Lo primero que vamos a hacer es poner a hidratar los tomates secos (4 a 6 unidades) en agua caliente. Cuando están bien tiernos los colocamos en la procesadora (o licuadora o mixer) junto con 1 diente de ajo, un puñado de frutas secas (almendras, castañas, nueces, maní…) y un chorrito de aceite de oliva. Una vez que tenemos lista la pasta (va a quedar bien densa) la mezclamos con queso crema o blanco hasta la lograr la consistencia deseada.
Si querés usar este pesto para acompañar pastas, reemplazá el queso crema por un buen queso de rallar y aligeralo con más aceite de oliva.
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