Debo confesar que el flan nunca fue un postre de tradición en mi familia, de hecho, mi madre jamás hizo uno casero. Pero mi curiosidad pudo más y me lancé a la búsqueda de la receta perfecta, y para mí, perfecto es sinónimo de cremoso y sin “ojitos”.
En acción…
Con estas proporciones podemos usar una budinera nro 5 o un molde de flan de un litro de capacidad.
Para empezar tenemos que calentar 600 cc de leche (entera o descremada, es exactamente lo mismo) con 180 grs de azúcar. Mientras, en un bol aparte, cascamos 5 huevos y rompemos apenas el ligue. Cuando la leche está caliente (no tiene que hervir), la volcamos sobre los huevos mientras batimos suavemente. Por último agregamos un chorrito de esencia de vainilla y vertemos sobre un molde previamente acaramelado, cubrimos con papel de aluminio.
Ahora el secreto para que quede con la consistencia ideal (para mí, por supuesto): en la base de una asadera colocamos un poco de papel (cualquiera) y sobre él acomodamos el molde del flan, llevamos al horno y agregamos agua caliente en la asadera (baño maría). Cocinamos en horno mínimo por 1 hora. Es necesario asegurarse que el agua del baño maría nunca hierva, si el horno toma demasiada temperatura, se puede dejar la puerta entreabierta.
Una vez listo, dejamos enfriar a temperatura ambiente y conservamos en heladera.
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