pasado ese tiempo ponemos una tela en un colador y volcamos ahí el yogur para que drene el exceso de agua (que es bastante).

 
En este punto entra a jugar el gusto de cada uno: si les gusta que tenga una consistencia ligera, entre bebible y batido, lo dejan ½ hora en la heladera; si lo quieren más consistente (tipo queso untable) va a necesitar unas 4 horas de reposo en la heladera. Cuando está listo, lo mezclan enérgicamente y lo guardan en envases herméticos. Dura entre 4 y 5 días en la heladera.

Para que tengan una idea del rendimiento, yo usé un litro de leche y obtuve unos 350 grs de yogur de consistencia bastante densa. Si lo comparan con el precio de los yogures envasados van a pensar que el costo es excesivo, pero les seguro que la diferencia de la calidad es tanta que cada bocado está más que justificado.
 
Algunas ideas para su uso:

Salado:

-          Mezclado con aceite de oliva y especias, ideal para untar

-          Condimentado con curry para acompañar todo tipo de carnes

-          Mezclado en el aderezo de ensaladas

-          Como parte de alguna marinada

Dulce:

-          Con miel y granola

-          En reemplazo de la crema para acompañar frutas

-          Endulzado a gusto para coronar una torta

-          Como reemplazo de la manteca en budines o tortas

-          En licuados o helados de fruta

 

miércoles, 12 de marzo de 2014

"La Taberna de Don Ramón", un imperdible de Villa Gesell


El dato que les paso hoy es para aquellos que planeen visitar Villa Gesell en sus próximas vacaciones, ya que lamentablemente este restaurant ya cerró su temporada y se despidió hasta el próximo año.

La taberna de don Ramón es un restaurant de comida española, más precisamente gallega, en el cual también van a encontrar platos de cocina tradicionales, como pastas y parrilla, aunque yo les recomiendo probar las especialidades en pescados y mariscos. Antes de contarles lo que comimos no puedo dejar de mencionar a su dueño,  Ramón Noya, quien llegó a la Argentina desde su Galicia natal en el año 1952, y allá por los 70´decidió rumbear para la costa atlántica. En 1980 abrió la Taberna de Don Ramón en Villa Gesell y allí sigue hasta el día de hoy. Ramón está en todo, no se le escapa nada, todo tiene que salir en tiempo y forma y si no es así, él mismo se ocupa de agilizar el servicio, un verdadero ejemplo de compromiso. Lo pueden ver en primer plano llevando él mismo los restos de una mesa.
Bueno, ahora sí, vamos a lo nuestro. Para ir abriendo el apetito te sirven una copita de jerez con algunas cositas para picar y una buena panera (y sólo cobran $9 de cubierto).
 


 
De las entradas probamos las sardinas con cebolla ($35, muy buenas), excelente la idea de servir la cebolla aparte para que cada uno la dosifique a su gusto;
y las rabas ($70 la porción y $42 la media porción), ricas y para nada pesada la fritura.
Como principales elegimos el salmón blanco grillado ($68), increíble!, bien dorado y muy jugoso por dentro;
el lenguado con salsa de camarones ($110, para compartir) muy sabroso y delicado;
sorrentinos con salsa parissien ($72, súper abundantes, con una entrada se pueden compartir);
y un pollo grillado ($48). Cabe destacar que el último plato, que a simple vista es el más simple, estuvo muy bien servido y les digo por qué: a mí no me gusta la pechuga y siempre que pido pollo grillado del muslo, me terminan sirviendo un pedazo de pollo minúsculo,  deforme y grasoso (lo cual es entendible por la dificultad  que conlleva su deshuesado) y esta vez tuve la grata sorpresa de encontrarme con un “enorme” trozo de pollo dorado, crujiente y jugoso, sin una gota de grasa, un verdadero acierto.
A la hora de los postres dejamos la discreción de lado y nos jugamos con una “Súper copa” ($42, para 2 o 3), una bomba: dos bochas gigantes de helado de chocolate, crema, dulce de leche, nueces a más no poder, cerezas y caramelo;
 y el clásico flan casero ($22) que no nos defraudó.
Sin duda en Gesell hay muchísimas opciones gastronómicas interesantes, pero si no se quieren llevar sorpresas, al estómago o al bolsillo, yo les digo que no pueden dejar de visitar a Don Ramón.
La Taberna de Don Ramón está en Av. 3 (es la principal) y paseo 105. Aceptan tarjetas.

miércoles, 26 de febrero de 2014

"Rawa", ceviche y algo más...

Una vez más llegó el finde y esta vez la opción fue la comida peruana, así que rumbeamos directo hacia “Chan  Chan”. A pesar de que llegamos temprano, antes de las 9, ya había lista de espera. Afortunadamente hace un tiempo alguien me comentó que habían abierto una sucursal en Talcahuano y Corrientes, así que sin dudarlo mucho nos fuimos para allá. Nos costó un poco encontrar el lugar porque en realidad no es una sucursal sino otro restaurant de comida peruana de los mismos dueños, y su nombre es “Rawa”, que siginifica “Fuego”. Los platos y los precios son los mismos, aunque la carta es un poco más acotada. Cobran $8 de cubierto y te traen pan blanco, dos salsitas (una picante y una huancaína) y maíz cancha tostado.
Nosotros éramos tres y pedimos un plato de anticuchos de salmón blanco y rosado con salsa teriyaki ($50), que figura como entrada pero para uno está perfecto como principal. Muy rica la salsa y delicioso el sabor del dorado del pescado.
 


 
Aunque el aplauso de la noche se lo llevó la degustación de ceviches ($110). Es una bandeja enorme con cuatro tipos de ceviche: dos clásicos con leche de tigre (uno de pescado y otro de mariscos), uno con salsa de rocoto y otro con salsa huancaína. Todo acompañando con papa, batata y choclo. El pescado estaba súper fresco, los sabores tenían el equilibrio perfecto, se notaba el sabor de la lima, el cilantro, la cebolla morada, delicioso!. Un detalle importantísimo: los ceviches que tenían algo de picante venían con un trocito de rocoto encima para identificarlo.
 De postre probamos la torta de tres  leches ($23) y el suspiro limeño ($25), ambos eran un manjar.  
Si los precios ya les parecieron accesibles ni les cuento los de la bebida, el agua mineral $14, y el vino Finca Beltrán Dúo, de familia Zuccardi, tanto blanco como tinto, $38, la cerveza Heineken de litro está $35. Éstos son solo algunos ejemplos, hay más vinos, cerveza y tragos, y todo baratísimo.

“Rawa” está en Talcahuano 447, abre de lunes a sábados, mediodía y noche y sólo aceptan efectivo.

miércoles, 19 de febrero de 2014

"Parrilla Moreira", no habrá tercera ni vencida


Hace un tiempo habíamos ido por primera vez a esta parrilla-restaurant en el barrio de Boedo. La experiencia no había sido excelente, pero tampoco mala, así que decidimos darle otra oportunidad. Llegamos, y como el salón principal estaba completo, nos tocó en el subsuelo. El lugar está muy bien decorado pero tenían puesto el aire acondicionado al máximo y un ventilador, siendo que era un día de 20° aprox., con lo cual hacía muchísimo frío. Para empezar nos trajeron 4 o 5 pancitos caseros con manteca y una empanadita de carne a cada uno, que era eso, solo carne, sin condimento alguno, muuuuy triste (y encima cobran $20 de cubierto, no se justifica).

De entrada pedimos una provoleta ($40) que fue lo único casi bueno de todo el almuerzo, buen tamaño y cocción casi perfecta (solo le faltó un poco de dorado).
Como principales elegimos una porción de entraña y una ensalada Moreira. Después de 15 minutos de pedir y cuando ya estábamos con la entrada, nos avisaron que no había entraña, así que la cambiamos por vacío ($110), el tamaño es correcto para dos personas, aunque la carne no estaba en el punto solicitado y era un tanto dura. La ensalada Moreira ($75), cuyo ingrediente principal era pollo grillado, no resultó más que un hermoso plato lleno de verdes, palmitos, cherries y 8 o 10 cubos de pollo hervido, con una vinagreta de mostaza que estaba más agria Juanita Viale con la prensa,  qué decepción!.
(Lo blanco de la parte superior son palmitos, el pollo es solo lo de abajo)
Y la ensalada que acompañó la carne ($40) demasiado pequeña. A todo esto hay que sumarle que el mozo habló demasiado y trató de justificar lo injustificable sin que nadie le pregunte, como por ejemplo decir que la luz era la culpable de que la carne pareciera cruda…¿?. Obviamente, frente a esta seguidilla de desaciertos ni se nos ocurrió mirar la carta de postres.

“Moreira” queda en Cochabamba y Castro, abre todo los días, mediodía y noche, y salvo que quieran vivir un momento de mediocridad garantizada, yo les recomiendo no ir.

jueves, 13 de febrero de 2014

“Tabule”, medio oriente a una llamada de distancia


"Tabule" es un delivery de comida de medio oriente manejado por Julio y Laura, él, sirio-libanés, y ella, judía. Obviamente que de semejante mezcla de orígenes tenía que salir algo rico. Por el momento solo entregan a domicilio, así que solo basta con mirar la página web, elegir tu plato preferido y hacer el pedido.

Nosotros pedimos el viernes pasado por primera vez y nos pasó algo curioso, cuando abrimos los paquetes, a simple vista, nos pareció que las porciones eran un poco escasas, en especial las empanadas y los bohios; pero a medida que íbamos comiendo nos dimos cuenta que casi no lo podíamos terminar. Los sabores son excelentes y las materias primas de primera. No escatiman en los rellenos y los frutos secos, y las preparaciones no son para nada pesadas. Algo que me encantó es que algunas cosas que tenían el mismo ingrediente principal, resultaron completamente distintas gracias a la combinación de especias, el agregado de algún fruto seco o la utilización de diferentes masas.

Probamos la ensalada belén, empanadas de verdura, empanadas abiertas de queso feta, bohios de verdura, sambusak (triangulitos de masa filo rellenos de quesos) y kepes a la parrilla (rellenos con trigo. Todo buenísimo.

En la web pueden ver la descripción de cada plato, que es tal cual llega a tu mesa, los precios y las promos: www.tabule.com.ar. Atienden de lunes a domingos de 19:30 a 23:30 y el teléfono es 5032-6969.

miércoles, 5 de febrero de 2014

Viajando con el paladar, pulpo “A Feira”


Con dos abuelas gallegas, cae de maduro que el pulpo está sí o sí en mi menú familiar. Si bien por un tema de costos no es una comida habitual, de vez en cuando nos damos el gustito. Hasta ahora mis intentos no habían tenido resultados del todo satisfactorios, nunca tuvimos que tirarlo a la basura, pero tampoco fueron de esos platos gloriosos, dignos de buen recuerdo.  Había miles de excusas dando vueltas, que el pulpo no era fresco, que no era español, que se pasó de cocción, que le faltaron unos minutos...etc…Ni soñar con que quede como el mi abuela Pilar, pero al menos similar. Así que de testaruda nomás, en cuanto ví la oferta de pulpo español en el mercado de Primera Junta, lo agarré a mi papá y allá fuimos (si fuera por él, hubiera manejado hasta Mar del Plata para comprarlo). Lo reservé el día anterior y cuando llegamos nos estaba esperando. Según el pescadero lo que diferencia al pulpo español del resto es que tiene doble fila de ventosas, ahí les tiro el primer dato.

Esta vez decidí seguir todos los consejos paso a paso, y no me equivoqué. Primero lo puse en el freezer y ahí quedó hasta el día antes de consumirlo. El congelamiento es para que se rompan las fibras musculares y quede más tierno, antes solían golpearlo contra las piedras, lo cual producía el mismo efecto. Una vez descongelado, lo lavé y le saqué los “piquitos” de su cabeza. Puse una olla enorme con agua al fuego. En cuanto tomó hervor agregué dos hojas de laurel y asusté el pulpo, o sea, lo sumergí y lo saqué tres veces hasta que se le enrularon los tentáculos. Finalmente quedó hirviendo por unos 45 minutos (eran dos pulpos que sumaban 2,5 kg en total).
 
 Una vez listos (yo corté un pedacito y lo probé), apagué el fuego y lo dejé un par de horas dentro del mismo agua. Al momento de servir lo hice como lo hacen en las ferias de Galicia: lo corté (ellos lo hacen con tijera), lo condimenté con sal  pimentón y aceite de oliva y lo acompañé con “cachelos”, papas hervidas al natural. Quedó buenísimo!...tanto que ni para la foto me dejaron….

 

martes, 21 de enero de 2014

Focaccia de cantimpalo, muzzarella y parmesano


Hay miles de recetas y formas de hacer una focaccia, y puede servirse como entrada, para armar un sándwich, completar una panera, para cortar finita y hacer tostadas, en fin, es un pan muy versátil y muy fácil de hacer.

Esta vez abrí la heladera y usé los ingredientes que tenía  a mano, pero respetando la receta básica de la masa, cada uno puede elegir su propia combinación de sabores.

Primero hice una masa con 400 grs. de harina, 1 cda. de sal, 1 cdita. de azúcar, 30 grs. de levadura, 100 cc de aceite de oliva y 200 cc de agua tibia.  El bollo tiene que quedar muy tierno, si es necesario,  agregar algo más de líquido. Lo dejé descansar unos  45 minutos y después lo desgasifiqué y le agregué 150 grs de muzarella picada y ½ chorizo colorado picado. Mezclé todo y acomodé la masa en un molde enaceitado  (yo usé uno de 25 x25) aplastando con la punta de los dedos hasta que cubrió toda la superficie. La dejé levar hasta que duplicó su volumen y antes de llevarla al horno la cubrí con parmesano rallado. La cociné por unos 25 minutos en horno moderado, hasta que quedó bien dorada y tentadora como la ven en la foto.