miércoles, 30 de abril de 2014

Granola crocante

Si bien es verdad que en el mercado hay mucha variedad de granolas y algunas de ellas muy ricas, también es real que las verdaderamente buenas (con productos naturales y gran cantidad de frutas secas) son muy caras y no tan fáciles de conseguir. Es por eso que hoy te voy a contar como hago yo mi granola casera, la cual, además de poder adaptarla a tu gusto, te va a resultar mucho más natural y económica que cualquiera que compres en el súper. Desde ya te digo que podés variar los tipos de semillas y las frutas, siempre respetando las proporciones.

Para empezar calenté ½ taza de miel con ½ taza de azúcar de mascabo hasta que el azúcar se disolvió. El azúcar de mascabo la podés reemplazar por azúcar integral o usar solo miel (en lugar de media taza usás una y listo). Aparte,  mezclé 2 tazas de avena tradicional (no la instantánea) con 1 taza de fruta seca (usé almendras y castañas de cajú), ½ taza de semillas, ½ taza de coco rallado y dos cucharaditas de canela. A esto le agregué la mezcla de miel y azúcar y lo volqué todo en una placa. Lo cociné en horno medio por unos 40 minutos, revolviendo cada 5 minutos hasta que quedó dorado y crocante. Si te gustan las pasas de uva se las tenés que agregar 5 minutos antes de terminar la cocción porque si no se queman y quedan duras.

 
 
Te recomiendo no hacer menos de esta cantidad porque una vez fría la guardás en frascos herméticos y dura como mínimo 3 meses en perfectas condiciones.

miércoles, 16 de abril de 2014

Galletitas de limón sin manteca


La verdad es que estas últimas semanas estuve muy ocupada y es por eso que hace rato no escribo en el blog. Los que me conocen saben muy bien que por mucho que me corra el reloj siempre me hago un huequito para cocinar algo rico, y en este caso, también rápido, así que pensé en estas galletitas que son súper livianas, fáciles y rendidoras. Sin perder más tiempo, manos a la obra! Para hacer la masa hay que mezclar, hasta que esté espumoso, 1 huevo con ¾ tazas de azúcar, 1 pocillo de aceite neutro y la ralladura de 2 limones (o cualquier cítrico que tengas). Agregar 2 tazas de harina, 2 cditas. de polvo leudante y 5 cdas. de leche. Vas a ver que el bollo queda muy blando, no te asustes, es la idea. Así como está hay que bajarlo a la mesada enharinada y con la ayuda de más harina (agregá sin miedo) estirar la masa de un poco menos de medio centímetro de espesor. Dar forma con un cortante y colocar en placa lubricada (con aceite o rocío vegetal). Cocinar en horno medio por unos 10 minutos, sin que lleguen a dorarse demasiado. Preparate porque con esta cantidad de ingredientes te salen como 3 placas llenas de galletitas. Una vez frías las guardás en recipientes herméticos y duran una semana o más,  y siempre crocantes!!!

Yapa: antes de cocinarlas les podés poner media nuez encima, o cuando salen del horno las espolvoreás con azúcar impalpable o las bañas en chocolate.

martes, 1 de abril de 2014

Budín de limón libre de T.A.C.C.


Ésta es una de esas recetas que yo llamo tipo “comodín”, porque se puede adaptar a muchos usos diferentes: como un simple y delicioso budín, para cubrir con  glasé, agregar trocitos de chocolate o frutas secas, como torta para rellenar o como base para hacer baybiscuits; y encima es apto para celíacos, ¿qué más querés?.

Para hacerlo tenés que empezar por batir a blanco 5 yemas con 1 taza de azúcar. Mientras batís le vas agregando la ralladura y el jugo de 1 limón, junto con 5 cdas. soperas de aceite neutro. Dejás de batir e incorporás 1 y ½ taza de almidón de maíz junto con 2 cditas. de polvo leudante. Finalmente agregás las 5 claras batidas a nieve. Volcás en un molde enaceitado (sin harina ni almidón) y cocinás en horno fuerte por 10 minutos, bajás el horno y seguís por unos 40 minutos más o hasta que la preparación se separe del molde.


miércoles, 19 de marzo de 2014

Yogurt natural hecho en casa


Antes que nada les cuento que el yogur que vamos a preparar es tipo griego, y para los que no están muy seguro de qué se trata, les anticipo que no tiene nada que ver con el que compramos en el supermercado. El yogur griego, que yo tuve la suerte de probar en su país de origen, es muy denso y cremoso, y su sabor es muy similar al de un queso blanco, láctico y ligeramente ácido. Se puede usar tanto para preparaciones saladas como para dulces, o para comer así solito, agregándole miel, azúcar o edulcorante. Acá en Argentina se consigue en algunas casas de comida de medio oriente, y no es para nada económico, así que vale la pena hacerlo en casa y tener siempre en la heladera para darnos un gustito.

Primero vamos a poner en una olla 1 litro de leche (puede ser entera o descremada) y lo vamos a calentar hasta que llegue a los 45° aprox. (metemos el dedo y tiene que estar bien caliente pero no nos tiene que quemar en el primer instante). Apagamos el fuego y le agregamos 1 pote de yogur natural (yo usé el “yogs” y quedó perfecto). Tapamos y dejamos reposar por 8 horas en un lugar bien cálido ( lo puse adentro del horno que había apagado hacía una hora).  Pasado ese tiempo ponemos una tela en un colador y volcamos ahí el yogur para que drene el exceso de agua (que es bastante).

 
En este punto entra a jugar el gusto de cada uno: si les gusta que tenga una consistencia ligera, entre bebible y batido, lo dejan ½ hora en la heladera; si lo quieren más consistente (tipo queso untable) va a necesitar unas 4 horas de reposo en la heladera. Cuando está listo, lo mezclan enérgicamente y lo guardan en envases herméticos. Dura entre 4 y 5 días en la heladera.

Para que tengan una idea del rendimiento, yo usé un litro de leche y obtuve unos 350 grs de yogur de consistencia bastante densa. Si lo comparan con el precio de los yogures envasados van a pensar que el costo es excesivo, pero les seguro que la diferencia de la calidad es tanta que cada bocado está más que justificado.
 
Algunas ideas para su uso:

Salado:

-          Mezclado con aceite de oliva y especias, ideal para untar

-          Condimentado con curry para acompañar todo tipo de carnes

-          Mezclado en el aderezo de ensaladas

-          Como parte de alguna marinada

Dulce:

-          Con miel y granola

-          En reemplazo de la crema para acompañar frutas

-          Endulzado a gusto para coronar una torta

-          Como reemplazo de la manteca en budines o tortas

-          En licuados o helados de fruta

 

miércoles, 12 de marzo de 2014

"La Taberna de Don Ramón", un imperdible de Villa Gesell


El dato que les paso hoy es para aquellos que planeen visitar Villa Gesell en sus próximas vacaciones, ya que lamentablemente este restaurant ya cerró su temporada y se despidió hasta el próximo año.

La taberna de don Ramón es un restaurant de comida española, más precisamente gallega, en el cual también van a encontrar platos de cocina tradicionales, como pastas y parrilla, aunque yo les recomiendo probar las especialidades en pescados y mariscos. Antes de contarles lo que comimos no puedo dejar de mencionar a su dueño,  Ramón Noya, quien llegó a la Argentina desde su Galicia natal en el año 1952, y allá por los 70´decidió rumbear para la costa atlántica. En 1980 abrió la Taberna de Don Ramón en Villa Gesell y allí sigue hasta el día de hoy. Ramón está en todo, no se le escapa nada, todo tiene que salir en tiempo y forma y si no es así, él mismo se ocupa de agilizar el servicio, un verdadero ejemplo de compromiso. Lo pueden ver en primer plano llevando él mismo los restos de una mesa.
Bueno, ahora sí, vamos a lo nuestro. Para ir abriendo el apetito te sirven una copita de jerez con algunas cositas para picar y una buena panera (y sólo cobran $9 de cubierto).
 


 
De las entradas probamos las sardinas con cebolla ($35, muy buenas), excelente la idea de servir la cebolla aparte para que cada uno la dosifique a su gusto;
y las rabas ($70 la porción y $42 la media porción), ricas y para nada pesada la fritura.
Como principales elegimos el salmón blanco grillado ($68), increíble!, bien dorado y muy jugoso por dentro;
el lenguado con salsa de camarones ($110, para compartir) muy sabroso y delicado;
sorrentinos con salsa parissien ($72, súper abundantes, con una entrada se pueden compartir);
y un pollo grillado ($48). Cabe destacar que el último plato, que a simple vista es el más simple, estuvo muy bien servido y les digo por qué: a mí no me gusta la pechuga y siempre que pido pollo grillado del muslo, me terminan sirviendo un pedazo de pollo minúsculo,  deforme y grasoso (lo cual es entendible por la dificultad  que conlleva su deshuesado) y esta vez tuve la grata sorpresa de encontrarme con un “enorme” trozo de pollo dorado, crujiente y jugoso, sin una gota de grasa, un verdadero acierto.
A la hora de los postres dejamos la discreción de lado y nos jugamos con una “Súper copa” ($42, para 2 o 3), una bomba: dos bochas gigantes de helado de chocolate, crema, dulce de leche, nueces a más no poder, cerezas y caramelo;
 y el clásico flan casero ($22) que no nos defraudó.
Sin duda en Gesell hay muchísimas opciones gastronómicas interesantes, pero si no se quieren llevar sorpresas, al estómago o al bolsillo, yo les digo que no pueden dejar de visitar a Don Ramón.
La Taberna de Don Ramón está en Av. 3 (es la principal) y paseo 105. Aceptan tarjetas.

miércoles, 26 de febrero de 2014

"Rawa", ceviche y algo más...

Una vez más llegó el finde y esta vez la opción fue la comida peruana, así que rumbeamos directo hacia “Chan  Chan”. A pesar de que llegamos temprano, antes de las 9, ya había lista de espera. Afortunadamente hace un tiempo alguien me comentó que habían abierto una sucursal en Talcahuano y Corrientes, así que sin dudarlo mucho nos fuimos para allá. Nos costó un poco encontrar el lugar porque en realidad no es una sucursal sino otro restaurant de comida peruana de los mismos dueños, y su nombre es “Rawa”, que siginifica “Fuego”. Los platos y los precios son los mismos, aunque la carta es un poco más acotada. Cobran $8 de cubierto y te traen pan blanco, dos salsitas (una picante y una huancaína) y maíz cancha tostado.
Nosotros éramos tres y pedimos un plato de anticuchos de salmón blanco y rosado con salsa teriyaki ($50), que figura como entrada pero para uno está perfecto como principal. Muy rica la salsa y delicioso el sabor del dorado del pescado.
 


 
Aunque el aplauso de la noche se lo llevó la degustación de ceviches ($110). Es una bandeja enorme con cuatro tipos de ceviche: dos clásicos con leche de tigre (uno de pescado y otro de mariscos), uno con salsa de rocoto y otro con salsa huancaína. Todo acompañando con papa, batata y choclo. El pescado estaba súper fresco, los sabores tenían el equilibrio perfecto, se notaba el sabor de la lima, el cilantro, la cebolla morada, delicioso!. Un detalle importantísimo: los ceviches que tenían algo de picante venían con un trocito de rocoto encima para identificarlo.
 De postre probamos la torta de tres  leches ($23) y el suspiro limeño ($25), ambos eran un manjar.  
Si los precios ya les parecieron accesibles ni les cuento los de la bebida, el agua mineral $14, y el vino Finca Beltrán Dúo, de familia Zuccardi, tanto blanco como tinto, $38, la cerveza Heineken de litro está $35. Éstos son solo algunos ejemplos, hay más vinos, cerveza y tragos, y todo baratísimo.

“Rawa” está en Talcahuano 447, abre de lunes a sábados, mediodía y noche y sólo aceptan efectivo.

miércoles, 19 de febrero de 2014

"Parrilla Moreira", no habrá tercera ni vencida


Hace un tiempo habíamos ido por primera vez a esta parrilla-restaurant en el barrio de Boedo. La experiencia no había sido excelente, pero tampoco mala, así que decidimos darle otra oportunidad. Llegamos, y como el salón principal estaba completo, nos tocó en el subsuelo. El lugar está muy bien decorado pero tenían puesto el aire acondicionado al máximo y un ventilador, siendo que era un día de 20° aprox., con lo cual hacía muchísimo frío. Para empezar nos trajeron 4 o 5 pancitos caseros con manteca y una empanadita de carne a cada uno, que era eso, solo carne, sin condimento alguno, muuuuy triste (y encima cobran $20 de cubierto, no se justifica).

De entrada pedimos una provoleta ($40) que fue lo único casi bueno de todo el almuerzo, buen tamaño y cocción casi perfecta (solo le faltó un poco de dorado).
Como principales elegimos una porción de entraña y una ensalada Moreira. Después de 15 minutos de pedir y cuando ya estábamos con la entrada, nos avisaron que no había entraña, así que la cambiamos por vacío ($110), el tamaño es correcto para dos personas, aunque la carne no estaba en el punto solicitado y era un tanto dura. La ensalada Moreira ($75), cuyo ingrediente principal era pollo grillado, no resultó más que un hermoso plato lleno de verdes, palmitos, cherries y 8 o 10 cubos de pollo hervido, con una vinagreta de mostaza que estaba más agria Juanita Viale con la prensa,  qué decepción!.
(Lo blanco de la parte superior son palmitos, el pollo es solo lo de abajo)
Y la ensalada que acompañó la carne ($40) demasiado pequeña. A todo esto hay que sumarle que el mozo habló demasiado y trató de justificar lo injustificable sin que nadie le pregunte, como por ejemplo decir que la luz era la culpable de que la carne pareciera cruda…¿?. Obviamente, frente a esta seguidilla de desaciertos ni se nos ocurrió mirar la carta de postres.

“Moreira” queda en Cochabamba y Castro, abre todo los días, mediodía y noche, y salvo que quieran vivir un momento de mediocridad garantizada, yo les recomiendo no ir.