miércoles, 31 de agosto de 2011

Zuchinis rellenos con ricota

Este plato surgió como una idea para resolver dos problemas: muchas sobras en la heladera y poco tiempo. No solo quedó riquísimo, sino que, además, resultó ser una opción liviana para esas noches en que queremos comer algo calentito pero sin sentirnos muy pesados. Para empezar abrí los zuchinis al medio (ya cocidos) y les retiré la pulpa. La mezclé con ricota (las cantidades son a gusto, yo usé para 1 kilo de zuchini unos 300 grs de ricota), 2 claras y 1 cda. de pan rallado. Condimenté con sal, pimienta, orégano y nuez moscada. Cubrí con queso cremoso y llevé por 20 al horno hasta que se doraron. Dije que era un plato liviano porque ambos quesos eran magros, pero pueden usarse quesos enteros y enriquecer el relleno con jamón, atún o pollo.

jueves, 25 de agosto de 2011

Un pedacito de Arabia a pasos de Barcelona

El primer destino en España fue Castelldefels, ubicado 20 km al sur de Barcelona, con unas playas hermosas sobre el Mediterráneo.  La ciudad es muy tranquila, el ambiente muy familiar, pero llena de barcitos y pequeños restaurants donde se puede disfrutar de una caña (cerveza) y unas tapas a cualquier hora del día. La oferta gastronómica es muy variada, aunque se destacan platos típicos como la paella, los pimientos del padrón (son pequeños, verdes y levemente picantes, fritos son una delicia), los chipirones y todo tipo de embutidos. La primer noche comimos un surtido de montaditos que te permite degustar un poco de todo ello,  pero al otro día quisimos variar y nos arriesgamos a probar un restaurant de comida árabe que estaba en la esquina del hotel. Siempre había mucha gente y eso, en mi opinión, ya es un buen indicio; no nos equivocamos. La mayoría de los platos se basaban en carne (de vaca, cerdo o pollo) cocinada y fileteada al estilo “shawarma”, pero presentada de diferentes maneras: envuelta en una masa muy fina (dürüm), dentro de un pan tipo pita (döner kebab) o al plato; todos llevan verduras (lechuga, tomate, zanahoria, repollo) y una salsa deliciosa a base de yogur, además se pueden combinar con ananá y aceitunas. Nosotros pedimos  cuatro diferentes y eran uno más rico que el otro. ¿El precio?, mejor todavía, entre 3,90 y 5,50. Acompañamos con cerveza helada, muy buena, a 1,60 el chopp. Todo en un ambiente decorado acorde.
 

viernes, 19 de agosto de 2011

Pastel de nata de Conchi

Ya en Galicia, más precisamente en “Cangas de Morrazo” (cerca de Vigo), nos alojamos en el departamento de Luis (primo de mi papá) y Conchi (su mujer). Más adelante contaré los detalles de nuestra estadía y sus “sabores”, pero no quiero dejar de pasarles esta receta que me pareció original, fácil y muy rica. Es una especie de tarta de crema, pero sin base, y se hace así: en un bol colocamos 125 grs de queso untable (cualquiera de sabor neutro), 2 potes pequeños (de 125grs) de yogur de vainilla, con los mismos envases medimos 2 potes de crema, 2 potes de azúcar, 2 potes de harina y 8 huevos. Procesamos todo (podemos hacerlo con el mixer manual) y volcamos en un molde enmantecado y enharinado (de 26 o 28 cm). Cocinamos en horno moderado hasta que al introducir un palillo éste salga limpio. La versión original se hace con yogur natural y no lleva ningún saborizante, pero yo recomiendo agregar esencia de vainilla o alguna ralladura para darle un toque distinto.

viernes, 12 de agosto de 2011

Bar "La Robla", una cena olvidable

Hace unos días fui con mi familia a cenar a “La Robla”, esperando seguir, en forma imaginaria, nuestra travesía por España. Lamentablemente nos llevamos una gran desilusión. Ya empezamos mal viendo que el precio del cubierto era de $7 e incluía una panera muy pobre (pan blanco y negro) y un escabeche de porotos, rico, pero porotos al fin.

Las rabas que pedimos de entrada estaban muy bien logradas, pero la porción era escasa para el precio ($37 la ½, y es como para 2 con poco hambre).

Mi mamá y yo compartimos un abadejo grillado, bien, pero nada destacable ($49). El problema fue la tortilla que pidieron mi hermano y mi papá. Si bien cumplió con los ingredientes que prometía la descripción de la carta (chorizo, panceta, jamón, una bomba!), el punto de cocción fue desastroso: primero, el mozo nunca preguntó si la querían bien cocida o babé; segundo, finalmente no llegó en ninguno de los dos puntos, sino CRUDA. 

 Para terminar tuvimos la gran desilusión de la noche, la “natilla catalana”. Yo ya empecé quejándome del nombre, o natilla o crema catalana, decidite. Pero bueno, eso no fue nada comparado con lo desagradable de su textura, estaba ligada con gelatina!!!...parecía uno de esos yogures firmes que están tan de moda, y resultan tan artificiales. El budín de pan zafaba, pero no logró reivindicar el resto de los errores. Conclusión, no lo recomiendo en absoluto.

martes, 9 de agosto de 2011

Atenas parte II: sus restaurants

El primer lugar que conocimos fue un pintoresco restaurant ubicado en las afueras de Atenas, más precisamente frente al Templo de Poseidón; enmarcado en un paisaje único, en la cima de una montaña, rodeado por el mar Egeo. El Templo está en medio de la nada misma, por lo que creímos que al ser el único establecimiento en la zona nos iba a resultar caro, pero nos llevamos una grata sorpresa. Comimos pulpo grillado, una gran ensalada griega (tomate, pepino, olivas negras, cebolla y queso feta), y unos bocaditos de queso de cabra fritos, todo acompañado por pan de sésamo y una jarra de agua helada y gastamos menos de 30 (éramos 4, y comimos  bien).





Antes de seguir, vale la pena aclarar que en la mayoría, sino en todos, los restaurants de Atenas, comas  lo que comas, te traen a la mesa una jarra de agua sin cargo, y hay que aprovecharla porque es de muy buena calidad. A la tardecita fuimos a pasear por los barrio de “Psiri” y “Monasteriki”, donde hay dos o tres cuadras llenas de restaurants donde podés cenar a los pies de la Acrópolis, que cuando cae el sol se ilumina completamente creando un ambiente casi mágico. Tengo que reconocer que no fue fácil elegir un lugar, y menos después de aguantar casi una hora de acoso por parte de los mozos que tratan de convencerte a los gritos de que te quedes a comer allí; pero finalmente nos quedamos en “Diodos”, y no nos equivocamos. Nos avisaron que muchos platos eran para compartir, así que pedimos uno de “Gyros” de cerdo y un mix de mariscos. Los “Gyros” vienen acompañadas por tomates, cebollas, y una crema de queso con pepino rallado, muy rica. El mix de mariscos incluia calamares, pulpo, langostinos, rabas, tomate, pepino, papas con aceite de oliva y otra crema de queso deliciosa. Casi no pudimos terminar los platos, y una vez dispuestos a pagar, llegó de sorpresa el postre como invitación de la casa, una base de sémola muy humedecida con almíbar, una crema pastelera super suave, y una cubierta finísima de merengue italiano espolvoreada con canela (de la mejor), increíble. Acompañamos el “banquete” con un vino blanco típico de la zona, muy frutado, y la infaltable jarra de agua helada, y gastamos 40, con propina incluida.


miércoles, 3 de agosto de 2011

Atenas parte I : los sabores de sus calles

Podría pasar horas escribiendo sobre la cocina griega, no solo porque es una de mis preferidas, sino porque en los casi 5 días que estuve probé de todo y no hubo absolutamente nada que me disguste o me caiga mal, ni siquiera las preparaciones fritas, teniendo en cuenta que hace años que no forman parte de mi dieta cotidiana. Todos los aromas que salen de los restaurants o puestos de comida callejeros son agradables. Comer en Atenas es aún más barato que en Roma, y la calidad de los ingredientes es también superior así como la atención de la gente en general. Para empezar, en el vuelo de Roma a Atenas, que era Low Cost  de AEGEAN (la línea nacional de Grecia),  nos sirvieron una cena completa que constaba de un pancito con queso untable marca “President”, un plato de pastas con tomate, aceitunas y queso de cabra, ¡sí, de cabra!, un postre típico relleno de nueces y bebida a elección (yo elegí vino tinto y me dieron mi botellita individual).  

En el desayuno del hotel nos servían pan casero con manteca y mermelada, budín de naranja (exquisito, hecho con aceite de oliva), jamón, queso, jugo, algo de fruta y uno de los días tuvimos la suerte de encontrarnos con un bol inmenso  lleno de yogurt griego, un verdadero placer. Además de los restaurants (en los cuales ya me voy a detener más adelante), hay muchos puestos ambulantes o pequeños fast food que ofrecen especialidades griegas: sandwichs de queso feta y olivas negras, o una especie de empanada gigante  hecha con una masa riquísima que no sé bien como describir (creo que podría decir que es entre una masa philo y una de struddel) rellenas con queso, panceta, verdura, pollo, etc…Todo en un promedio de 2, y quedás pipón pipón. Por ese mismo precio podés optar por un “gyro”, para nosotros sería el “shawarma”. Si hablamos de bebidas puedo asegurarles que nunca en mi vida ví tanta adicción al café como en Atenas, 8 de cada 10 personas tienen en su mano un vaso lleno de “capuchino freddo” (café, hielo, azúcar y crema), y digo “adicción” porque lo pagan casi igual que un plato de comida (entre 2 y 3, dependiendo del lugar). Para acompañar el café o como un simple tentempié se venden unos panes, con forma de rosca de unos 15 cm de diámetro), de una masa muy suave, levemente dulce, cubiertos (muuuuy cubiertos) con semillas de sésamo, excelentes (0,50). Y para ir terminando con esta primera parte no puedo dejar de mencionar la fruta y verdura fresca: kilo de cerezas (desde 1,49), kilo de tomate (desde 0,50),duraznos o damascos (0,99 el kilo), dátiles (4 el kilo); y podés conseguirlos en algunos puestos de las plazas o en el mercado central, que queda a escasa cuadras de la zona más turística de la ciudad. El queso típico de la gastronomía griega es el queso feta y pude encontrarlo en comercios o supermercados a solo 11 el kilo, sin palabras.