lunes, 30 de mayo de 2016

Pan 100% sarraceno, 0% gluten



Hoy en día son cada vez más los que optan por eliminar el gluten de su dieta, ya sea por intolerancia o por una elección de estilo de vida. Mi idea no es ensalzar ni demonizar al gluten, ya basta con la guerra “virtual” al respecto, creo que cada uno debe alimentarse según sus gustos y necesidades, aprendiendo a escuchar a su cuerpo. Más allá de eso, les propongo hacer un pan de trigo sarraceno, apto celíacos y enemigos del gluten. A los que no saben muy bien qué es el trigo el sarraceno les cuento que es un “pseudo cereal”, si bien se le llama “trigo” no pertenece a la familia de las gramíneas y no contiene gluten. Es muy rico en proteínas, fibra, minerales y vitaminas del grupo B principalmente. Se consigue en grano (para consumir como arroz, cebada o trigo candeal, o para germinar) o en forma de harina, ideal para preparaciones aptas para celíacos.


Ahora que ya está presentado, procedo a utilizarlo…


Este pan es muy simple, súper saludable y más que fácil, ni siquiera se amasa!

Ponemos en el bowl 500 grs de harina de trigo sarraceno, ½ cda. de sal y mezclamos, en el centro agregamos 30 grs de levadura fresca, 1 cda. sopera de miel de caña o azúcar  de mascabo, 1 cda. de aceite de oliva o de coco y 450 cc de agua tibia. Mezclamos con cuchara de madera, tiene que quedar una “pasta” cremosa, similar a la mezcla de un budín. La tapamos y la dejamos en un lugar cálido por unas 3 horas, o hasta que veamos que creció y se formaron alvéolos (como agujeritos en la masa). Lo volcamos en un molde enaceitado, y lo dejamos levar 1 hora más. Lo cocinamos en horno medio por 45 a 50 minutos, hasta que al clavar un palillo éste salga limpio. El resultado es un pan muy húmedo, de sabor intenso. A esta receta básica se le pueden agregar semillas de cualquier tipo. Recomiendo guardarlo en heladera para que no se reseque. 


lunes, 23 de mayo de 2016

Dulce de membrillo y mascabo, y 3 recetas de yapa…



Una vez más, mis primos me trajeron membrillos de su quinta y, el mismo día que los recibí y noté que estaban a punto,  puse manos a la obra (es inconfundible el aroma cuando están maduros). Además de hacer un dulce increíblemente rico y natural, preparé jalea, una mouse de membrillo y ciruelas, y una infusión.

Antes de pasarles las recetas les cuento que el membrillo no solo es rico, sino que tiene muchas propiedades que benefician nuestra salud, la principal es su gran contenido de pectina. La pectina es un excelente aliado para luchar contra la gastritis, ya que desinflama las paredes del aparato digestivo, y también ayuda a regular la función intestinal. Aporta magnesio, vitaminas A y C y algunas del grupo B, como el ácido fólico, así que las futuras madres deben tenerlo presente en su dieta.

Ahora sí, a ponernos en acción…

El primer paso a seguir para las 4 recetas es lavar bien la fruta, cortarla al medio, y hervirla por una media hora. Pasado ese tiempo, retirar los membrillos y reservar el líquido de cocción. Ese mismo líquido, colado, lo podés tomar frío o caliente con un poco de limón y miel, y resulta delicioso y muy digestivo. Primer receta, lista!
Cuando los membrillos perdieron temperatura, hay que pelarlos y retirar el corazón con las semillas. No descartes nada, porque con las semillas vas a hacer la jalea. Una vez que tenés la pulpa separada, la pesás, la procesás y la ponés en una olla bien profunda con el mismo peso en azúcar. Yo usé azúcar de mascabo y quedo buenísimo, si no te animás podés probar poniendo mitad mascabo y mitad común.  Es importante que la olla sea profunda porque el dulce salpica, y muuucho!!!.  Ahora solo es cuestión de paciencia, tenés que cocinar el dulce a fuego medio sin dejar de mezclar en ningún momento, porque se pega y se quema enseguida. Vas a notar que después de unos 40 minutos el dulce empieza a tomar un color levemente rojizo, y a espesarse. Dependiendo de la cantidad, podés llegar a tardar entre 1 y 2 horas hasta lograr el punto exacto para hacer dulce sólido, lo que se llama “en pan”. Para darte cuenta del punto, además del color característico, tenés que ver que el dulce se despega del fondo de la olla, es ahí cuando lo retirás y lo ponés en el molde que le va a dar la forma. Lo enfrías y listo el dulce! Si lo querés tipo mermelada para untar, lo cocinás menos tiempo.


  
Para la jalea solo tenés que poner a hervir las semillas en abundante agua por unos 20 a 30 minutos, hasta que veas que el agua se tiñe de un color ámbar oscuro. La colás, le agregás 1 kg de azúcar por litro de agua y la cocinás por unos 40 a 50 minutos hasta que toma un color rojizo. Para probar el punto retirás un poco, lo dejás enfriar y tiene que quedar como una miel espesa. Lo envasás y lo consumís como si fuera una mermelada. 

 
Y llegó el turno de la mousse. Simplemente separé una parte de la pulpa y la cociné al vapor unos 15 minutos más, hasta que estuvo bien tierna. Le agregué unas ciruelas secas, esencia de vainilla, ralladura de limón y miel. Procesé hasta obtener una textura cremosa y ahí terminó mi cuarta y última receta. Esta mousse o crema se puede comer sola, usar como relleno de torta o alfajorcitos, y hasta me atrevo a decirte que sin la miel, y mezclada con batata, puede resultar un acompañamiento ideal para una comida salada.
 

miércoles, 11 de mayo de 2016

Crema de cacao y tahini…para empalagarse sin culpa



Hace un tiempo les mostré como hacer una versión de chocotorta ATP (apta todo público, omnívoros, veganos, crudiveganos y celíacos), para la cual hice un dule a base de dátiles y cajú, como reemplazo del dulce de leche. Bueno, partiendo de la misma base se puede lograr una crema muy similar a la “nutella”, que le quita el sueño a más de uno. Les recuerdo cómo hacer el símil dulce de leche y después les cuento qué agregar para llegar a la crema soñada. Para el dulce tenemos que poner en remojo, por separado, 2 taza de dátiles y 1/2 taza de castañas de cajú. Pasada 1 hora, escurrimos y ponemos todo en la licuadora (o vaso del mixer), agregamos agua hasta cubrir, un chorrito de vainilla, y empezamos a licuar hasta lograr una textura cremosa (si es necesario incorporamos más agua). Una vez que tenemos el dulce le incorporamos 2 cdas. de cacao amargo de buena calidad y 1 cda. de tahini (pasta de sésamo) y mezclamos bien. La cantidad de cacao depende de cuán intenso lo quieras, y el tahini le aporta un sabor muy parecido al de las frutas secas que le queda increíble. Y si querés sumarle aún más sabor, ralladura de naranja y a ser felices que la vida es hoy…


martes, 3 de mayo de 2016

Granola salada para todos!



Cuando nos hablan de granola automáticamente la asociamos a algo dulce, para compañar yogur, frutas, helado, etc…Bueno, dejame decirte que esta versión salada que se me ocurrió es una bomba de sabor y texturas, ideal para comer como snack, acompañar sopas o ensaladas. No lleva ningún cereal, solo semillas y frutas secas, por lo que la pueden consumir los celíacos y diabéticos sin problemas. Muchos se preguntarán cómo hago para “amalgamar” la mezcla y darle la textura característica de la granola, muy fácil, con el mucílago de las semillas de lino. Para eso, lo primero que hay que hacer es poner a activar las semillas de lino (lo ideal es hacerlo con todos los ingredientes activados y deshidratados previamente, pero no es necesario). Yo pongo partes iguales de lino y agua y lo dejo reposar como mínimo 4 hs. Cuando el lino ya está activado pongo todos los ingredientes en un bol: semillas de girasol, de zapallo, almendras, nueces, cajú, sal, mezcla de especias, pimienta de cayena, ajo en polvo y por último el lino con su mucílago. Las cantidades de cada semilla y fruto seco son a gusto, siempre que cuando mezcles agregues el suficiente lino como para impregnar todo con su mucílago. Si te gusta lo agridulce podés añadir una o dos cucharadas de miel de caña o azúcar de mascabo. Una vez que está todo bien incorporado (lo ideal es meter mano, siempre que esté limpia, obvio!), tenés dos opciones, según tu tipo de alimentación: o lo cocinás en un horno bajo y los vas mezlcando cada 5 minutos hasta que esté seco y crocante, o lo llevás al deshidratador por unas 6 a 8 horas. De más está decir que podés usar las semillas y frutos secos que te gusten, y también agregar maní. Sea como sea, no dejes de probarla!