Hoy les voy
hablar de un producto cuya temporada acaba de empezar y no dura mucho más de 2
o 3 meses, así que hay que aprovecharlo
al máximo mientras lo encontremos: el bonito. El bonito es un pez de la familia
de los azules (igual que los salmónidos, el atún, la palometa, la caballa, las
anchoas, etc…)y comparte con ellos todos sus beneficios para la salud. Su carne
es delicada y deliciosa, en crudo tiene un tono grisáceo, pero una vez que se
cocina se torna blanca casi en su totalidad.
Si bien es un pescado de la familia de los “grasos”, no resulta para
nada grasoso y tiene otra ventaja, pocas espinas!. Tiene un espinazo central,
que se retira muy fácilmente (tanto en crudo como cocido), y una hilera de
espinas que tampoco son difíciles de ver y retirar, en definitiva, sin sorpresas. No se asusten si en crudo les
parece que la carne está “pastosa”, parece como si se deshiciera, es normal,
después de la cocción cambia completamente. A todo esto se suma el hecho de que
se lo pesca en nuestras costas argentinas, y no es de criadero, lo que lo hace
un alimento aún más natural. Yo lo compro entero, le pido al pescadero que le
saque la cola y la cabeza y me lo abra al medio tipo mariposa. Lo condimento
son sal y limón y lo cocino en el horno. También pueden pedir que lo corten en
postas, ideales para la parrilla o filets para hacer a la plancha. Y para terminar les cuento que el precio es
súper accesible, en el Barrio Chino se consigue bien fresco a $55 el kg de
bonito entero, y como tiene poco desperdicio (cabeza y cola chicas), rinde
mucho, con uno de 2kgs comen muy bien 4 personas.
Esta vez no
les puedo mostrar foto de mi versión porque cuando me dí cuenta ya lo habíamos
devorado…pero sí les dejo una imagen para que lo reconozcan en la pescadería….dejando
de lado el chiste fácil, realmente es muuuy bonito!
Dato: si se
animan, busquen una buena receta de conserva y hagan bonito para disfrutar todo el año!
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