Podría pasar horas escribiendo sobre la cocina griega, no solo porque es una de mis preferidas, sino porque en los casi 5 días que estuve probé de todo y no hubo absolutamente nada que me disguste o me caiga mal, ni siquiera las preparaciones fritas, teniendo en cuenta que hace años que no forman parte de mi dieta cotidiana. Todos los aromas que salen de los restaurants o puestos de comida callejeros son agradables. Comer en Atenas es aún más barato que en Roma, y la calidad de los ingredientes es también superior así como la atención de la gente en general. Para empezar, en el vuelo de Roma a Atenas, que era Low Cost de AEGEAN (la línea nacional de Grecia), nos sirvieron una cena completa que constaba de un pancito con queso untable marca “President”, un plato de pastas con tomate, aceitunas y queso de cabra, ¡sí, de cabra!, un postre típico relleno de nueces y bebida a elección (yo elegí vino tinto y me dieron mi botellita individual).
En el desayuno del hotel nos servían pan casero con manteca y mermelada, budín de naranja (exquisito, hecho con aceite de oliva), jamón, queso, jugo, algo de fruta y uno de los días tuvimos la suerte de encontrarnos con un bol inmenso lleno de yogurt griego, un verdadero placer. Además de los restaurants (en los cuales ya me voy a detener más adelante), hay muchos puestos ambulantes o pequeños fast food que ofrecen especialidades griegas: sandwichs de queso feta y olivas negras, o una especie de empanada gigante hecha con una masa riquísima que no sé bien como describir (creo que podría decir que es entre una masa philo y una de struddel) rellenas con queso, panceta, verdura, pollo, etc…Todo en un promedio de €2, y quedás pipón pipón. Por ese mismo precio podés optar por un “gyro”, para nosotros sería el “shawarma”. Si hablamos de bebidas puedo asegurarles que nunca en mi vida ví tanta adicción al café como en Atenas, 8 de cada 10 personas tienen en su mano un vaso lleno de “capuchino freddo” (café, hielo, azúcar y crema), y digo “adicción” porque lo pagan casi igual que un plato de comida (entre €2 y €3, dependiendo del lugar). Para acompañar el café o como un simple tentempié se venden unos panes, con forma de rosca de unos 15 cm de diámetro), de una masa muy suave, levemente dulce, cubiertos (muuuuy cubiertos) con semillas de sésamo, excelentes (€0,50). Y para ir terminando con esta primera parte no puedo dejar de mencionar la fruta y verdura fresca: kilo de cerezas (desde € 1,49), kilo de tomate (desde €0,50),duraznos o damascos (€0,99 el kilo), dátiles (€4 el kilo); y podés conseguirlos en algunos puestos de las plazas o en el mercado central, que queda a escasa cuadras de la zona más turística de la ciudad. El queso típico de la gastronomía griega es el queso feta y pude encontrarlo en comercios o supermercados a solo €11 el kilo, sin palabras.
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