viernes, 7 de septiembre de 2012

"El Pobre Luis", una parrilla con historia...

El miércoles por la noche tuve el honor de ser invitada por el mismísimo Luis Acuña a cenar a su afamada parrilla, “El Pobre Luis”. Luis, uruguayo, habiendo trabajado desde chico en un frigorífico, elige y corta sus propias carnes, una de las razones de su gran éxito.  Antes de “ir a los bifes” (nunca mejor dicho), les cuento brevemente la razón de la invitación. Hace unas semanas el diario “Clarín” publicó una nota sobre la historia de Luis y su parrilla, y hablando de unos de los cortes más emblemáticos de la Argentina, el bife de chorizo, Luis se preguntaba el porqué de esa denominación y proponía que quien lo supiera se lo enviara por mail; él a cambio, lo invitaría a probar un bife en su local. Se imaginarán que no pude con mi genio y decidí escribirle, aunque estaba segura de que miles de lectores también lo harían, y mi mail quedaría en el olvido, pero me equivoqué. Después de unos días recibí un llamado del propio Luis para agradecerme el mail e invitarme a visitarlo en su parrilla, no lo podía creer. Ahora sí, vamos directo a la experiencia en sí. Tal como él me había sugerido, le avisé unas  horas antes que pensaba ir ese día para que él estuviera y nos conociéramos, enseguida me preguntó a qué hora iría y cuántos seríamos. Cuando llegamos teníamos una mesa esperándonos y enseguida nos trajeron la carta y una panera. Hasta el momento no había noticias de Luis, aunque el mozo, Sergio,  ya le había advertido de mi presencia. Cuando llegó la entrada, una provoleta perfecta, preparé la cámara de fotos y otro de los mozos, Walter,  prácticamente me “obligó” a ir con él hasta la parrilla para fotografiarme con los encargados de los fuegos, y ahí conocí a Beto.


Cuando terminaba mi sesión apareció Luis y solo con cruzar dos palabras corroboré lo que ya había percibido por su actitud desde el primer llamado que recibí, es una persona sumamente simple, humilde y agradable, y que llegó a donde llegó por  su esfuerzo y sus valores (entre ellos la familia).


Se acercó a la mesa a conocer a mis acompañantes (papá y mamá ligaron linda invitación) y nos contó un poco de su historia (búsquenla en internet, vale la pena). Después de una linda charla llegaron los platos principales, medio bife de chorizo y una pamplona de pollo, acompañados por una ensalada. El bife de chorizo se cocina con toda la grasa externa, lo cual logra el milagro de que, aún habiéndolo pedido cocido y no jugoso, la carne estuviera sumamente tierna, sabrosa y para nada seca. La pamplona muy rica, súper rellena y abundante. La ensalada fresquísima.


Cuando habíamos dado por finalizado el banquete Sergio sugirió traernos mollejas, una de las especialidades de la casa, y, ante la insistencia de Luis, no pudimos negarnos. Yo hace muchos años que las eliminé de mi dieta, pero no podía dejar de hacerle el honor a Luis, así que las probé y las volví a probar y …bueno, no me arrepiento. No las filetean, y salen muuuuy crocantes por fuera y tiernas por dentro, pero sin nada de grasa, sin palabras.


Para terminar nos sirvieron un lemoncello delicioso hecho por Beto, el parrillero. Cuando pedimos la cuenta, Sergio nos dijo “NO”, y ante nuestra insistencia (ya que la invitación supuestamente era solo  para que yo probara un bife de chorizo) su respuesta fue: “…tengo órdenes de no traerla…”. Debo aclarar que la atención no solo fue excelente con nosotros, sino que todas las mesas (y siendo miércoles estaba casi lleno) fueron atendidas de forma cálida, rápida y eficaz. Conclusión, tuvimos una gran noche y no solo a nivel gastronómico, ya que Luis y toda su gente nos hicieron sentir como en casa. Más allá de que esta vez la cena fue invitación les digo que los precios son totalmente acordes a la calidad de  los productos que ofrecen y que si un día tienen ganas de darse un gustito (porque obviamente es más caro que las parrillitas de barrio) y disfrutar de excelentes carnes y en un ambiente más que ameno, no dejen de ir. Ah!...no llegamos a comer postres, pero los vimos pasar y estaban muy tentadores.
 “El Pobre Luis” está en Arribeños y Blanco Encalada. Aceptan tarjetas y no abren los domingos.

 

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