lunes, 9 de febrero de 2015

La parrilla del Club Ferroviario, el secreto mejor guardado de Liniers…

Si hay una frase que no me canso de decir es: “…yo no creo en las casualidades, sí en las causalidades…”, y cada día la noto más cierta. El sábado, un conocido “bloggero” gastronómico, recomendó una página web donde reseñaban una experiencia muy tentadora en la parrilla del Club Ferroviario, ubicado detrás del estadio de Vélez. Después de leer la nota me dije que era raro que mi padrino nunca lo haya mencionado, siendo que es  socio vitalicio de Vélez, y que nació, se crió y sigue viviendo en su amado Liniers. Esto hizo que mi curiosidad aumentara, y obviamente que lo sumara a mi lista de próximas visitas, aunque el destino hizo lo suyo y la visita fue más próxima de lo esperado. El mismo sábado fuimos a visitar a un amigo a una Clínica en Ciudadela, y cuando salimos, ya en horario de cena, decidimos que no había tiempo de cocinar así que emprendimos la vuelta camino a “Cumaná”. Apenas cruzamos la General Paz nos dimos cuenta que el Club Ferroviario estaba muy cerca, y a mí se me ocurrió pasar para “ver qué onda”, a lo cual mi madre dijo: “…con la hora que es, si vamos, es para quedarnos…”, y nadie se negó. Así que después de un par de vueltas, llegamos a un estacionamiento debajo de la autopista con un placa en la que apenas se leía algo relacionado a los ferroviarios, pero de donde emanaba un aroma a asado increíble, y sí, no había dudas, habíamos llegado. Yo sabía que el asunto requería una reserva previa, que no teníamos, pero me acerqué a la recepcionista a consultar y me dijo que nos anotaba en una lista pero no sabía de cuánto era la demora. El sistema es simple, los que van si reserva dependen de la rapidez de los que están comiendo o de que se “caiga” alguna reserva, y otra vez el destino se metió e hizo, que después de una media hora, fallaran unos comensales y nos sentaran a nosotros en su lugar. El restaurant del club tiene un sector al aire libre (ahí nos tocó) donde está la parrilla, y un salón enooorme adentro.

El ambiente es súper familiar y hay gente de todo tipo ($ y $$$$$), no sé si explico. La carta es muy completa (en “tripadvisor” hay fotos de la carta con los precios actuales) y para que no crean que me olvidé de los vegetarianos y veganos, les cuento que hay pastas (desde $45)  y ensaladas especiales de todo tipo (desde $50). Nosotros éramos 3 y pedimos una provoleta de entrada ($50, perfecta!, enorme y bien crujiente), 

y como principales elegimos media porción de vacío ($75, sí, lo que ven en la foto es media porción y comen 2 o 3 tranquilamente, en el punto solicitado, increíble) 

y media de cordero ($80, con ésta comen 2 y no 3 porque tiene hueso, pero también estaba muuuy buena).

 Acompañamos con una ensalada de rúcula y zanahoria ($30, muy fresca, pero un poco pequeña para el precio, aunque como habrán visto el cordero ya venía con su propia guarnición). Tomamos un Finca Flichman malbec Roble ($45) y un agua mineral de 2 lts ($20, sí, leyeron bien, veinte pesos!!!!). Obviamente sobró comida y no llegamos al postre, pero por lo que vimos todas las porciones son XXL y los precios XXS.  Otro detalle, no cobran cubierto y el pan estaba crocantísimo, lo cual es raro a esa hora de la noche. 

La atención muy buena, y los platos no tienen demora.


Por favor cuando decidan ir no dejen de llamar para reservar y de mirar el mapa antes de salir a la calle. Abren de martes a domingos, mediodía y noche, están en Reservistas Argentinos 219, el teléfono es 4644-2360 y solo aceptan efectivo.

1 comentario:

  1. Muy buena descripción!! Yo voy casi todos los meses hace tiempo y no hay vez que salga feli de vivir en el país del asado!! Gracias ferroviario!!

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