Hace tiempo que teníamos
ganas de volver a un clásico del barrio, Cervecería Lopez. Lo conocí de chica, y
pasé muchos años sin visitarlo, aunque según los comentarios ajenos, mantenía
la excelente relación precio-calidad de siempre. Bueno, en mi opnión, no es
así. Si bien los precios están dentro de la media, ningún plato se destacó y
hubo varias cosas para el olvido durante a noche.
De entrada pedimos dos
empanadas para probar, ambas de buen tamaño, pero tibias. La de carne cortada a
cuchillo con relleno de “estofado”, y la de verdura con un sabor raro,
indefinido y poco agradable.
Como principales unos canelones
de ricota y nuez con salsa mixta, pollo y verdeo; y una brochette mixta con
ensalada. La ensalada muy bien, fresca y para ser de guarnición, abundante. A la brochette no le saqué foto porque no la merecía.
Otra vez ambos platos tibios, y el pollo de la brochette
completamente crudo, no jugoso, crudo!. Lo mandamos a cocinar y cuando llegó el
pollo estaba bien pero el lomo era una suela de zapato. Mientras esperamos la
cocción, los canelones se fueron enfriando, así que mandamos también a calentar
una parte. Tardaron más de 15 minutos en traer el pedacito de canelón y llegó
recalentado en el mismo plato, que, obviamente, estaba todo pegoteado.
Impresentable.
Aún así decidimos probar
un postre: flan casero. En general fue lo mejor de la noche, porción abundante,
buen sabor, un poco dulce en exceso, y con la “telita” abajo que le deja un
final raro, pero se puede disfrutar igual.
Tomamos un agua sin gas y
una pinta de cerveza tirada y gastamos
entre tres $780. Ah!, pedimos cerveza negra y no había (se llama cervecería y no
tienen variedad!).
No es caro, pero lo
barato no compensa la mediocridad de lo que ofrecen.
No les paso data, porque
yo no lo recomiendo.