martes, 25 de agosto de 2015

Torta vegana de algarroba



Ésta es una versión propia de una receta de budín que encontré de casualidad y me llamó la atención por la cantidad de fruta que llevaba. Como imaginaba, el resultado es una masa súper húmeda y sabrosa. Puede servirse como budín, como torta o cortada en pequeñas porciones como si fueran brownies, pero con la ventaja de que muy saludable y nutritiva.

Para empezar mezclamos en un bol  150 grs de harina de algarroba (puede ser oscura o blanca) con 150 grs de azúcar integral ( si es de caña mucho mejor) y agregamos unas cucharadas de agua caliente hasta disolver. Tiene que quedar como chocolate derretido. Una vez que tomó temperatura ambiente,  incorporamos 2 manzanas ralladas, ½ banana pisada, 3 cdas. de aceite de girasol, esencia de vainilla y ralladura de naranja. Finalmente agregamos 150 grs de harina integral, 1 cda. grande de polvo leudante y 2 cdas. de coco rallado.
Volcamos la mezcla en un molde lubricado y espolvoreado con coco rallado y cocinamos en horno medio por 25 a 30 minutos, o hasta que se despegue de los bordes.

Se le pueden agregar frutas secas, pasas, maní, etc…

Se conserva en heladera y si querés, también la podés freezar. 


jueves, 13 de agosto de 2015

Pan con masa madre…magia en la cocina



Hace tiempo que tenía ganas de probar el famoso pan con fermento natural que hoy día está tan de moda. La realidad es que no es ni más ni menos que el pan en su máxima expresión, el fermento natural es el método que se usaba en la antigüedad, cuando no existía la levadura, ni fresca, ni seca.
Recetas y métodos hay miles, pero después de leer bastante sobre el tema yo hice mi propia versión, y no me fue nada mal. Les cuento: para la masa madre mezclé 3 cdas de harina integral con 5 cdas. de agua o un poco más hasta que se formó una pasta. Recomiendan usar harina integral o de centeno para empezar porque favorecen la fermentación. La tapé con una tapa a la que le hice unos agujeritos (se puede usar papel de aluminio) y la dejé a temperatura ambiente, lejos de las corrientes de aire. Al otro día le agregué 2 cdas. de harina común y un poco más de agua para que mantenga la consistencia pastosa y la volví a tapar. Al tercer día ya había crecido al doble y estaba llena de burbujas, lo que indica que está lista para usar. Puede demorar más tiempo en llegar a este punto, todo depende del clima, hay que seguir agregando harina y agua hasta que tenga el aspecto correcto.
Cuando tuve la masa madre lista hice 2 panes: uno integral y uno blanco. Para el integral mezclé 550 grs de harina integral con 1 cda. de sal, hice un hueco y agregué 100 grs de la masa madre, 1 cda. de azúcar de mascabo y 2 cdas. de aceite. Incorporé agua hasta formar el bollo y lo dejé descansar por 1 hora. Lo desgasifiqué, le dí forma y lo puse en el molde, lo dejé lebar hasta que duplicó el volumen, tardó unas 8 horas. Lo cociné en horno medio por 35 minutos. Te vas a dar cuenta que está listo cuando tiene un leve dorado y al golpearlo suena hueco.
A la masa madre que me sobró le agregué 1 cda. de harina y un poco más de agua y la guardé en la heladera. A los dos días decidí hacer el pan blanco. Para eso mezclé 500 grs de harina común con 1 cda. de sal, hice un hueco y agregué 100 grs de la masa madre y solo agua hasta formar el bollo. Después seguí los mismos pasos que con el pan integral. La única diferencia es que para cocinarlo puse una placa con agua en el piso del horno para que la cocción sea más suave.
Volví a “alimentar” la masa madre y nuevamente la guardé en heladera. Dicen que basta con alimentarla una vez por semana y así debería durar por los siglos de los siglos…en unos días les cuento.
El resultado de ambos panes fue buenísimo. Corteza crocante y miga muy húmeda y esponjosa. Dicen que si los queremos más aireados, con más alvéolos, hay que trabajar un par de veces la masa durante el levado. Para la próxima probaré ese método y veremos qué pasa…yo por ahora soy feliz con haber descubierto esta MAGIA EN MI COCINA.




lunes, 3 de agosto de 2015

Queso vegano tipo cheddar



Se acuerdan que hace un tiempo les conté cómo hacer una muzzarella vegana a base de papa?...bueno, esta vez le tocó al queso cheddar. La receta lleva algunos ingredientes más pero es igual de simple que la de la muzzarella y el resultado es igual de increíble.
Las cantidades son a ojo, así que cada uno las puede corregir según su preferencia de textura y sabor.
Para empezar hay que cocinar una papa y un poco de zapallo (casi el doble de papa que de zapallo, aunque depende del tipo de zapallo, vayan probando). Ponemos ambos ingredientes en un bol y agregamos sal, pimienta, una pizca de cúrcuma, 1 cdita. de ajo en polvo, 2 cditas. de cebolla en polvo o escamas, 2 cdas. soperas de levadura nutricional en copos y ½ taza de aceite de oliva. Licuamos todo hasta obtener la textura de un buen queso untable. La levadura nutricional en copos no es barata, pero rinde muchísimo y es fundamental para darle el sabor a queso, créanme que realmente hace la diferencia.
Una vez listo el queso se conserva en heladera y se puede calentar para usar como salsa, o comer frío como un untable más.


lunes, 27 de julio de 2015

Pastel de “no carne” vegano



Por qué “no carne”, porque sería incorrecto decir de carne, cuando en realidad ésta no está presente para nada, y aunque vamos a usar soja texturizada, y muchos le llaman “carne de soja”, para mí suena raro y engañoso. La soja texturizada se compra en cualquier dietética, no es cara y  rinde muchísimo. Hay varias versiones, una en trozos grandes, tipo bocado, otra intermedia, y la que yo uso en este paste, que es como un granulado. Para consumirla solo hay que remojarla unos 15 minutos en agua caliente (a punto de hervor) y después enjuagarla bien hasta que el agua salga clara. Para preparar el relleno de este pastel simplemente seguí los mismos pasos que cuando hago relleno de empanadas o pastel de carne tradicional solo reemplazando la carne picada por la soja ya hidratada y enjuagada. En general todos tenemos una receta de empanadas de carne tradicional, pero igual les cuento brevemente la de mi abuela Pilar, a la cual no he conocido ningún mortal que se le haya resistido. Primero rehogamos en un poco de aceite de oliva cebolla y morrón bien picados, cuando están bien tiernos, agregamos la soja (o la carne en caso de que hagamos la original) y cocinamos unos minutos más mientras condimentamos con sal, pimentón dulce y picante, comino y alguna mezcla de especias de medio oriente. Finalmente agregamos azúcar a gusto (no le tengan miedo, queda muy bien la mezcla del picante y el azúcar y las especias) y apagamos el fuego. Terminamos con aceitunas picadas y cebolla de verdeo picada. Lo ideal es dejar reposar el relleno de un día para el otro para que se conjuguen bien los sabores, pero no es súper necesario. Una vez listo el relleno podemos armar el pastel. Yo elegí hacer un puré de zapallo kabutia y batata, porque me gusta mucho la combinación con las especias, pero podrían usar papa sin problemas. Lo rociamos con aceite de oliva y cocinamos en el horno unos 30 minutos, es solo para calentar y dorar….y  a comer!...Este relleno se puede usar para empanadas o arrolladitos primavera también.


martes, 21 de julio de 2015

Almíbar de vino

Hoy no les propongo una receta, sino una manera diferente aprovechar sobrantes de vino, o un vino que perdió calidad por exceso de guarda u otro motivo. Lo más común es usarlo para cocinar alguna carne, salsa o risotto, aunque esta vez nos vamos a ir para el lado de los dulces. Simplemente tenemos que llevar a hervor el vino con la misma cantidad de azúcar y dejar cocinar a fuego bajo hasta que tome consistencia de jarabe. Podemos agregar cáscaras de cítricos, ramas de canela o una chaucha de vainilla para saborizar. ¿Para qué podemos usar este almíbar?...para acompañar helados, tortas, frutas,  un plato de quesos, como base para cócteles, y, si lo mezclamos con un 50% de alcohol, tenemos un licor de vino espectacular!. Se conserva en botellas bien tapadas fuera de la heladera hasta 1 año. Una vez que abrimos la botella conviene guardarlo en la heladera.


viernes, 10 de julio de 2015

Cheesecake de dulce de leche sin cocción

Hoy voy a dejar de lado el tema "crudiveganismo" y le voy a dedicar un ratito a todos los golosos. Esta torta es ideal para novatos porque requiere muy poca técnica, solo un poco de cuidado con el manejo de la gelatina, pero el resto es solo mezclar y esperar. Para la base vamos a procesar 150 grs de galletitas dulces (las que más te gusten que no sean rellenas) y las mezclamos con 75 grs de manteca derretida o aceite neutro. Volcamos la mezcla sobre un molde desmontable (yo usé de 28 cm), presionamos bien y llevamos a la heladera. Por otro lado mezclamos 750 grs de dulce de leche repostero con 750 grs de queso crema, perfumamos con vainilla y ralladura de mandarina o naranja, sí, no le tengan miedo, no se van a arrepentir (el sabor tan particular de los alfajores havanna viene dado por esencia de mandarina). Aparte, disolvemos 15 grs de gelatina sin sabor con 150 cc de leche fría, lo entibiamos a baño maría o en microondas por 20 a 30 segundos, hasta que la gelatina se disuelva bien. Antes de integrar todo conviene agregar un par de cucharadas de la mezcla de dulce de leche a la gelatina, para igualar densidades. Una vez hecho eso, incorporamos todo con la ayuda de un batidor para que no queden grumos. Volcamos sobre la base de galletitas y enfriamos en heladera por un mínimo de 6 hs antes de servir. Yo la decoré con praliné, también pueden espolvorear con coco o chocolate rallado.


sábado, 4 de julio de 2015

Nuestro pequeño crudívoro interior

Como ya les conté, desde fines del año pasado estoy embarcada en la dichosa aventura de adentrarme en el mundo del crudiveganismo. No hay una carrera universitaria para recibirse de “crudivegano” o un manual que nos dé una definición exacta de esta palabra; como la mayoría de las cosas en la vida, todo es cuestión de probar. La experiencia demostró que con este tipo de alimentación se pueden sanar muchas enfermedades y prevenir otras tantas, y no es ninguna novedad que la comida es el combustible de nuestro cuerpo y es lógico que a mejor calidad de lo que ingerimos, mayor será nuestro rendimiento.  Hay mucha bibliografía e información en internet respecto de este estilo de vida, pero para resumir un poco y entender el porqué de ciertas cosas,  les voy a mencionar, con mis palabras,  lo que aprendí hasta ahora:
  • -          Consumir alimentos crudos, activados o germinados, en su mayoría frutas, verduras (en especial hojas verdes), hierbas, especias, semillas, hongos, algas y legumbres.
  • -          Los alimentos no deben exponerse a más de 42° C, ya que a partir de esa temperatura sus enzimas mueren y el cuerpo necesita usar las propias para digerirlos, gastando energía innecesariamente (para eso se usan el sol o los deshidratadores de alimentos).
  • -          No consumir cereales ni derivados. Sí,  arroz yamaní, mijo, quinoa o amaranto.
  • -          Todo lo que se consume debe ser orgánico, o sea, libre de pesticidas y productos químicos.
  • -          No consumir productos de origen animal.
  • -          Las semillas y frutas secas se activan (se remojan) para facilitar la producción de enzimas benéficas, incentivar la cantidad de vitaminas y facilitar su digestión.
  • -          No  consumir ningún tipo de azúcar. Algunos consumen miel o azúcar de coco. Se puede utilizar stevia natural.
  • -          Incorporar súper alimentos: maca, espirulina, chía,etc…
  • -          Utilizar sal marina o del Himalaya preferentemente
  • -          Evitar la soja y sus derivados, aunque de vez en cuando se puede usar salsa de soja o tofu, siempre que sean orgánicos.
  • -          Se considera una dieta crudivegana cuando el 80% de la misma está constituído por alimentos crudos.

Ahora bien, la mayoría de ustedes estarán pensando que esta alimentación es aburrida, complicada y que solo unos pocos pueden adaptarse, la realidad es que es todo lo contrario: es infinita la cantidad de platos que pueden prepararse y todos son muy sabrosos gracias al uso de las hierbas, especias y semillas; y lo más importante, aunque no nos demos cuenta, todos tenemos nuestro lado crudivegano oculto. Quien no se tentó alguna vez con un guacamole, una ensalada de rúcula, peras y nueces, o de pepino, cebolla, tomates y aceitunas; una tapenade o un pesto de tomates secos; una salsa criolla o un chimichurri;  un plato de arroz yamaní con verduras de estación o una coleslaw de repollo, zanahoria y manzana; una ensalada de frutas o un licuado de banana y leche de coco y ni que hablar de un mix de semillas y frutos secos con miel. Todo lo que acabo de mencionar son preparaciones crudiveganas que comemos muy a menudo sin detenernos a analizar a qué tipo de alimentación pertenecen. Es que todos llevamos nuestro pequeño crudívoro interior.  El crudiveganismo es una elección, hay quienes la hacen todos los días de su vida, y quienes la toman de vez en cuando, algunos más seguido que otros. Yo, por ejemplo, soy omnívora, pero nunca fui fanática de la carne y por eso, sin planearlo, mi alimentación siempre fue muy rica en frutas, verduras, legumbres y semillas, por lo que la mayoría de los días de la semana elijo platos que cumplen con los preceptos del crudiveganismo, pero no por eso voy a decir que soy “crudivegana”, al menos no por ahora. Creo que lo importante para quienes quieran llevar una alimentación saludable es tratar de incorporar cada vez más este tipo de alimentos y técnicas, y ver qué pasa con su cuerpo, porque cada uno digiere y asimila de una manera diferente.


Quienes me siguen en Facebook habrán visto unas cuantas fotos de las recetas que fui probando y algunos curiosos quieren saber dónde adquirir esos manjares; bueno, no quiero contar demasiado pero  les puedo adelantar que estamos terminando de cocinar un proyecto al respecto y que en muy poco tiempo  tendrán excelentes novedades. Para este proyecto contamos con el asesoramiento de Diego Castro, referente argentino de la cocina crudivegana. Diego fue el pionero en nuestro país, y hoy tengo el privilegio de nutrirme de sus conocimientos y experiencia. Diego no solo tiene una trayectoria de años en el tema, sino una gran generosidad al compartir su tiempo y transmitirme toda su pasión por la salud de nuestro cuerpo y nuestro espíritu. Hace unos días hicimos una degustación y me gustaría terminar con algunas fotos de las cosas que preparamos con Diego, miren con atención y díganme si siguen pensando que los crudiveganos solo “viven de ensalada”.

Falafel de semillas con salsa de cilantro


Sandwich de palta con vegetales y crema de tomates secos


Sushi


Torta de chocolate