jueves, 26 de mayo de 2011

Róbalo al horno

El pescado es una de las cosas que podría comer a diario y jamás me aburriría. He probado muchísimas variedades y cocinadas de diversas formas, pero hace unos días debuté con el róbalo, y debo decir que fui gratamente sorprendida. Además de ser uno de los pescados blancos más magros, es muy sabroso, tiene pocas espinas  y la consistencia de su carne (levemente más firme que la de otros pescados blancos) admite diferentes tipos de cocción -horno, grilla, parrilla-. Yo tuve la suerte de que Andrés, el dueño de la “Pescadería  Belgrano”, me obsequiara unas pencas de este espécimen y decidí cocinarlas al horno para descubrir este nuevo sabor en toda su plenitud. Sólo las rocié con un hilo de aceite de oliva y condimenté con sal, pimienta y unas gotas de limón. El resultado fue exquisito, y,  si bien soy una fiel amante de los pescados azules (salmón rosado, trucha, palometa, caballa, jurel ) el róbalo pasó a ser una excepción a la regla.


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