lunes, 2 de marzo de 2015

Bonito, un tesoro de nuestro mar....

Hoy les voy hablar de un producto cuya temporada acaba de empezar y no dura mucho más de 2 o 3 meses, así  que hay que aprovecharlo al máximo mientras lo encontremos: el bonito. El bonito es un pez de la familia de los azules (igual que los salmónidos, el atún, la palometa, la caballa, las anchoas, etc…)y comparte con ellos todos sus beneficios para la salud. Su carne es delicada y deliciosa, en crudo tiene un tono grisáceo, pero una vez que se cocina se torna blanca casi en su totalidad.  Si bien es un pescado de la familia de los “grasos”, no resulta para nada grasoso y tiene otra ventaja, pocas espinas!. Tiene un espinazo central, que se retira muy fácilmente (tanto en crudo como cocido), y una hilera de espinas que tampoco son difíciles de ver y retirar, en definitiva,  sin sorpresas. No se asusten si en crudo les parece que la carne está “pastosa”, parece como si se deshiciera, es normal, después de la cocción cambia completamente. A todo esto se suma el hecho de que se lo pesca en nuestras costas argentinas, y no es de criadero, lo que lo hace un alimento aún más natural. Yo lo compro entero, le pido al pescadero que le saque la cola y la cabeza y me lo abra al medio tipo mariposa. Lo condimento son sal y limón y lo cocino en el horno. También pueden pedir que lo corten en postas, ideales para la parrilla o filets para hacer a la plancha.  Y para terminar les cuento que el precio es súper accesible, en el Barrio Chino se consigue bien fresco a $55 el kg de bonito entero, y como tiene poco desperdicio (cabeza y cola chicas), rinde mucho, con uno de 2kgs comen muy bien 4 personas.
Esta vez no les puedo mostrar foto de mi versión porque cuando me dí cuenta ya lo habíamos devorado…pero sí les dejo una imagen para que lo reconozcan en la pescadería….dejando de lado el chiste fácil, realmente es muuuy bonito!



Dato: si se animan, busquen una buena receta de conserva y hagan bonito para disfrutar  todo el año

miércoles, 18 de febrero de 2015

Salsa cesar crudi-vegana

Lo prometido es deuda, así que una vez más les voy a pasar una de las recetas que aprendí en el curso de alimentación consciente. No sólo es sana y nutritiva, sino que es deliciosa y muy fácil,y les juro que cuando la hagan más de un omnívoro les va a pedir la receta. Se puede hacer en licuadora o con un mixer o procesadora potente. La base de la salsa (lo que reemplaza a la mayonesa y la crema) son castañas de cajú (1/4 de taza aprox.), que tenemos que hidratar en agua un par de horas antes de utilizar para que se activen y se ablanden. Si no tenemos tiempo, podemos obviar ese paso y hacer una harina con las castañas para que el procesado posterior sea más fácil y la salsa quede más cremosa. Cuando tenemos listas las castañas las mezclamos con el resto de ingredientes: ½ taza de agua, 1 cda. de vinagre de mazana, ½ taza de aceite de oliva, 1 cdita. de mostaza (en polvo o pasta), 1 diente de ajo, sal y pimienta a gusto. Licuamos todo hasta obtener la consistencia que nos guste, agregando agua si fuera necesario aligerarla, y cuando está lista le agregamos alga nori en polvo para darle ese sabor “marino” tan característico de la salsa cesar. Si tenemos levadura nutricional, le agregamos 1 cda. al momento de licuar. Esta salsa sirve no solo para combinar con hojas verdes y hacer un ensalada “tipo cesar”, sino como aderezo para cualquier otra verdura, en sándwichs, para untar, o para acompañar una carne (en el caso de los que todavía las consumimos aunque sea en poca cantidad).  


lunes, 9 de febrero de 2015

La parrilla del Club Ferroviario, el secreto mejor guardado de Liniers…

Si hay una frase que no me canso de decir es: “…yo no creo en las casualidades, sí en las causalidades…”, y cada día la noto más cierta. El sábado, un conocido “bloggero” gastronómico, recomendó una página web donde reseñaban una experiencia muy tentadora en la parrilla del Club Ferroviario, ubicado detrás del estadio de Vélez. Después de leer la nota me dije que era raro que mi padrino nunca lo haya mencionado, siendo que es  socio vitalicio de Vélez, y que nació, se crió y sigue viviendo en su amado Liniers. Esto hizo que mi curiosidad aumentara, y obviamente que lo sumara a mi lista de próximas visitas, aunque el destino hizo lo suyo y la visita fue más próxima de lo esperado. El mismo sábado fuimos a visitar a un amigo a una Clínica en Ciudadela, y cuando salimos, ya en horario de cena, decidimos que no había tiempo de cocinar así que emprendimos la vuelta camino a “Cumaná”. Apenas cruzamos la General Paz nos dimos cuenta que el Club Ferroviario estaba muy cerca, y a mí se me ocurrió pasar para “ver qué onda”, a lo cual mi madre dijo: “…con la hora que es, si vamos, es para quedarnos…”, y nadie se negó. Así que después de un par de vueltas, llegamos a un estacionamiento debajo de la autopista con un placa en la que apenas se leía algo relacionado a los ferroviarios, pero de donde emanaba un aroma a asado increíble, y sí, no había dudas, habíamos llegado. Yo sabía que el asunto requería una reserva previa, que no teníamos, pero me acerqué a la recepcionista a consultar y me dijo que nos anotaba en una lista pero no sabía de cuánto era la demora. El sistema es simple, los que van si reserva dependen de la rapidez de los que están comiendo o de que se “caiga” alguna reserva, y otra vez el destino se metió e hizo, que después de una media hora, fallaran unos comensales y nos sentaran a nosotros en su lugar. El restaurant del club tiene un sector al aire libre (ahí nos tocó) donde está la parrilla, y un salón enooorme adentro.

El ambiente es súper familiar y hay gente de todo tipo ($ y $$$$$), no sé si explico. La carta es muy completa (en “tripadvisor” hay fotos de la carta con los precios actuales) y para que no crean que me olvidé de los vegetarianos y veganos, les cuento que hay pastas (desde $45)  y ensaladas especiales de todo tipo (desde $50). Nosotros éramos 3 y pedimos una provoleta de entrada ($50, perfecta!, enorme y bien crujiente), 

y como principales elegimos media porción de vacío ($75, sí, lo que ven en la foto es media porción y comen 2 o 3 tranquilamente, en el punto solicitado, increíble) 

y media de cordero ($80, con ésta comen 2 y no 3 porque tiene hueso, pero también estaba muuuy buena).

 Acompañamos con una ensalada de rúcula y zanahoria ($30, muy fresca, pero un poco pequeña para el precio, aunque como habrán visto el cordero ya venía con su propia guarnición). Tomamos un Finca Flichman malbec Roble ($45) y un agua mineral de 2 lts ($20, sí, leyeron bien, veinte pesos!!!!). Obviamente sobró comida y no llegamos al postre, pero por lo que vimos todas las porciones son XXL y los precios XXS.  Otro detalle, no cobran cubierto y el pan estaba crocantísimo, lo cual es raro a esa hora de la noche. 

La atención muy buena, y los platos no tienen demora.


Por favor cuando decidan ir no dejen de llamar para reservar y de mirar el mapa antes de salir a la calle. Abren de martes a domingos, mediodía y noche, están en Reservistas Argentinos 219, el teléfono es 4644-2360 y solo aceptan efectivo.

lunes, 2 de febrero de 2015

Torta de papa y queso

Hoy te propongo una idea diferente para aprovechar algún resto de puré de papa que haya quedado en la heladera, y evitar recurrir a los clásicos, como las bombas de papa, el pastel o los ñoquis. Es muy fácil, solo tenés que mezclar 1 taza de puré de papa con 1 taza de queso tipo Pategrás rallado (o similar), 4 huevos, ½ taza de leche, 1 o 2 cebollas de verdeo picadas y 1 cda. colmada de fécula de maíz. Condimentás con sal y pimienta, y volcás la preparación en un molde enaceitado. Espolvoreás un poco más de queso por la superficie y cocinás en horno medio hasta que se note firme y dorado. Para servirlo tenés varias opciones: hacerlo en una placa o molde no muy alto y cortar bocaditos para servir como canapé, cortar cuadrados más grandes y servir como una entrada caliente, o duplicar la receta y hacer una súper torta que, acompañada con una buena ensalada, sirve perfectamente como plato principal.


lunes, 26 de enero de 2015

Galletitas crocantes de semillas (sin harina)

Les cuento que hace un tiempo estoy incursionando en la cocina crudi-vegana, o sea, recetas sin derivados animales, y muchas de ellas, sin cocción. Empecé a investigar por un mero requerimiento profesional (o comercial), y fui descubriendo nuevas técnicas, ingredientes y recetas que me sorprendieron y que pueden aplicarse a la dieta de cualquier “omnívoro” como yo. No voy a detenerme a explicar de qué se trata este tipo de alimentación porque hay mucha información disponible para quien esté ávido de este conocimiento, pero sí me gustaría ir compartiendo con ustedes algunas de las recetas que voy probando, para derribar un poco el mito de que lo vegano, o lo crudo (no sé porque la moda lo rotula como “raw” si estamos en Argentina) tiende a ser aburrido e insulso.

Hoy les voy a pasar la receta para hacer unas galletitas súper crocantes que no llevan ni harina, ni huevo, solo semillas, agua, un toque de aceite y condimentos. Los crudívoros las secan en sus hornos deshidratadores (cuya temperatura no supera los 45°), pero nosotros las podemos hacer en nuestro horno convencional  y quedan increíbles!


Hay que mezclar 1 taza de semillas de girasol con 3/4 tazas de semillas de lino (ambas molidas lo más fino posible), 1 cda. sopera de aceite de oliva, condimentos a gusto (sal, orégano, pimentón, ajo en polvo, etc…) y agregar agua hasta formar una pasta que te permita untarla sobre una placa. Con la ayuda de una cuchara o tus manos humedecidas con agua  formar una capa de esta pasta sobre la placa previamente lubricada. Marcar la forma de las galletitas con un cuchillo sin llegar atravesar del todo la masa. Llevar a horno medio, cuando los bordes se empiezan a dorar, dar vuelta con la ayuda de una espátula y volver al horno hasta que esté sequitas. No se tienen que dorar porque si no se ponen amargas.

martes, 30 de diciembre de 2014

Arrollado de papa, salmón y rúcula

Sé que el pionono relleno es un clásico de las fiestas, así que para navidad decidí respetar las “costumbres argentinas”, pero aportando un toque original, reemplazando el pionono por papa. ¿Por qué?...porque la papa es más nutritiva, se puede saborizar a gusto de cada uno, es económica, y más allá de su aporte calórico, siempre va a resultar una opción más liviana que la masa de pionono. Yo decidí rellenarlo con rúcula y salmón, pero usando como base la mezcla de papa que hace las veces de pionono, vos podés elegir tu relleno preferido. Para la mezcla de papa, tenés que hervir 1 kilo de papas enteras y con cáscara. Cuando están bien cocidas, las pelás, las pisás y condimentás con sal y pimienta (podés agregar hierbas o  especias). Mezclás con ½ taza de aceite de oliva (o aceite común si no te gusta el de oliva) y la disponés sobre 2 o 3 hojas de papel film. 

Cubrís con el relleno y con la ayuda del papel film lo enrollás presionando bien para que no se rompa al cortarlo. 


Terminás de envolver y conservás como mínimo 8 horas en heladera antes de consumirlo.

Esta receta es apta para celíacos, y si el relleno no lleva carnes o derivados de animales, también es para veganos!


miércoles, 10 de diciembre de 2014

Bocaditos de zapallo y verdeo

Esta vez les propongo una idea fácil, sana y muuuy rica para incorporar verduras en nuestro menú,  como para contrarrestar la sobredosis de comida y bebida típica de esta época de festejos. Saben que soy fanática del zapallo, así que siempre hay un poco cocido en mi heladera, y buscando la forma de aprovecharlo, se me ocurrió hacer estos bocaditos, que resultaron un éxito, aún entre quienes no son muy devotos de dicha “cucurbitácea”. Sólo tenés que  mezclar 1 y ½ taza de puré de zapallo con 1 cebolla de verdeo picada, 3 huevos, 1 y ½ cdas. soperas de harina, 1 cdita de royal y 3 cdas. de aceite. Condimentar con sal, pimienta, orégano y pimentón. Volcar en una placa o  asadera lubricada y cocinar en horno moderado hasta que se note firme (entre 20´ y 30´, probá con el palillo, no falla). Lo dejás enfriar y los cortás en cuadraditos tamaño bocado.  Son ideales para servir en una picada, o como entrada acompañados por una rica ensalada. Sos celíaco???...reemplazá la harina por fécula de maíz y disfrutalos tranquilo!