Esta receta
es muy fácil y el resultado es increíble, en una hora podés tener una
mermelada, que en realidad es una especie de confitura (por su consistencia
“sostenida”) que sirve tanto para untar como para rellenar una tarta dulce o
servir como postre acompañada de un rico queso.
Solo hay
que pelar 1,5 kg de manzanas verdes y poner a hervir las cáscaras y los
corazones con 3 o 4 vasos de agua. Mientras eso se reduce a fuego fuerte,
rallar o cortar en tiritas finitas las manzanas, pesarlas y calcular el 80% de
su peso en azúcar. Cuando el líquido de las cáscaras se redujo un poco (unos 20
a 25 minutos de hervor), retirar del fuego y colar. Finalmente, poner en una
cacerola las manzanas, el azúcar, el jugo de un limón y un vaso del líquido
previamente colado, y cocinar hasta que llegue a la consistencia de mermelada.
Ojo porque el líquido que le agregamos contiene toda la pectina de la fruta y
cuando enfría toma mucha consistencia, así que no hay que dejar que se pase
porque puede quedar demasiado dura. Si te gusta, le podés agregar canela,
nueces o pasas de uva.
Yapa:
infusión relajante
El líquido
que resulta del hervor de las cáscaras y las semillas, además de contener
pectina, tiene propiedades relajantes, depurativas y ni te cuento lo rico que
es. Yo lo probé frío, como jugo, y caliente, como té, y en ambos casos solo lo
endulcé un poquito. Al menos para mí, fue todo un descubrimiento.
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