Sé que el nombre suena complicado y raro,
pero realmente cuando lean y hagan esta receta van a ver que es súper simple y
no se van a cansar de hacerla.
En Alemania el “streusel” podría equivaler
a lo que acá conocemos como “crumble”, un crocante de harina, azúcar y manteca
que se usa para cubrir diferentes preparaciones. Lo bueno de esta torta es que
tanto la cubierta como la base se hacen a partir de este “granulado”, por lo
que ni siquiera necesitás palote para estirar la masa.
Empecé preparando el relleno, para lo que
mezclé 750 grs de ricota con 3 huevos, 150 grs de azúcar, unas gotas de
vainilla y ralladura de limón. Reservé en la heladera.
Para la masa puse en un bol 375 grs de
harina, 125 grs de azúcar y 175 grs de manteca. Con la punta de los dedos formé
un arenado. Agregué ½ tza denueces picadas. Finalmente hice un hueco en el
centro y agregué un huevo. Si dejar de “arenar” integré el huevo hasta que
quedó un granulado grueso. Volqué la mitad de esa mezcla en una tortera
desmontable (de 28 o 30 cm es lo ideal), y fui aplastando con la mano hasta
forrar toda la base, y formando un borde de 1 dedo de altura aprox. Agregué el
relleno de ricota y para terminar fui espolvoeando el resto del granulado
asegurándome de cubrir toda la torta.
Cociné en horno moderado por unos 40
minutos, hasta que estuvo levemente dorada.
Con el mismo procedimiento podés variar el
relleno, por ejemplo con puré de manzanas o una mezcla de frutas disecadas.
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