Hace unos días,
alguien que probó este budín me pidió que subiera la receta al blog, así que
aquí respondo a su pedido. De paso, aprovecho para contarles que he hecho
recetas de budines con todo tipo de verduras (zuchini, remolacha, calabaza) y
todas quedan buenísimas, muy húmedas y aromáticas, y además ayudan a incorporar
vegetales a la dieta diaria, cosa que es muy importante y muchos pasan por
alto.
Para empezar tenés que
licuar o procesar 1 y ½ taza de zanahoria rallada con 1 mitad de durazno en
almíbar, 2 huevos, ½ taza de aceite de girasol, ½ taza de azúcar común y 1/2
taza de azúcar negra. Colocás la mezcla en un bol y le agregás 1 y ½ taza de
harina, con ½ cda. de polvo leudante, 1 cda. de canela, ½ cda. de jengibre en
polvo (si te gusta el clavo de olor le podés poner un poquito también), y por
último ½ taza de castañas de cajú (u otra fruta seca que tengas a mano). Lo
ponés en un molde enaceitado y enharinado y lo cocinas por unos 45 minutos
aprox.
Las tazas que yo usé
son grandes (tipo “mug”), si usás una taza más chica agregá un poco más de cada
cosa.