Cuando terminaba mi sesión apareció Luis y solo con cruzar dos palabras corroboré lo que ya había percibido por su actitud desde el primer llamado que recibí, es una persona sumamente simple, humilde y agradable, y que llegó a donde llegó por su esfuerzo y sus valores (entre ellos la familia).
Se acercó a la mesa a conocer a mis acompañantes (papá y mamá ligaron linda invitación) y nos contó un poco de su historia (búsquenla en internet, vale la pena). Después de una linda charla llegaron los platos principales, medio bife de chorizo y una pamplona de pollo, acompañados por una ensalada. El bife de chorizo se cocina con toda la grasa externa, lo cual logra el milagro de que, aún habiéndolo pedido cocido y no jugoso, la carne estuviera sumamente tierna, sabrosa y para nada seca. La pamplona muy rica, súper rellena y abundante. La ensalada fresquísima.
Cuando habíamos dado por finalizado el banquete Sergio sugirió traernos mollejas, una de las especialidades de la casa, y, ante la insistencia de Luis, no pudimos negarnos. Yo hace muchos años que las eliminé de mi dieta, pero no podía dejar de hacerle el honor a Luis, así que las probé y las volví a probar y …bueno, no me arrepiento. No las filetean, y salen muuuuy crocantes por fuera y tiernas por dentro, pero sin nada de grasa, sin palabras.
Para terminar nos sirvieron un lemoncello delicioso hecho por Beto, el parrillero. Cuando pedimos la cuenta, Sergio nos dijo “NO”, y ante nuestra insistencia (ya que la invitación supuestamente era solo para que yo probara un bife de chorizo) su respuesta fue: “…tengo órdenes de no traerla…”. Debo aclarar que la atención no solo fue excelente con nosotros, sino que todas las mesas (y siendo miércoles estaba casi lleno) fueron atendidas de forma cálida, rápida y eficaz. Conclusión, tuvimos una gran noche y no solo a nivel gastronómico, ya que Luis y toda su gente nos hicieron sentir como en casa. Más allá de que esta vez la cena fue invitación les digo que los precios son totalmente acordes a la calidad de los productos que ofrecen y que si un día tienen ganas de darse un gustito (porque obviamente es más caro que las parrillitas de barrio) y disfrutar de excelentes carnes y en un ambiente más que ameno, no dejen de ir. Ah!...no llegamos a comer postres, pero los vimos pasar y estaban muy tentadores.
“El Pobre Luis” está en Arribeños y Blanco Encalada. Aceptan tarjetas y no abren los domingos.
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